Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Culpas y culpables 1)


Las cosas que mejor salen a veces son las que ni se piensan. A raíz de las viudas me dijo Pepa que escribiera sobre la culpa. No veo la relación, bueno sí que la veo, pero sobre todo entro como un Mihura si me citan. Quizás ser de una familia de Valladolid ayude a escribir sobre la culpa. O que en casa de tus abuelos hubiera muebles estilo remordimiento español.

Vaya por delante que creo que la culpa no es mala, es buena. En determinadas dosis es hasta excelente. El mundo andaría mejor si reconociéramos nuestras culpas. Hoy ya todo es tan light que la gente ni siquiera tiene culpa: sin grasas, sin colesterol, sin gluten , sin ... culpa. Es la nueva moda. Pero de ahí a la culpa con que nos movemos ciertas generaciones y, en concreto, algunas mujeres, hay un abismo.

Culpa: sensación de haber hecho algo mal. Vale si se hizo. Es la culpa necesaria e importante. Hay que reconocer que hacemos cosas que están mal o muy mal a veces. Dolerse por ello y pedir perdón, reparar el daño si se puede, y si uno es católico, confesarse. Y ya está. A empezar de nuevo con propósito de la enmienda pero sin hurgar en la herida, sin obsesionarse. Algunas obsesiones a posteriori sobre el mal que se pudo hacer tienen que ver más con ser orgulloso o un pelmazo que con otra cosa.

Pero es que hay algunos que pueden tener sensación de culpa por más cosas: todo lo "bueno" que les toca. O asumir también culpas "colectivas" en las que nada tuviste que ver. Puede ser agotador. Algunos pueden aprovecharse de esto. Variados.

Por ejemplo, en el caso de la culpa colectiva, como en la tesis de Nancy creo recordar, no había que mencionar más que al yankee opresor -aunque la tía de Wisconsin o donde fuera no tuviera nada que ver- para que una americana se fuera a la cama por una puñetera sensación de culpa colectiva. Alucinante pero cierto. He conocido a gente así.

Cierto terrorismo se aprovecha y escarba en el hecho de que los occidentales, europeos pero fundamentalmente yankees, oprimimos al tercer mundo o lo hemos hecho en el pasado. Han pasado muchos años, sus países son independientes y sus gobernantes corruptos, no creo que mejores que los nuestros, pero Occidente sigue siendo culpable de todo. Y algunos occidentales vamos así, con culpa, otros como si el mundo fuera Disneylandia y estuviera a nuestra disposición, los demás a modo de atracción de feria y nosotros paseándonos con pantalones cortos, también es cierto.

Vayamos más al caso extraño de culpa: culpa porque te hayan caído cosas buenas, un poquito más enrevesado que la culpa colectiva aunque algo tiene que ver.

Culpa por haber tenido una familia que le podía haber tocado a otro. Cuestión de geografía. Casualidad donde uno nace. Pero sabes que gran parte de tu vida va a ir marcada por ese hecho: dónde naciste, cuándo, de quiénes. Por nacer en Madrid en 1961 de una pareja de universitarios de clase media se estará escolarizada, se irá a universidad, y se tendrán muchas más oportunidades que 5.000 millones de seres humanos situándose -sin hacer realmente nada o muy poco- además entre el 20% de los 1.000 millones que viven mejor. Sólo por nacer un día, de unos padres, en un país determinado.

Con eso algunas personas viven mal. Siguen preguntándose "¿Por qué yo?" Da reparo, da vergüenza, sensación de culpa. Se piensa como si hubiera que devolver algo o merecer algo de lo que se recibe que uno ve como bueno, porque tiene los ojos abiertos y ve el mundo y la que lleva cayendo desde su fundación.

Culpa que inmoviliza a veces porque no se quiere desear nada, no vaya a ser que te toque. Sabes que a menudo con desearlo basta. Hombre, alguna cosita te lo curras, pero te resulta fácil o más fácil que para otros. Miedo al éxito se llama también. Miedo a pedir nada más a la vida por culpa. Bastante te ha dado ya. Compartes, das a manos llenas, pero no es generosidad, es otra cosa: culpa. Y desear, sólo el deseo de algo o de alguien te produce una terrible vergüenza, sabes que más no es justo, no lo es. A vueltas con la justicia. Muchas personas son conscientes de que el mundo es injusto y se sienten mal porque les haya tocado lo bueno.

