Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 6 de junio de 2017

Pájaros en el tejado

Cada mañana y cada tarde me doy una vuelta por esa medio dehesa y medio descampado -tiene de ambas cosas- que rodea a la urbanización.

Voy con la cámara habitualmente, por eso de los pájaros, aunque últimamente las mariposas, las lagartijas y los conejos me interesan bastante.

El día que me olvido de la cámara es el día que veo algo especialmente bonito e interesante. Y está bien que sea así, que solo la memoria pueda recordarme lo que vi. E incluso que llegue a olvidarlo, me olvido de todo, los pájaros no iban a ser menos.

Al principio pensé que solo los gorriones -que no desprecio para nada- eran los habituales de los tejados con alguna urraca chillona y los mirlos de marzo. Ahora ya veo pájaros diferentes en los tejados.

Empecé con los colirrojos, seguí con los verdecillos -muy fáciles de descubrir porque cantan todo el rato-  y ya veo hasta alguna que otra collalba e incluso pardillos. El otro día un herrerillo llegó a echar a una urraca de una antena, me quedé impresionada de su valor e insistencia. No cejó hasta que se fue a un árbol cercano donde se posó, pero él la persiguió muy enfadado.

Digo que no desprecio a los gorriones porque supuestamente al haber tantos no parecen ser pájaros interesantes. Pero a mí me encantan. No porque haya muchos hay que despreciarlos. Y aunque sé que es una bobada es como si sintiera que si no los fotografío les hago de menos frente al interés que puedo poner en fotografiar a otros pájaros.

Estoy mal de la cabeza. Pienso que los pájaros saben que les fotografío y no quiero menospreciarlos.