Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
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domingo, 15 de abril de 2012

Lluvia amorosa

Es uno de los términos que explica María Ángeles Sastre en el cultural "La sombra del ciprés" del Norte de Castilla este sábado. La leo como también escucho a Sagrario Fernández Prieto en Esradio. La primera con "Uso y normas del castellano" y la segunda con sus "Palabras al aire" enseñan cómo hablar y escribir mejor, los errores que cometemos, qué opciones -que hay muchas- para expresar algo en un buen castellano. Para una laista, entre otros muchos defectos gramaticales que tengo, es bueno escucharlas.

Duración e intensidad de la lluvia son dos de los factores para tanto término y expresión como utilizamos. La lluvia amorosa, que yo no conocía, es un chirimiri o sirimiri, constante y suave, como un calabobos, que también la llaman. Frente al chaparrón, a ese caen chuzos de punta, al está jarreando, it's raining dogs and cats, que dicen los británicos, la lluvia amorosa, también mojina en otros lares, humedece el campo. Deja tiempo para que penetre el agua, no como esas lluvias torrenciales que tanto se dan en algunos lugares de España.

Ayer nos cayó un breve granizo con furia. Salía con la perra e intentamos cobijarnos bajo una encina muy grande. Corrimos luego, nos calamos hasta los huesos. Eran además pequeñas agujas, cuchillitos de agua que se clavaban. Llegamos a casa y tuve que cambiarme y secarme el pelo. Cuando fui a la cocina lucía ya el sol. Luego llovió otro rato. Todo muy de abril. Y así estuvimos la tarde. Eché esa siesta que no lo es metida en la cama leyendo. Me quedé escuchando las ráfagas de aire y la lluvia golpeando mientras yo estaba en casa, a salvo. Entró Gonzalo en el cuarto.

-¿Qué haces?
-Oyendo la lluvia y pensando.
-¿Y en qué piensas?
-En tu amparo.
-Tú también me amparas...
-Vale.

Domingo de misericordia hoy, el siguiente domingo tras la pascua. Y abril hace lo que tiene que hacer. Que caiga más agua.

miércoles, 11 de abril de 2012

Leyendo a salto de mata

La melancolía tiene que ver con el clima. En nublado y con frío cuesta un poco más ser alegre. Pienso en Doctor en Alaska donde es posible vivir bajo cero y tener guasa. En todo caso hago un hueco para leer entre memoria corporativa, cocina, orden, desorden y viajes. Leer, como cocinar, me cambia el ánimo.

El mejor escribano hace un borrón. Nunca pensé que algo de Zweig podía no gustarme, pues ya lo he encontrado. En el libro de cuentos "Sueños olvidados" de Alba hay uno que me ha parecido no malo, horroroso. Lo escribió con 19 años. Anima leerlo, la verdad. Caes en la cuenta de que se mejora a base de práctica, de muchos años, de acertar y equivocarse. Hasta los más grandes han metido la pata. En cambio el mismo volumen contiene "Mendel el de los libros" que ya leí hace un par de años en Acantilado y me encantó. Más recientemente he leído "Ardiente secreto", una novelita corta que publicó también El acantilado, una maravilla. Es el texto para la próxima sesión del club de lectura del que espero formar parte en Ávila.

Hago otro hueco entre contrato de arras y follones varios. Tengo muchas ganas de hincarle el diente a Jimenez Lozano y "Las gallinas del licenciado" viajaban conmigo sin que pudiera abrir una página con los Cuentos de Unamuno que Páginas de Espuma ha sacado recientemente.

Me pongo a leer a Jimenez Lozano y acabo descuidando los temas laborales, me engancho. Creo que lo acabaré esta noche, es entretenidísimo y tan bien escrito que da envidia. Me acuerdo de Retablo de Vida Antigua a quien le gustaría tanto, quizás ya lo conoce, de amigos y conocidos, Raquel, entre otros, con eso de las gallinas griegas disfrutaría un montón.