Es culpa al final por no aceptar todo como lo que es: dones, regalos. Y decir simplemente gracias, no se puede decir ni hacer realmente nada más de valor, o lo que vayamos a hacer no significa nada.

Todo es don, todo es regalo, todo es Gracia y gracias. Pues eso, con un "gracias" nuestro bastaba, o no bastaba, daba igual, pero es lo único que realmente se puede hacer. Y compartir es de cajón, pero no como para devolver, no bajo esa idea detrás. Porque no puedes devolver en esta vida nada ni compensar nada, ni hacer que la balanza vaya más para el otro lado.

Y es que la culpa te hace funcionar a veces como puñetero contable -debe y haber- al que jamás le puede cuadrar nada. Algunos aprovechan esto para sacarte hasta las hijuelas, algunos de todo tipo y condición. Ese afán contable como no se detecte puede hacer polvo a muchas personas.

Otras veces se actúa como idiota intérprete de la parábola de los talento: pensamos que son talentos a veces los que no lo son, y los que lo son ni nos damos cuenta. O peor, tenemos una mentalidad protestante del carajo, del buen administrador, cuidadín que no me pille con el talento enterrado, llegamos a pensar en Dios realmente como un Señor que cuenta sus moneditas. O nos lleva las cuentas a nosotros. Qué pena, Dios mío. Qué tontos somos.

La culpa te impide ver lo recibido como regalado por alguien que te supera, y te quiere, y no pasa nada, nunca vas a poder devolverle el regalo con nada que hagas. Tampoco conviene hacer cábalas o machacarse con el por qué último, no el cercano de las injusticias. Quita tiempo para disfrutar, compartir y hacer algo de provecho real por los demás.

Con toda sinceridad, la culpa es peligrosa sacada del contexto "hice mal, me arrepiento, me confieso y ya". En el ámbito religioso católico, que es el que quizás algo conozco, hay todavía mucha culpa mal entendida, pienso. Y se puede utilizar para manipular, no para querer a gente libre. Hay quizás poca teología del don y demasiado énfasis en el merecer, hacer, corresponder. Supongo que habrá escrito sobre esto mucho.

Por eso, ¿qué mejor que matar la culpa con "El Mesias" de Haendel?

"For unto us a child is born, unto us a child is given, wonderful, marvelous...".

Todo niño es un don, éste más.

Toda redención, la Redención, está hecha, nosotros no vamos a añadir nada.

Es un regalo, es todo don, inmerecido, impresionante, sin medida. Y hay que verlo y recibirlo, nada más. Si es amar lo único importante, parte de eso es aceptar lo que nos quieren sin hacer preguntas. Por eso la culpa, ese tipo de culpas, sobran. Otras no.

Culpa, culpa de mujeres. Seguiré luego. Vienen a cenar mis sobrinos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

muy complejo
¿ante quién sentir culpa? ¿ante quién responder? ¿sentir culpa de injusticias por las que navegamos pero que no hemos creado? ¿culpables de todo?

Anónimo dijo...

Sólo me siento culpable de no haberla besado el día que debí.
De no haber nadado el río que no crucé.
De no planear la montaña a la que nunca subí.

De las demás culpas, nunca me enteré.
No sé si por despistado o por inconsciente.
Tal vez por "lunero".

Máster en nubes dijo...

Jo, Driver, esas culpas están bie.
Y sí, Toi, es un exceso de responsabilidad y también asumo que parte de la sensación de culpa es por exceso de orgullo. Ambas cosas. Por eso tu post sobre el juego es tan bueno para enfocar muchas cosas. Si vas de salvador de la patria, o de lo que sea, mal.

sunsi dijo...

Máster, guapa, deja que esta vez, la primera vez, te arrope yo. Siempre eres tú la que lo haces conmigo. Primer punto para echar balones o culpas fuera... te arroparon y devuelves-no sé si eres consciente- con la misma moneda.

