Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
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lunes, 8 de agosto de 2011

Limón (Los sabores del verano, 2)

Amargo limón, pero luego no tan amargo. Abrir un limón y chuparlo, da grima y a la vez atrae.

Zumo de limón en la ensalada en vez de vinagre.

Zumo de limón siempre para que no se oxiden tan rápido las manzanas cortadas.

Granizado de limón: mucho hielo picado y antes poco azucar con el zumo, mejor azucar moreno y un chorrito de alcohol, un suspiro de nada. Del granizado al sorbete hay un paso.

El sabor del limón en el gin tonic en el porche de alguien.

Helado de limón, leche ideal batida hasta que se triplique el volumen, luego se añade zumo de limón y azucar, y la ralladura, que no falte.

La ralladura de un limón tiene el sabor más pausado del limón, sin ese amargor del zumo.

Cáscaras de limón hervidas en la leche para la crema pastelera. Siempre con cuidado, si cae una gota de líquido se corta la leche y no se hace.






jueves, 28 de julio de 2011

Sal raspando (Los sabores del verano, 1)

Sal gorda en el tomate recién cortado, en la carne a la piedra, en las sardinas. Da gusto notar esa sal áspera que rasca paladar y hasta garganta.

Ahora se ha puesto de moda la sal, diferentes sales. El otro día en "El rincón del labrador", donde tan bien se come -tomate para empezar, lo cultivan allí mismo, en la Santa Espina, y se nota-, nos pusieron una sal de Gales por si queríamos probarla.

Me gusta explorar sabores diferentes, novedades. La de Maldon en lascas o escamas está bien, pero sigo prefiriendo la sal gorda tradicional española en granos.

Los granos se mastican casi, tardan más en fundirse. Lo bueno es notarlos. Sabe mejor todo, y si ya el aceite también raspa un poco, lo notas al bajar por la garganta entre afrutado y amargo, el placer es doble.

El sabor de la sal, de la buena sal, es el primero del verano. Y es un sabor humano, civilizado. Solo las personas salamos.