Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 18 de diciembre de 2008

No está bien. No es un derecho. y 2) El aborto, para Blanca. Antes.


Antes del aborto, Blanca, una mujer se fue a la cama con un hombre. Antes de quedarse embarazada pasó algo. Tan viejo como el mundo.

¿Podemos evitar el aborto? Sí, y de muchas maneras. Y esta es la parte que quizás será poco ortodoxa, y la siguiente y última.

Hay muchas razones por las que un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales. No digo hacer el amor, que es una cursilada, ni otras cosas, soy una señora y me niego a hablar como un carretero. Tantas razones como personas. Y quien te diga que es por amor, y sólo por ello, te miente.

En cualquier caso ¿qué es amor? Te dije que no sería romántica. Cada uno ama y entiende el amor como él o ella es, ergo, hay tantas versiones de amor como personas y tiempos de esas personas. Somos todos muy distintos y además no somos los mismos a los 20 que a los 40.

Sí, lo que queremos todos es que nos quieran, y para siempre. Así estamos hechos, mujeres y hombres, pero la vida es más rica o más puñetera, ambas cosas. Y nos engañamos también, un montón. Multiplica además que en esto hay dos personas: la progresión es infinita.

Seguramente habrás visto ya que una chica se acuesta con un tipo para no parecer una estrecha. Así es, pero no solo a los 15, a los 35 también. Las revistas juveniles o femeninas nos lo recuerdan: es un estigma no solo ser virgen, sino también no tener a nadie con quien te vas a la cama. Hemos llegado a esa locura.

Es como si fueras de otro mundo y no se puede quedar mal. Hace falta valor para decir que no. Conservar al amigo, al novio incluso, no siempre es fácil, dependiendo del tío y de otras cosas. En ciertos ambientes, además, o tienes novio con el que te acuestas o "amigo con derecho a roce" (o "amigos", así es la vida) o te miran como a una selenita, parece que hay que tener alguien con quien irse a la cama sí o sí.

Se sigue sin entender la amistad hombre y mujer -fundamental para entender también la castidad y hasta la humanidad-, sea por los "progres" que al final ni de coña, o por los "conservadores", porque tampoco se lo creen y andan siempre con que si hay algo más: qué aburrimiento.

No soy un hombre, sólo puedo hablar como mujer, así que te contaré, otras muchas razones por las que una mujer decide que pasará la noche o la tarde con un hombre, y no precisamente en el cine. Vale, es decisión de dos, pero creo que nos entendemos. Porque si tú no quieres el otro ya puede ser Brad Pitt o Sean Connery.

Ignoro las razones de los chicos, creo que son más fáciles. Pero no estoy segura.

"Quiero retenerle y sé que lo retendré así". Tan viejo como el mundo, Blanca. Las mujeres lo sabemos desde que nos ponemos rimmel, si no antes. Dependiendo de tu habilidad de enganchar al chaval, se puede retener unos meses o un poco más. Mala cosa. Pero sucede, a los 15 y a los 30. Aunque el tiro puede salir por la culata y la cazadora escaldada y hecha puré. También pasa.

A veces no es retener, es que piensas que así te querrá o te querrá más. Hay de todo. Buenas intenciones también. Hay gente que se acuesta hasta por pena que te da el otro, créetelo.

"Me siento sola, no le quiero o no sé qué siento, pero me sentiré menos sola si estoy con alguien que me abraza un ratito más o menos largo". Otra razón más vieja que el mundo. Tramposilla, pero opera a los 25 y a los 45. La soledad es dura. Otra razón por la que nos vamos a la cama. Suma si la persona no tiene amigos, si tiene una familia problemática o inexistente.

Es otra razón que te hace caer en los brazos mejores o peores del que pasaba por ahí: tenemos ganas, unas ganas físicas (que ni pa'tras son solo de los tíos) mezcladas con más cosas, y todas pueden estar bien, porque somos humanos. Lo que ocurre es que se confunde uno a veces más de lo que estaba. Te vas a la cama y ves menos claro, porque todo se mezcla. Pasa. Y entra la costumbre (mira más abajo), y más cosas. Y no sabes ya si sí, si no, si qué sé yo. A veces irse a la cama no es el mejor modo de saber si quieres a un tío, sino de enredarse, él o tú. O ambos.

