Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
Mostrando entradas con la etiqueta Tacto en verano. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tacto en verano. Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de agosto de 2011

Tierra seca y mojada (Tacto en verano, 2)

Hay que sembrar más, da igual que sea verano, por probar no perdemos nada.

"Abre la tierra", me dijo Gonzalo, "si no, la semilla se queda en la superficie, y se la acaban comiendo los pájaros."

Primero tengo que mojar la tierra algo, seca no se abre. Riego un poco con cuidado para que no se encharque.

¿Qué herramienta para abrir este terreno, que es tan malo? Pruebo con varias. Al final escojo una especie de tenedor, casi tridente, pequeño, de mano, muy manejable. No sé si es el útil adecuado. Me tiro en el suelo y voy haciendo pequeños agujeros. Acaba como un colador el terreno y yo con tierra en las uñas de los pies y de las manos, restos de hierba y barro.

Me gusta el tacto de la tierra. Luego una se lava y santas pascuas.

Siembro a ojo de buen cubero, es la primera vez que lo hago. Luego echo encima un poco de tierra abonada según los cánones.

Carlos me ha enseñado a que el estiércol de algunos animales es lo mejor para las plantas. Él lo deja en un rincón durante meses, tapado, que fermente, y se haga en la oscuridad, bien mezclado con hojas y algunas ramitas. Luego lo vamos utilizando donde hace falta.

Así que lo que un pobre animal expulsa, a menudo aliviado, sirve luego para que un jardín crezca, para que este suelo, de tan poca calidad, alimente mejor a las plantas y acabe dando membrillos en noviembre, lirios en abril, adelfas en verano. Y hasta este cesped que he vuelto a sembrar porque tenía calvas y trozos amarillentos y secos.

Excrementos de seres vivos anónimos se pudren, sin luz y apartados, en un hueco en el suelo del jardín. Allí van a parar con otros restos de frutas o verduras cuando nos acordamos y los echamos.

Da gusto tocar la tierra en verano, seca y mojada. Estoy contenta de exponerme y mancharme y trabajar aunque el resultado sea pobre o tarde.

miércoles, 27 de julio de 2011

Piel (Tacto en verano,1)

Pieles arrugadas de tanto estar en el agua. "Niño, que salgas ya, que te estás quedando morado".

La piel de los ancianos, cada vez más fina, descolgada, más delicada, pecas y manchas que avanzan.

En el verano somos más conscientes de que el tiempo pasa. Niños que de un año a otro crecieron, padres que de repente se hicieron viejos. Nosotros mismos, el tacto cambia.

Nivea hidratando que intenta luchar contra el efecto de la cal que deja la piel como un rinoceronte o un elefante.

La textura más propia del verano, la original, es la de la piel humana, frontera que separa y une, diferencia e iguala.