El último sentido. Más que sobrevalorado, desencajado. Si en el oído hay estruendo que arrasa matices y levedades, en lo visual sufrimos una borrachera, y no de Ribera de Duero precisamente. Ni siquiera es de vino, es anissete, Marie Brizard o Licor 43, licores malos con pretensiones.
En general creo que vemos poco. Y borroso la mayoría de las veces.
Dicen que el ser humano se ha hecho para mirar lejos. Acabamos siendo miopes porque no miramos apenas al horizonte, a la lejanía. Puede ser una explicación, no sé.
De tan cerca a veces que tenemos las cosas y las miramos, perdemos su contorno, lo que son. Ocurre con las personas también.
La pornografía creo que tiene algo que ver -curioso, "algo que ver"- con eso. No es sólo que dejas de ver a una mujer, es que dejas de ver el sexo de tan encima que estás y sin estar tú, qué triste. Es eso, pero no es eso.
Alejarse un poco para ver a alguien de verdad, sin miedo del espacio o la distancia. O a que desaparezca.
Verte en los ojos de alguien. Ahí estás. Te ves en él porque el otro te ve, si él no te ve, tú tampoco te ves ahí.
Agudeza visual, tan imposible. Mirada por el microscopio, fascinante siempre. O por el telescopio, da vértigo, sientes hasta frio. Lo muy pequeño o lo muy lejano traído a medida de nuestros ojos, tan limitada. Unas simples gafas o lentillas son una bendición. Pensamos que estamos menos ciegos porque nos manejamos con ellas.

Civilización de la imagen ni de broma. Esto no es civilización. Es culto a la apariencia, que no a la vista.
Hemos estilizado tanto lo que somos y nos rodea, visualmente también, que caemos en lo cursi, en lo afectado. Mujeres y hombres. Nosotras creo que más, aunque sea por causa o coartada de ellos. Lo llamado sexi o erótico es cursi en la mayoría de los casos, viejuno y hasta casposo, aún bajo la pretensión de moderno o descarado. Y el ojo se divierte, claro: tanto azucar le ha hecho perder el sabor real. Chucherías visuales, no alimentan pero engañan el hambre, la distraen y a veces la desganan.
Disfrutar del ojo, con el ojo. Tantas cosas y personas hermosas a la vista, posar la mirada en ellas, tan perfectas todas. No hay ojos que no sean bonitos tampoco.
Mirar a los ojos siempre y desconfiar de quien no lo hace. Te miras, me miro, juego de miradas, nos reímos. Por la mirada ya sabes qué cabe esperar. Y algunas son cuestión de un leve matiz de intensidad, de una prolongación de cinco o seis segundos, no hace falta más.
Esa especie de mar que es una manta de mohair, toda pequeñas olas rizadas. Tu espalda ya curvada se parece a un contrabajo. Día hoy de grises, pardos y verdes. Vendrán otros de azul y sol blanco iluminándolo todo. Conjuro a Pasión Vega que canta sobre lugares con luz. Ay, qué duro invierno éste.
Agradable tarea la de arreglarse cada mañana, mirarse en el espejo, ver si el alma se desliza contenta entre el rimmel y el brillo de labios, o si se esconde.
Vio y creyó. No. Creemos porque no vemos. Lo llamamos fe.
PS: Pongo una foto de la Monroe que se subastó hace un mes o así. Preciosa mujer, bonita foto, habla de una persona.
Nota: Publicado el 3 de enero de 2009. Y claro que vinieron esos días de azul y sol blanco, sólo hacía falta esperarlos.