"Le quiero". Razón fundamental. No hay nada de qué hablar aquí, aunque el "le quiero" tenga más de mil interpretaciones. La más humana de las razones, mezclada con algunas de lo anteriores, también humanas, no lo olvides. Blanca, nada es negro ni blanco completamente. Como alguien dijo en un blog cercano, no hay compartimentos estancos, menos en una mujer donde todo está conectado con todo. Es bonito que todo este conectado, que no seamos princesas de cuento, angelitas, que incluso cuando queremos y queremos bien se deslice nuestra imperfección como mujeres. Amamos como somos, recuerda.

Y luego hay más.

Estoy borracha hasta las cejas: así veo yo a las chicas del botellón que entre bebida y lo que no es bebida no recuerdan con quién estuvieron al final. Tampoco te creas que es tan lejano a algunos adultos, no somos mejores que vosotros, que tu generación, ni de broma. Reviste otras formas.

La costumbre. Pues sí, compartir la cama con alguien puede ser también cuestión de costumbre, con la misma persona, quizás, o también asumir como cosa dada que el sábado noche hay que pasarlo con alguien, con quien sea, o unas vacaciones: como el cepillo de dientes en la maleta, tienes que tener un tío que meter en tu cama. No hace falta más que estar en el mundo para ver esto.

La sorpresa, la afinidad o el aburrimiento. Te encanta tanto un tipo que te vas a la cama, pero no por nada premeditado, es que estabas hablando tan a gusto que ni te das cuenta que estamos pasando de h a b. Y que si me miras, te miro, que sí, que no, que no sé qué ha pasado.

No hay que tener miedo jamás a la amistad con un tío, pero sí sentido común y sentido de la lealtad: a quién es él, a quién eres tú y a las circustancias de cada uno. Con ser un poco lista lo podrás hacer, y buena tía, de verdad. Nosotras solemos ver esto 20 km antes que ellos, sigue tu instinto y protégete, protégele: de verdad, no con un condón. No dejes que suceda si no puede y no debe suceder. Depende de él, también, por supuesto, pero el radar lo tenemos puesto nosotras mejor.

Y luego, aunque parezca una chorrada, hay relaciones por aburrimiento. Tal es el caso de los que trabajan en cine, pongo por ejemplo: horas y horas de convivencia, de rodajes pesadísimos, echas tanto de menos a tu chico, joer, la gente del cine es promiscua por simple y llano aburrimiento. Se podían llevar el punto de cruz, pero se acuestan. Son fatales la soledad, estar agotado y la mezcla de tristeza y aburrimiento. Como son letales otros ambientes: 3 meses de Erasmus sola en un país, no conoces a nadie, compartes piso con un tipo genial, oscuridad a las 3 de la tarde. Vamos, es que tampoco es tan extraño. De nuevo: sentido común.

Todos podemos meter la pata o no meterla, actuar a conciencia, en conciencia y porque realmente queremos o por descuido: con 16 y con 36. Y no pasa nada: jamás te asustes, Blanca, no te quedes en el susto, sea cómo sea éste. No te enganches en una metedura de pata si fue tal, sigue adelante. Rectificando e intentando hacer las cosas mejor en su caso, pero jamás hundida. Ni extrañada de tu torpeza: somos torpes todos, todas.

Podríamos seguir hasta el infinito, porque te he hablado de las relaciones "clandestinas": de las "legales", entre hombre y mujer casados, dejo que te hable tu madre que es una señora casada. Me niego a hablar de la vida matrimonial, para eso está tu madre, no los teóricos de la cosa. En cualquier caso ella también sabrá de todo: más, mejor y antes que cualquiera, otra seguridad que debes tener, Blanca.

Pues bien, dado que las mujeres somos fértiles -con suerte, jo, es una suerte, yo lo veo así- unos días de cada mes, te puedes quedar embarazada, si estás en periodo fértil, cada vez que te vas a la cama con tu marido, el tipo que pasaba por allí, un gilipollas o un premio nobel (que puede ser más tonto todavía). Con y del que quieres y con el que convives, y con y del que dices ¿qué narices hace este tío en mi cama? Con y del que deseas que se quede y no puedes vivir sin él, y con el que quieres que desaparezca de tu vida y no sabes cómo. De esto va el aborto también.

