
Fuimos el sábado pasado al Museo del Prado
Josianne y yo. La hora de la comida es un buen momento para hacerlo. Lo pasamos bien. Siempre vuelves a descubrir aspectos nuevos de cuadros que has mirado cien veces. Se disfruta más en compañía también, me parece. Otros ojos a tu lado ven detalles que tú pierdes. La condesa de Chinchón era la mujer de Godoy, no tenía ni idea. Qué manos las de la Virgen de la Adoración de los pastores tan regordetas, tan de mujer de pueblo. Y ese niño fajado y expuesto en vertical con esa carita tan rica, redonda y serena. Otra vez la
magnanimidad en la mirada y el gesto del vencedor en la Rendición de Breda. Luego el plata y rojo que se repiten en los vestidos de la infanta y la reina en Velázquez.
Llegamos a los bufones de Velázquez y me preguntó Josianne qué eran. Fui explicándole lo que sabía, poco. Tocó el niño de Vallecas y me paré más tiempo ante esa mirada y la del propio pintor en ella.
Cuántos recuerdos. Qué huella tan ligera sobre la tierra dejan. Ni el más mínimo daño hacen de cómo pasan, tan leves. Y
qué silencio tan duro cuando se nos mueren. Se fueron esos ruiditos suyos constantes, ni palabras eran. Luisa, 1968-2001, en la paz de Dios descansa, en la que estuvo desde que nació, pero ya "oficialmente" desde aquella madrugada de Jueves Santo, día del amor fraterno. No fue una coincidencia.
N. me envió hace unas semanas un poema que me emocionó como el niño de Vallecas. Los pintores, los poetas, los músicos, en fin, tanta gente, saben decir lo que otros sentimos muy dentro. Espero que no le moleste al autor y que me perdone en su caso.
BELINHA (1958-2005)
Para mi hermana Ana
Un oscuro designio de Quien es
el propio Amor y toda la Justicia
te denegó la luz de la razón.
Algún día veremos que era bueno,
que fue un resorte decisivo para
la Gloria del Señor del Universo.
Hasta entonces guardemos estas cosas
en nuestro corazón -arca de Fe-.
Pero ya algún atisbo me anticipa
la claridad final: esa carencia
tenía un reverso misterioso de
privilegio: que nunca hicieras mal
y tu paso dejara en esta vida
la misma estela pura que los ángeles.
Más: tu debilidad nos hizo ser
a cuantos estuvimos cerca de ella
mejores que nosotros. Y hoy que ya
vives la luz del rostro del Eterno
a todos tus hermanos nos mejoras
un poco más con tu oración perfecta.
Acaso a ti, de todos la más pobre,
a la que todo lo necesitaba,
a la que en tanto tiempo llegó apenas
a balbucir «las vacas» y unos cuantos
nombres propios cercanos (eso sí:
uniendo con un raro instinto los
matrimonios), precisamente a ti,
nosotros, tus hermanos, los llamados
normales, los que siempre te mirábamos
con lástima, por una de esas bromas
de la Divina Providencia, acaso
cuando llegue la hora verdadera
te debamos la Bienaventuranza.
Miguel D’Ors
PS: Volvimos andando un rato desde el museo a casa. Josianne al paso suyo, o sea, el famoso paso brasileño, cadencia en el suelo mojado del Paseo de Recoletos. No sé cómo lo hace... ¿las entrenan?. Yo, al mío, trote de legionario, más bien cochinero. Acabamos cogiendo el metro, difícil acompasamiento.