Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Anticlericalismo y antiojeras 2)



En fin, una a veces cree ver algo donde no lo hay, o hay lo de casi siempre (ver 3, por favor), la vida es así de dura. Sigamos con los tipos de anticlericalismo.

2. Anticlericalismo 2, o sea, de quienes han realizado un proceso intelectual más allá del simple encontronazo vital y/o con (algunos) miembros más que representantes de la iglesia (católica) (sí, los curas no son representantes, son tan miembros de la i. católica como yo, no más, siento dar estas malas noticias), o con alguno de sus mandamientos (6 y 9 habitualmente). Como resultado de dicho proceso intelectual que conlleva cierta elaboración teórica crítica de peso (estoy diciendo crítica de peso, o sea, peso, no epidermis) mantienen una posición contraria de fondo, argumentada, más que contra la iglesia como estructura -les interesa este punto, pero no tanto, son un poco más profundos- contra aspectos concretos no sólo de moral en los terrenos ya conocidos, citados y trillados, sino en otros aspectos morales y hasta no morales (de nuevo lo digo:  me parece que la moral no es lo único en una religión o confesión, hay otra cosa antes que es la visión del hombre, para mí más interesante, pero habrá escuelas).

Estos anticlericales cuando te los encuentras -si tienes suerte, hay que tenerla, constato una vez más- pueden ser apasionantes, hay debate porque hay conocimiento detrás, no un simple rifirrafe. Pueden ser como anticlericales muy activos o no, y aunque como los de 1  muchos son habitualmente "culturalmente católicos" porque han recibido una educación católica y normalmente superan cierta edad (esto ayuda, por cierto, pero no siempre), a veces se insertan o más bien se colocan en un cristianismo crítico, creyente en Dios e incluso en Cristo,  aunque de corte más bien a-católico.

Otras no, otras son agnósticos o ateos, y entonces hay algo también muy interesante casi siempre.

Esta es mi opinión, quizás por la experiencia personal de haber debatido y vivido con personas que tienen algo, mucho, que enseñarme y de quienes puedo aprender para matizar y hacer dudar también mi convicción y mi visión de las cosas, intelectualmente y vitalmente hablando, ambas cosas. Siento decir esto:  claro que podemos aprender de todos, no hay duda, pero si te encuentras con alguien del 3, como es lo que pasa, no llega a haber debate ni nada, no hay peso suficiente del otro lado, y así no avanzo, no sé, me desespero, dicho esto con todos mis respetos y mi cariño personal, que lo tengo.

La repanocha poder hablar con estos del 2 y escucharles: se aprende mucho. Realmente no son anticlericales al uso: son otra cosa.

3. El anticlericalismo más habitual, lo dije en Cotta y lo mantengo. Bueno, no mantengo todo porque dije todo eso de que no iba a perder el tiempo y mira tú cómo estoy.

Este anticlericalismo 3 es el más habitual, el más frecuente, desgraciadamente. Es el de "a río revuelto, ganancia de pescadores". Al final no es un tema de anticlericalismo, es también otra cosa.

Dime lo sea que me opongo, no por nada: soy lector de Público y de El País, habitualmente no crítico (todavía quedan lectores serios del País, vivo de la esperanza, soy cristiana en eso, no quizás en cosas más importantes, ay, al infierno me voy a ir hoy por lo menos), y como Enric Sopena o Maria Antonia Iglesias en 59 segundos te voy a citar sin haber leído ni vivido un par de lugares comunes, a mezclar a Franco -que murió, coño, hace más de 30 años- y luego al PP y luego la iglesia, y la guerra, por Dios, la guerra de Irak, los yankis, todo junto a ver si cuela. Si se tiene tiempo, ver entrada de ayer y comentarios finales , por favor, lo pido de rodillas, se entenderá mejor la desesperación en la que estoy sumida ahora que no son horas de beber sino de desayunar.

Este anticlericalismo 3 no tiene ni media bofetada intelectual: pueden ser encantadores, estoy convencida, para tomarse una copa, pero si citan, es un poner, a la teología de la liberación, cortan y copian (o sea: no tienen ni pajolera idea de lo que hablan, pero como les suena, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo allí que van), y luego también -porque es el estilillo de ciertas casas- intentan desacreditar a quien tienen delante con alguna referencia biográfica por no sé qué extraña razón:  te googelizan a ver si hay algo donde pueden agarrarse ya que no tienen argumentos serios a lo que tú expones, un trabajo algo raro, una empresa con mala reputación, no sé, algo.

El anticlericalismo 3 es el que hoy vivimos y leemos.