Hablas de culpa y , efectivamente, tiene toda una carga ideológica o llámala como quieras. Nadie elige la familia, el entorno en el que nace. Nadie tiene "la culpa" de eso.Distinto es que sientas que lo tuyo -lo mío también- es un privilegio. Nadie dice lo contrario. Pero es que eso es gratis... como la lotería. Te tocó a ti. No sabes por qué. Ni falta que hace. De la forma más sencilla, como además tuviste una familia que te enseñó a ser generosa... repartes. Quizá tú no te das cuenta. Nos percatamos mucho más que tú los demás.

Podríamos haber nacido en el tercer mundo...o en el primero con muchas menos posibilidades de acceso a la cultura... Pero no ha sido así. Pues a dar gracias y ya está.

La culpa para quien cierra el puño, conscientemente, para que no se reparta nada de lo que hemos mamado o absorbido.

Lo demás... gracias... es lo mínimo y lo máximo. Nosotros no nos hemos programado. Venimos de serie desde que el Creador pensó que un día existiríamos y pensó en un lugar y en un tiempo para ésta nuestra existencia.

Veo doble... Qué día más largo.
Sólo decirte que , por lo menos a mí, me ha tocado la lotería contigo. ¿Te sirve?. Puedo alargarme hasta mañana. Mejor lo dejo y mañana sigo.

Interesante tu post... y complejo. Dice mucho de quien lo escribe.

Besos a la jefa del Bolao

Anónimo dijo...

Uhmmm, creo que por mi identificación con el cristianismo tengo poco sentido de la culpa, o mejor dicho del escrúpulo y de la comida de tarro.
Quizá es que soy demasiado laxo y pienso que "tengo la conciencia limpia". O quizá me importa un carajo eso de tener la "conciencia limpia". En el Apocalipsis se dice que los santos blanquean sus vestiduras en la sangre del Cordero... Me parece que me apunto a esta idea, el que limpia las conciencias es Dios.
Admito que paso bastante del pasado (de rumiar el pasado) y paso completamente del futuro. A lo mejor este plan de vivir tranquilamente el presente hace que no pre-ocupe por nada (puede que me esté pasando de listo, que me equivoque con este planteamiento).

O quizá lo que pasa es que eludo los problemas, evito los conflictos y me centro solo en lo que puedo hacer bien, en disfrutar, echar una mano, estar con la gente, beber vino y reír un rato.

Máster en nubes dijo...

oye, que estoy estupendamente, que escribo sobre la culpa porque me lo han pedido, pero que es una sensación por ahí y luego se pasa, eh?

Que no vivo como si fuera un dolor permanente, está ahí unas veces + presente y otras menos. Es como una debilidad que tengo, y a veces tirar por ahí funciona. Es como mi perra que sabe por dónde cogerme.

Y si canto, no existe. Y si bailo, menos. Y en otros momentos, tampoco.

Pero sí que insisto en que la mentalidad contable que tan bien ha echado por tierra mi querido José María que es un hombre tranquilo. Otro.

Máster en nubes dijo...

Insisto, quería decir, en que la mentalidad contable es frecuente muchas veces y peligrosa en el ámbito religioso, a mi limitado entender.

Anónimo dijo...

... yo tengo una amiga llamada Blanca que vive en Africa desde hará ya más de diez años... doce... quince?... no recuerdo bien.

Ella me enseñó a no ser culpable. Su alegría al volver en vacaciones y disfrutar de lo que nos ha sido dado me enseñó la gratitud, la humildad de saber recibir... cada vez que se ponía las botas con la estupenda comida navarra.

Ella disfrutaba lo indecible con todas esas cosas, a pesar de su conocimiento del otro lado del mundo, y nos decía... disfrutarlas con humildad y alegría... que si nos han sido dadas... es para ello.

En fin... que lo que nos es dado... ha sido para ser recibido con alegría... y para compartirlo.


FUERA CULPAS...

... culpas, las justas.

sunsi dijo...

Hala, Máster. Yo dando el peñazo y tu menos culpable que una pascuas... Me he vuelto a poner intensaaaa.

Besos