Este es la entrada que más tiempo me ha llevado pensar. Y mira tú por donde, Blanca, que la entrada de hoy en el blog de tu madre, Sunsi, me ha dado el espaldarazo.
Va por ti, guapetona, si tu madre, leído esto (que va en 3 partes), decide que lo leas.
Si no, no pasa nada, entiendo que es tu madre quien tiene la responsabilidad de tu educación y lo que yo puedo decirte aquí sobre el aborto es posible que no le parezca oportuno.
Empiezo esta entrada como la tenía pensada antes de hoy, de ver la llamada de tu madre en su blog.
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No quería hacer daño, ni siquiera el más leve, porque quiero a muchas personas, y muy especialmente a algunas que son muy amigas. Quiero a algunas personas más que a otras, no soy neutral, soy humana.
Lo último que quieres es poder provocar el más mínimo dolor a nadie, abrir o hurgar en heridas, mucho menos dar lecciones.
La vida hace que quieras a mucha gente que además te quiere un montón, también a aquella que abortó. Y a la que quizás tú no ayudastes con la palabra oportuna, con la insistencia adecuada, o de otro modo. No supe hacerlo.
Queda en mi conciencia, lo sé. No supe, no pude, no sé qué pasó.
Si escribo esto ahora es porque la verdad, la que da calor y no sólo luz, es siempre importante.
Hay que buscar siempre la verdad, con paz, pero con decisión.
La verdad nos hará libres, a todos. A mí también. La verdad siempre, Blanca, aunque nos acarree la soledad o el aislamiento social, la incomprensión, las mentiras de otros, la sospecha o el juicio despectivo, el esfuerzo de empezar de nuevo y a veces desde cero, o, simple y llanamente la vergüenza y el dolor al reconocer que pudimos equivocamos en su día, que hicimos mal, el arrepentimiento. Así lo creo y así intento practicarlo.
La verdad puede tener facetas, por supuesto, caras diversas, pero hay algunas caras que son más completas que otras, pienso.
Parte de esa verdad que da calor y acoge -sin acoger, la verdad no es nada, sin amor nada somos- es que hay que defender siempre al más débil, al que no tiene protección, que en este caso es el concebido y no nacido. Así lo veo.
Hablo pues del aborto, del aborto provocado.
Vaya por delante que yo no soy madre ni he estado embarazada en mi vida. Es posible que esta circustancia me invalide para opinar, creo que no, pero por si acaso lo digo por sinceridad: no he pasado por la experiencia de un embarazo, ni deseado ni no deseado.
Y también lo digo: me hubiera gustado. Sin tristeza, sin dolor, con mucha paz, sin remordimientos, sin nostalgia e incluso con sentido del humor y alegría: me hubiera gustado. Aunque no tengo idealizada la maternidad, ni mucho menos el hecho de estar embarazada: conozco madres que lo son sin haberlo estado, y al revés. Por "ser madre" (quedarse embarazada e incluso parir) no se "es madre" (pregunta a tu madre qué es ser madre, mejor aún: mírala). Enciende la televisión y mira las barbaridades que una madre puede hacer o consentir.
Creo que cuanto menos idealicemos todo, mejor. Perdona Blanca este post y el siguiente donde habrá de todo menos romanticismo.
Creo que abortar está mal.
Sé que está mal.
Sé que no es bueno, no es humano acabar con la vida del que todavía no ha nacido pero está ya en el vientre de su madre, que no hay razones suficientes, de peso, para ello.
No hay razón nunca para matar a nadie, tampoco al que todavía no ha pasado por el canal del parto pero está ya.
No es bueno para el ya engendrado, porque la vida es un don -y me da igual que sea divino o natural, paso del tema de Dios aquí- sobre el que no debemos decidir los humanos cuando ya está aquí.
No es nuestra decisión.
Y no es mi cuerpo, ni de coña.
Ese es un lema feminista más falso que Judas.
Para empezar sobre mi propio cuerpo tampoco decido mucho ¿le digo que no se ponga enfermo acaso y me escucha?
Pero es que, además, no es mi cuerpo: es un cuerpo dentro del mío. Alucinante. Un alien. Un hijo también, así lo llamamos, hijo. Pero sobre todo, OTRO ser humano.
Por muy terrible que pensemos pueda ser esa vida, supuestamente desgraciada ¿quién somos nosotros para decidir que un síndrome de down no merece vivir, que no será feliz?.
¿Qué sabe nadie de qué es calidad de vida? ¿acaso nosotros, primer mundo, somos mejores, más felices y aportamos más al mundo que un mendigo hindú concebido por un padre borracho en una madre?