Más. Viajes. Llovió y nevó, el campo ha mejorado. Me animo con el verde del campo y viendo que en Ávila hay iniciativas tan interesantes como CuentaCuarenta, ya llegué tarde, pero lo importante es que siempre hay personas que tienen ganas de hacer cosas, que se mueven, que son interesantes.

martes, 10 de abril de 2012

Libreros con encanto (Los últimos románticos)

Intento hacerme a la nueva ciudad. Visito un par de librerías, la de Senen en la plaza y otra en en el Paseo de San Roque a la que he vuelto varias veces. Gemma trabaja en el museo provincial, canta en un conjunto de rock y es librera por las tardes. Por la mañana es su hermana Belén quien está en "Letras", una librería activa donde las haya: talleres para niños, clubs de lectura, lecturas en voz alta y muchas, muchísimas ganas.

Utilizo el término "libreros" que incluye a las libreras, ellas, sin necesidad de tener que decir "os" y "as" a cada paso, así me lo enseñaron.

Rafa y Mercedes del Rincón Escrito en Urueña encabezarían esa lista de libreros con encanto, una guía posible y deseable. Quizás  sean los libreros los últimos románticos.

Hago una lista rápida de las que conozco y frecuento en Madrid y Valladolid y otras más puntuales en ciudades que visito. ¿Y si me pusiera a escribir sobre ellas?

Se llevaron la biblioteca de nuestros padres y la casa quedó huérfana y desnuda, con huecos por todas partes. La guía debería tener una subsección de libreros de segunda mano. Jesús Ortiz de Mil Razones va dejando en su facebook notas sobre liberías visitadas interesantes. Hay bitácoras dedicadas solo a librerías de niños, las hay fantásticas.

Otra alegría más de la Pascua y en general de la vida son todas esas librerías y libreros con encanto, Definitivamente, ya sin dudas, son los últimos románticos.

domingo, 8 de abril de 2012

Alegría

En Ávila donde, como dicen, hay dos estaciones, el invierno y la estación de tren, hoy ha salido ese sol tan propio del domingo de Resurrección.

Mudanzas y cambios a los que adaptarse, cajas pendientes de abrir y colocar, desorden, dificultades y preocupaciones, asuntos que no acaban de cerrarse.
En misa el párroco de San Pedro Bautista predica sobre la alegría. "Hay pocas cofradías de la Resurrección, de la Pasión hay muchas. Debe de ser que los seres humanos conocemos bien el dolor, nos sentimos más identificados, y, en cambio, la resurrección nos queda más lejana."

La depresión es una enfermedad dura, incomprendida y a menudo mal enfocada, ni siquiera a veces se diagnostica o se trata. La desesperanza quizás sea otra. Se habla mucho de la depresión, menos de la desesperanza, es como si tuviéramos que vivir desesperanzados.

Pienso que hay falsos alegres como hay tristes falsos. Es decir, alegres que lo parecen y no lo son, y tristes aparentes, que por debajo son alegres. Son alegres callados, alegres discretos o menos vitales, "tranquilos alegres" podríamos llamarlos.Y luego hay penas mal cicatrizadas, acumuladas, que no se superan, personas despedazadas por un dolor que les partió de parte a parte.
A veces la pereza se mezcla con agotamiento: tristeza al canto. El dar vueltas, demasiado, hacia dentro o hacia fuera, acaba también produciendo desánimo. La excesiva soledad o el excesivo acompañamiento, el no poder refugiarse en la soledad de vez en cuando, o el tenerla a ésta por única compañera, el ruido interno o externo constante, dan tristeza. Y pueden ser melancolías esporádicas, pasan.
También existen personas con "alma rusa", que decía mi padre.

Debajo de lo transitorio, como es el estado de ánimo, que cambia, está el carácter. Aunque también éste cambia.

Una madre pidió una vez un solo don para la hija que esperaba, la alegría. Era lo que más le importaba.

Quizás la alegría se alimente de silencio y esperanza a partes iguales.