Hace tiempo que creo que ser, lo que se dice “ser”, somos más bien poco, y que, por mucho que te empeñes, no se añade nada al ser, muy limitado y prácticamente inamovible en lo que cada uno es. Así que, por esa razón, me parece q
ue el estar conscientemente con uno mismo primero, y el estar acompañando a alguien cuando sufre o, también, está alegre, es a lo más que se puede aspirar en esta tierra. También lo máximo que se puede pedir a otra persona a veces, y ni siquiera siempre.
Por eso el “te acompaño en el sentimiento”, que se dice a menudo a alguien cuando un ser querido se le muere, es tan bonito si es verdadero. No hace falta sentir la pena como propia, me parece imposible además. Las tristezas son intransferibles, personales, aunque varias personas puedan tener tristezas motivadas por la misma causa, pero se sienten de modo diferente, cada pena es de uno y suena con registros diversos. No se puede explicarlas a menudo ni un “te doy esta parte de pena”, o un "dame, que yo te la llevo", qué más quisiéramos. Lo más es sentir juntos tristezas, las de cada uno, o acompañar en ellas, que ya es muchísimo si la compañía es buena.

Por eso el “te acompaño en el sentimiento”, que se dice a menudo a alguien cuando un ser querido se le muere, es tan bonito si es verdadero. No hace falta sentir la pena como propia, me parece imposible además. Las tristezas son intransferibles, personales, aunque varias personas puedan tener tristezas motivadas por la misma causa, pero se sienten de modo diferente, cada pena es de uno y suena con registros diversos. No se puede explicarlas a menudo ni un “te doy esta parte de pena”, o un "dame, que yo te la llevo", qué más quisiéramos. Lo más es sentir juntos tristezas, las de cada uno, o acompañar en ellas, que ya es muchísimo si la compañía es buena.
Ojalá que tengamos siempre una compañía buena en las tristezas y en las alegrías, que hay también muchas y variadas, y piden también su acompañamiento. En soledad no se pasa bien la vida por muchas cosas buenas que te vengan.
“El tiempo todo lo cura”. Me parece que no es del todo cierto. Las heridas grandes permanecen, pero, como hay que vivir, se sigue hacia delante como se sabe y se puede. Te cosen de parte a parte, la cicatriz se forma por fuera, pero la tajada que te metieron no se borra ya. Y el hueco queda a veces por dentro, que es lo que cuenta. “La mancha de una mora se quita con otra”. Pues tampoco lo creo, aunque se diga y se practique, en todo habrá escuelas, naturalmente.
Me parece que cada abandono pide su propio duelo. Sólo los animales no se duelen, no necesitan de ese tiempo de tristeza, del espacio de movimiento lento para ir reconociendo el hueco primero, el negro y su sombra, todo bien de frente, aunque tengas miedo y no lo quieras. Creo que para vivir cualquier duelo hace falta querer vivir consciente y no anestesiado ni escondido en la velocidad, el ruido o la actividad frenética. Claro está que se puede pasar la vida francamente bien con niveles muy distintos de consciencia, todo es muy respetable y se comprende.
“Te acompaño en el sentimiento”. Sé que no se lleva todo esto de las últimas 2 entradas y ésta- Puede sonar antiguo, de otra época, depresivo o triste. Pero no lo es, de verdad que no. Podría ser más fácil pasar corriendo y de puntillas por ausencias propias o ajenas, no mencionarlas siquiera, como si el no hablar de ellas, o que no nos las cuenten, las hiciera inexistentes. Pero yo quiero vivir conscientemente con la muerte mía o la de otros, con el luto y el duelo, reconociendo el hueco oscuro de ausencias diferentes, en vela acompañando a quien no está y a quién se queda. Y también, por supuesto, pedir sin atisbo de vergüenza que me acompañen en el sentimiento, en las alegrías siempre, muchas más hasta el momento, pero también en las penas. Y cuando esto se pide o se explica espero que no suene a drama, sino como el "Fly with me" de Michael Buble o Frank Sinatra, porque todo lo que tiene peso es a la vez ligero, leve.