No seré yo quien decida ni quien apoye dar muerte a quien ya está.
Pero sé también que el aborto no es bueno tampoco para la madre, consienta más o menos, con más o menos información, sobre el aborto.
Lo sé. Lo he visto. Es otra seguridad, más allá de que el no nacido pero concebido no es una "almeja", sino un ser humano.
El aborto es algo que queda ahí en la vida de la mujer que abortó, para siempre, sobre lo cual se informa poco, muy poco.
Muchas mujeres son víctimas del aborto también ellas, creo que a fin de cuentas casi todas, lo vean ellas o no lo vean.
Leí en el blog de Jose A (amarillo limón, a tu derecha) que cada vez que hay una pena de muerte el mundo entero retrocede. No puedo estar más de acuerdo.
Cada vez que se produce un aborto provocado todos damos tres o cuatro pasos atrás. Me impresionó cómo le explicaba Jose A y lo entendí también en clave del aborto, aunque el no se refería al aborto sino a la pena de muerte: tanto da. Es una pena de muerte sin tribunal el aborto. Sin testigos ni defensores, nadie, Blanca.
No está bien. Y jamás es un derecho, aunque lo pretendan. Y las leyes podrán decir Misa, pero da igual. No es un derecho disponer sobre la vida ajena, nunca.
Un aborto, Blanca, es eso que has visto y que deberíamos ver todos en esos vídeos que corren por ahí: la muerte violenta de un ser vivo que da la casualidad que es una persona no nacida pero concebida.
Y lo hacen como lo ves, Blanca.
Succión, sal, cortando en pedacitos. No lo olvides jamás. Abre los ojos.
No es una mera extirpación de un conjunto de células.
Y no es tampoco una cosa facilita aunque te duerman.
Te lo dicen las propias mujeres que abortaron, por mucho que algunas vayan a una manifestación para aplaudir al barco abortista. Qué pena.
Pero tampoco olvides lo que, con permiso de tu madre, te voy a contar en la segunda y tercra parte de esta entrada. Quizás es la primera, o quizás no, la segunda parte de todo esto: cada vez que una mujer se acuesta con un hombre. Es el antes y el antes del antes.
Para la entrada de hoy no encontré música, no hay música para algo tan terrible e inhumano como el aborto. Me parecería una frivolidad.
6 comentarios:
Bien.
Veamos.
Mantienes el ritmo de la carrera.
No te pasas en las rectas y nunca te duermes en las curvas.
Llevas el coche bien agarradito al asfalto.
Usas el cambio de marchas lo justo.
No abusas del freno.
Puedes explotar la frase sin que caigan escombros.
No armas polvaredas cuando llegas al camino de tierra.
Y encima tienes el coche impecable tras pisar el barro.
...
Escribes y piensas con elegancia.
Conduces divino, Aurora.
Driver... aprendiz???.
Perdonen ustedes pero ese estatus me lo dejan a mí... y les estoy agradecida a todos.
;))
¿Habéis observado alguna vez la mirada de los recién nacidos?
Son impresionantes...
...mis compañeras dicen que es porque aún no les han salido las pestañas... yo no... yo me digo que es otra cosa, que es el misterio, la verdad, EL ORIGEN.
Ahí está TODO.
Así que pienso que cada vez que permitmos que una mirada de esas no llegue a ver la luz... la humanidad pierde un TODO. Y se queda así, tan perdida.
Y otra cosa...
¿Habéis tenido el privilegio de ver cómo luchan los niños prematuros?...
Tienen una fortaleza inmensa en su querer vivir. Son los seres humanos que más me emocionan. Tan chiquitos... y dándonos una lección de fortaleza tan infinita. Menuda cómo patalean ya con la vida... aunque parezca que no se muevan ahí están... a pleno pulmón echándole el pulso a su existencia.
Bueno... que son mi debilidad...
... así que esto del aborto, me produce inmensa tristeza, y culpa, porque todos somos parte de esa barbarie.
Pues está dicho ¿no?
Donde patrón no manda marinero.
Donde razón y sabiduría, los becarios, callamos.
Sin palabras ante la verdad.
Sin argumentos ante la verdad.
Sin armas ante la verdad.
Desarmados. Entregados. Cautivos.
Gracias, Máster. Por TODO.
Dios te dio ese don. El de volar alto, con perspectiva, sin batir las alas con exceso de ruido para que se puedan escuchar todos los matices de la verdad.
Un beso
Impresionante la experiencia de Ana...
Estoy de acuerdo con vosotros , es una tremenda barbarie , que nos deshumaniza ...
Master, gracias por tu valentia
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