Desafortunadamente también con el que debatimos (¿?), quizás porque internet o un blog -como la televisión- no sean el sitio correcto y es difícil que haya un debate real: un par de líneas y un eslogan viajan mucho más rápido y es mucho más fácil que escribir -y leer- que algo largo (que encima quedas peor, mucho peor, fuera de la ortodoxia y las buenas costumbres blogueras y además pelma). Sobre todo más fácil que escribir algo propio y pensado, sin acudir a terceros o citar de oídas, o a san google para la conclusión final y ya apocalíptica (que no es, que yo sepa, una autoridad o fuente de conocimiento el número de veces que cita google, pero en fin, cosas veredes Sancho, por favor, pasen y lean si quieren y tienen tiempo lo de ayer porque no doy crédito).

Por otro lado y personalmente no me gusta la apologética de ningún tipo, cuando defiendo algo en lo que creo lo hago desde la cabeza y el corazón, la respuesta oficial o la que haya que dar, de un lado o del de enfrente, me importa poco: quiero siempre (la) libertad de pensamiento, de verdad.

Es producto este anticlericalismo de los últimos 20 años de adoctrinamiento cultural por la izquierda menos inteligente y más rancia, no por aquella que merece siempre un respeto porque tiene fundamento, no lugares comunes y barnicito chorra. Hablo de izquierda pero no es correcto: hay un anticlericalismo liberal en su origen, interesantísimo ,siempre eso, que tenga argumentos, no la cosita del 1, que me hace gracia a veces, pero que no da pie a un debate un poquito más profundo que es el que me hubiera gustado, qué le vamos a hacer.

PS: En fin señores, mañana sigo con la cosa cultural del catolicismo y de anticlericalismo y, por cierto, con el  clericalismo español que también es algo muy nuestro (aunque honradamente prefiero todavía el nuestro al yanki, ya me explicaré). También con otras matizaciones diversas de todo lo anterior escrito que creo importantes:  cuando has trabajado en comunicación y en televisión sabes bien que la realidad es compleja y exige un poquito de tiempo, cosa que otros no, hala, a resolverlo de un plumazo. Lo sé, dedico demasiado tiempo a todo, a pensar lo primero, mal hecho quizás.

Odio todo tipo de mantras vengan de donde vengan, las frases sabidas y cortas, así me va, por cierto: haciendo y dejando amigos allá donde voy y en partes muy diversas. No aprendo. Hombre por Dios, que soy libre, que algo pienso las cosas y por eso escribo, aunque demasiado y soy un coñazo, lo sé. Sigo necesitando las antiojeras, las orejeras se las dejo a otros, al lado de las suyas las mías, que las tendré, creo yo que son un poco más pequeñas, me parece, pero mañana me dirán...

martes, 22 de septiembre de 2009

Anticlericalismo y antiojeras



A raíz de la entrada el otro día sobre el aborto tuve un rifirrafe del que no estoy nada orgullosa, pero nada-nada-nada por lo que a mí me toca.

En cualquier caso, poco importa. No escribo para quedar ni bien ni mal, tampoco para ningún otro fin, sino porque me gusta, no hay más. Si meto la pata, la saco, a veces no, pero lo intento si puedo. Otras insisto en el fondo, no en la forma, que es donde se pierden a menudo los argumentos, la razón y cosas mucho más importantes como son la amistad o la paz.

Dejando fuera casi todos los enunciados (creo que no son ni siquiera consejos) de Ridao de hoy, que es sabio, y enlazando con una antigua entrada de Cotta, que también lo es, retomo al hilo del rifirrafe en cuestión un tema como el anticlericalismo. Aunque quizás debiera decir el rechazo u odio a la religión o a la iglesia (católica, es por resumir) o a lo que huela de lejos a ello que es otra cosa. O incluso quizás sería mejor hacer simple referencia a las orejeras o servidumbres de tópicos y prejuicios que hoy dificultan en nuestro país el simple debate cuando no la convivencia.

De todo ello voy a intentar pensar primero y escribir después. Aunque no se crea, ese es el orden propuesto en principio, no digo que siempre lo siga. (Casi) todo está puesto para saltárselo, pienso. Pero además el enunciado 7 de Ridao que incumplo de modo constante dificulta mucho todo, así es la vida.

“A mi señor con razón y sin ella” parece ser el lema en el que podemos estar inmersos sin apenas darnos cuenta. Una de las cosas que más agradezco de los blogs es poder leer opiniones distintas, tonos, estilos, temas, con los que no estás de acuerdo o que ni siquiera veías antes, pero que te pueden hacer pensar e incluso, oh cielos, cambiar lo que pensabas, o incluso el enfoque de cómo lo pensabas. A veces el simple enfoque basta: el "marco" (framing), como decimos en comunicación es básico y sólo por el "marco" obtienes una respuesta u otra. Aunque también cabe el cambio de tus preguntas, no sólo de tus respuestas, lo cual es todavía y casi lo más interesante de todo.