Por eso, en cierta manera, debería una mirar con quién narices se va a la cama, aunque sólo fuera por eso. También habría que mirar un poquito no sólo con quién te casas, sino con quien convives, sales o tienes una relación afectiva que no puedes ni calificar a veces, pasa. Es políticamente incorrecto decir esto, pero es así. Porque da la maldita o bendita casualidad de que nuestra "reproducción" - terrible concepto, ni de broma debería usarlo-, más bien la "creación" de vida- está unida al hecho de que dos tipos de distinto sexo se acuestan.

Podríamos ser caracoles, que son hermafroditas, u otra especie que tiene solo 2 celos al año y la hembra no se deja ni aunque la maten salvo en esos 2 periodos. Pero somos personas. Y estamos así hechos. Cada vez que una mujer se acuesta con un hombre y ella está en periodo fértil y él lo es.

Y la sexualidad, lo siento feministas e ingenuos varios, está unida a la posibilidad de dar vida. Toma ya. Como que nos morimos: es la realidad. No es una maldición, Blanca, es lo que es.

Esta es la verdad, quizás no toda, pero una parte. Hay más, sigo luego. Intentaré ser un poco más romántica y menos dura. Pero nunca te mentiré. Intento no mentirme ni a mí misma.

5 comentarios:

david santos dijo...

Quería desearte una feliz navidad y que siendo amigos en el 2009!

Abrazos y no bajes los brazos nunca.

Anónimo dijo...

Ahora sí.
Metida en pleno rally.
Cada curva un desafío.
Te la estás jugando.
Terreno peligroso donde los haya.

Pero el Xara sale con potencia del tramo cronometrado.
Usa la verdad en los neumáticos.
La prudencia en el carburador.
Tal vez el sentido común al mantenerse en el centro de la pista de arena.

Sigues conduciendo con elegancia.

No pares, no pares.

sunsi dijo...

Te leo. Vas desmenuzando, distinguiendo. Los afectos a flor de piel que no sólo son propiedad de ellos, los adolescentes. Y tampoco lo que ni siquiera es afecto. Y esa franja en la que no sabes dónde estás o lo sabes cuando ya estás ...después.

Y cuando llega el amor y el compromiso. Ahí , dentro de ese nido, también puede haber mucha soledad, y sentirte huérfano de afecto... Un aspecto del que se habla poco, que se idealiza demasiado en determinados ambientes. Y todos, todos somos jarrón de cristal, que puede romperse en mil pedazos si lo acercamos demasiado al borde del aparador.

Me gusta mucho cómo estás tratando este tema.

Besos, guapa.

ReyVindiko dijo...

Me gusta que una mujer hable con inteligencia y sensibilidad de un tema tan complejo y delicado. ¡Si sólo fuera el pelo lo que le toman a cada una por ahí con esto del aborto!
Pero a lo que iba, puede que yo sea de los conservadores pero yo tampoco creo en la amistad entre hombre y mujer, porque para que eso funcione hay que tener en cuenta que tienen que creer los dos. Es decir, que mi opinión es absolutamente subjetiva y tremendamente objetiva a la vez: en mi caso no creo en la posibilidad de una amistad entre una mujer y mi persona (fuera de mi esposa, que es algo más que amiga). Todo esto quizá sea por la falta de ese rádar del que dices que disfrutáis vosotras: como yo no veo cuándo la cosa se pone peligrosa o veo peligro en todas partes, prefiero no implicarme. A veces me arrepiento, pero mis habilidades sociales nunca estuvieron demasiado desarrolladas y tengo bien cubierto el lado afectivo con mi esposa, cuatro hijos, familia y unos pocos amigos. Supongo que si estuviese solo a lo mejor empezaba a creer en esa amistad (aunque creo que sería peor)
Bueno, no me enrollo más. Un placer leerte.

Máster en nubes dijo...

Gracias por venir, Reyvindiko, y por opinar.

Julián Marías -ahora superaría los 90 años- decia a principios de los 80 que uno de los grandes logros del siglo XX es precisamente la amistad hombre y mujer. Lo explicaba precioso, creo que era en un libro sobre la mujer, pero se lo he leído también en otros ensayos.

Yo así lo creo pero lógicamente entiendo que por educación y entorno otras personas hayan vivido otras experiencia y tengan visión al respecto.

Un cordial saludo y siempre bienvenido

Aurora