Sólo pido y espero un mínimo de inteligencia, y desde luego que un poquito de por favor, quizás ambas cosas es mucho, no lo sé, creo más bien que no, aunque depende también de dónde busques. Aunque a veces sin buscar se encuentra, serendipity o chiripa en castizo.

Venga, rápido, que me enrollo, anticlericalismo, dos puntos. Pues eso, lo que ya dije, hay 3 grandes tipos. Y eso sólo para empezar, voy a seguir en las entradas que hagan falta, sean 2 más o hasta 6, con no leer el que no quiera, basta.

Eso, hay muchos tipos de anticlericalismo y ni siquiera me gusta ponerlo todo bajo el mismo “lema”. Precisamente porque nuestro país ha sido mono-religión y católico hasta anteayer y  porque el español es un señor –no digamos ya una señora, uf- que se cabrea mucho y se pone muy chulito y hasta insoportable porque lo da la tierra, esto del “me opongo por principio”  o "me opongo por principios" que, con permiso y como demostraré no son tales, tiene que ver mucho con lo que estamos viendo y viviendo en este país, también incluso en algunas partes de la blogosfera que es una parte pequeña del mundo aunque más raro.

Recuerdo para los que no leyeron a Cotta en su día (que es a quien hay que leer siempre, porque se le pone a uno una sonrisa en la cara que es algo muy importante con la crisis que está cayendo):

1. Anticlericalismo 1 (joé, macho, parezco Michael Walzer): el que se deriva de una educación religiosa, en nuestro caso católica, que ha ocurrido hasta anteayer (o sea, todos los que hoy tienen más de 35 años) y que por un desacuerdo en materia a menudo de moral sexual, quizás también por la vara de medir en esa materia, muy posiblemente por algunos excesos y defectos personales de los pobres servidores de la iglesia católica (no sólo curas y monjas ¿eh?, hasta los propios, no sé, se me ocurre hasta que estos quepan aquí, los defectos y debilidades de una misma), también de algunas instituciones particulares y muy diversas dentro de la iglesia, así como de otros factores más ligados a lo vital a veces que a la cabeza solo, han resultado en un hombre o en una mujer con un rechazo epidérmico y más pasional que otra cosa a la cosa esa que no podemos definir bien ¿es la iglesia, son los curas solo, la religión en general y la católica en particular, incluso es posible que sea básicamente un par de mandamientos incómodos los que los alejan? Lo iré relatando más adelante, aquí voy a simplificar si puedo.

No quieren ver a un cura habitualemente o al menos quieren verle lejos, salvo excepciones. No van a misa los domingos, pero tampoco hay mucho más según veo, la verdad, aunque posiblemente accedan a que la iglesia católica ratifique algunos momentos vitales como matrimonio, bautizo y primera comunión de los hijos por la influencia de la segunda parte contratante de la segunda parte contratante que diría Marx (Don Groucho) o de la familia que en nuestro país tiene todavía mucho peso, o la costumbre o lo que sea.

Estas personas, por lo menos las que yo conozco y quiero, creen en Dios en su amplia mayoría, en Jesucristo también, y en bastantes cosas de la iglesia (católica, especifico), aún con matizaciones (todo esto en otra entrada). Aunque en algunos aspectos o ellos mismos en general mantengan de vez en cuando un agnosticismo blando, un escepticismo o dudas sobre la “materia” que tratamos, que yo califico al menos de sano, hasta de sanísimo por cierto. Un sano escepticismo, he dicho y lo suscribo.

A mi es que las dudas en general me encantan, como me encantan las preguntas y las respuestas, casi más las primeras. La rotundidad se la dejo siempre a la Belluci que es la experta. ¿Para qué ponerse rotunda existiendo mujeres así? ¿no?. Sobra la rotundidad casi siempre, a ver si tomo nota.

Y aclaro un punto interesante en este área: se puede tener fe y tener dudas, no ser una maquina bulldozer, y entre los creyentes, digamos que hasta practicantes de eso que llamamos fe católica, hay muchos que comparten dudas, miedos, idas, vueltas y venidas, con esos del anticlericalismo 1, que de anticlericales –Dios me acoja- no tienen nada o tienen bastante poco, solo un barnicín pequeñín, un chistecillo de vez en cuando, como un requiebro.

Por dentro, y a veces por fuera también y muchísimo, son estos supuestos anticlericales culturalmente católicos, sensorialmente ya ni te cuento, de comportamiento desde luego y en muchas, muchísimas, cosas. Muchas más de las que ellos creen y también muchas más de las que otros que les ven y juzgan a menudo con poco acierto, en mi opinión. De todo esto más en otras entradas que preparo, me lo estoy pasando bomba pero es el Ribera de Duero, no la materia, bueno, las dos cosas no están nada reñidas (joé, me ha salido hasta teológico esto o sacramental).

Yo por lo menos así lo veo. Quizás porque he vivido en otros países un cierto tiempo y sé lo que es una visión judía o protestante de la vida, qué es un tío calvinista de cabeza y práctica -echate a temblar, Maripili dicho sea con todos mis respetos-, o qué es un tío donde lo que hay es una tabla rasa inmensa en materia religiosa, que no siempre es espiritual, Dios es siempre más grande que todo y todos (a Dios siempre gracias, pues eso)

Y todos estos del anticlericalismo 1 de aquí a la española pues ná de ná, son otra cosa muy nuestra, como el aceite de oliva, son algo que se da en nuestro país, rechace imitaciones de fuera, aunque en Italia hay especímenes ciertamente similares y algunos otros en Latinoamérica, pero no me quiero enrollar más. Tienen algo estupendo habitualmente estos anticlericales 1, además aunque a veces no: simple y llano sentido común.

PS: por eso del vino, de la falta de sueño o yo qué se el título debiera ser "anticlericalismo o orejeras", que las antiojeras son otra cosa que yo debiera usar hoy y todos los días, de la ceca a la meca, 3 viajes en apenas 5 días y lo que te rondaré morena. Lo voy a dejar así porque queda hasta gracios o raro: al aire siempre y expuestas nuestras debilidades y equivocaciones gramaticales, ortográficas y malos entendidos  varios, hasta los serios. Pero que sepaís los que leáis que era orejeras, como las de los burros. Las que podemos llevar todos a veces todos, yo la primera.

lunes, 8 de junio de 2009

Días ingleses /Cabreo español



Hemos tenido un par de días ingleses en Madrid, de esos de cielo encapotado, feísimo, temperatura en torno a los quince grados, amenaza y realidad de lluvia.

Es como el verano inglés, que sólo ves el sol de pascuas a ramos. Y tú con tus sandalias que te hielas o, peor, te mojas.

Los ingleses tienen muchas cosas buenas, pero el tiempo no es una de ellas. Claro está que los ingleses ahora ya no son los ingleses, son otra cosa.

Eso nos ocurre un poco a todos, los españoles ya no somos los españoles. Y no va por el tema de la inmigración, o de la mezcla, aunque también sea por dicha causa.

Pongamos la flema británica como tema. Qué envidia. O su sentido del humor, veo a los Monty Pyton y me muero de risa.

Vive mi madre cerca del Estadio Bernabeu, se te olvida la flema y te acuerdas de sus padres si juega un equipo inglés. Claro está que te sigues acordando de los padres de otros si el equipo es escocés, que también se las traen.

Días ingleses, me encantaría que se me pegara algo de flema "antigua", y no entrar a trapo. Y algo del sentido del humor, por Dios. Y pasar.

¿Será la furia española? ¿O más bien esa figura tan española como es el cabreo, que no el enfado? Pues sí, yo creo que no pocas cosas más españolas que el cabreo. El español es un señor que se puede cabrear mucho. Y la española no digamos.

Hablaba el otro día de anticlericalismo Jesús Cotta y caí en la cuenta al pensar sobre el tema de que tenía que ver con el cabreo español, algo muy nuestro. Por eso se oyen aquí las cosas que se oyen, o se vivió lo que se vivió. Y todavía. Unido a una falta de sentido del humor, porque nuestro sentido del humor no sirve para aplacar o modular cabreos, sirve para otra cosa.

El anticlericalismo español es una figura de cabreo, o se reviste fundamentalmente de cabreo, también de otras cosas, por supuesto, lo intentaré explicar. Cabreo contra los curas, contra la iglesia en su caso, contra Dios, contra la religión y más.

Escribiré sobre el tema cuando no esté cabreada.

Es que soy española, y me cabreo hasta en el blog y en directo. Y está fatal, lo sé porque se pierde energía y gracia, y tengo pocas de las dos. Luego se pasa en cinco minutos, pero en el momento es mejor apartarse. Ay.Con la música se pasa porque como todo el mundo sabe la música amansa a las fieras. Venga, Drexler, con eso de que la vida es más compleja de lo que parece, ejem, a ver si ... Nada, no digo nada.