Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 30 de agosto de 2009

El pastor



Empujé la puerta del patio y me detuve en seco.

"Carlos no está" les dije a los niños.

Carmen y Javier se quedaron un poco sorprendidos. Me coloque de tal manera en la puerta que los niños notaron algo extraño. Seguí hablando como si tal cosa a ver si no se daban cuentan.

"Hala, vamos a ver qué hacen la abuela y Josianne".

Carmen estaba mosca. "¿Cómo sabes que no está?"

Carlos es el pastor de Boecillo. De los últimos que quedan en un pueblo que ya poco tiene de tal. Cuando se jubiló le quedaban dos salidas, o el bar o seguir teniendo unas pocas cabras y ovejas para pasar el tiempo. Optó por lo segundo, no le gustaba beber ni estar todo el día de cháchara inútil.

Cada verano volvemos a verle. Antes tenía los animales en los terrenos donde luego construyeron los chalets.

Todavía recuerdo esa Semana Santa cuando murió mi hermana, el fin de algo y el principio de otra vida, nunca más la era sería para nosotros ni para las cabras y ovejas de Carlos. Los pinos que mandaron plantar mi padre y mi madre los arrancaban las máquinas la tarde del jueves santo. Salió disparado alguien a decir que pararan, ya habíamos tenido suficiente movimiento de tierras ese día. Reanudaron las obras al día siguiente pero esas horas tuvimos paz.

En el patio de Carlos, en su casa, cercado por nuevas edificaciones, casas todas modernas, quedan todavía restos de lo que fue el pueblo. Cachivaches y herramientas de campo todos ordenados, patio siempre bien barrido, conejos en jaulas, alguna perdiz también, y esta vez el cadaver colgado de dos ovejas. "Quitarlas" dice Carlos cuando va a matarlas.

Quise evitar a los niños la visión sangrienta de los animales ya desollados, mantener la imagen del pastor como hombre de bien y de sus ovejas como animales de Walt Disney.

PS: De hace algún verano ya, ahora no les podría haber engañado.
Y la canción de hace muchísimos más, pero muchos, muchos más. Era genial la combinación de Sabina, Krahe -mundial- y Alberto Pérez en la Mandrágora.

17 comentarios:

María dijo...

Recuerdo a los pastores que venían -parece que hace siglos, quizás haga 20 años -a mi pueblo con las ovejas... Son figuras que han desaparecido de estos paisajes, ya casi casi urbanos.

Buen domingo!

sarracena infiel dijo...

La juventud es una enfermedad que curan los años, así qe Krahe, Sabina y compañía en La Mandrágora, si echamos la vista atrás, queda en la Prehistoria hy no sólo por los años transcurridos.

En mi caso, tengo dos recuerdos muy nítidos; el primero, de infancia, en la finca de mi familia, Pilar (respetadísima y temida factótum de la casa, excelente cocinera) nos llevaba al "regato" que entonces pasaba cerca, en la alameda, a tirar los gatinos que, previamente escaldados, le había quitado a la gata "Maragata", que tenía la fastidiosa costumbre de reproducirse tan pronto la naturaleza lo permitía.

El segundo, ya casi adolescente, de visita en Santianes de Tuña, asistimos a la mantanza del "gochu", en vivo y en directo. Recuedo no sólo los quejidos del animal, también el tajo y, más tarde, el despiece y el comienzo de la factura de morcillas y chorizos, el compango, las provisiones para los largos inviernos.

Eso sí, no nos dejaban ver la televisión ni por asomo y no digamos películas violentas, agresivas o de poca calidad "moral".

O sea, el pleistoceno.

José Julio Perlado dijo...

Muchas gracias, Aurora, por tu comentario a MI SIGLO.
Sabes que me tienes a tu disposición para animarte o ayudarte en lo que pueda.
¡Enhorabuena por ser máster en nubes, algo que ahora no estudia nadie y que es tema infinito)
Gracias también por incluir Mi Siglo en tu blog.
Saludos cordiales.
José Julio

María dijo...

Aurora! Que me acabo de ver enlazada en tu blog... Muchas gracias!

Máster en nubes dijo...

Rocío, de nada, aunque difiero ligeramente en lo del tacón de ayer ;-) (quien anda, anda bien con tacón y sin él ;-) y como no tengas gracias con él no se arregla nada, dicen por ahí).

Pastores desde luego quedan todavía, aquí -en la sierra de la Pedriza- dejan a las vacas sueltas (y ayer corrió una por toda la urbanización ;-), pero las ovejas en Boecillo las saca todavía un pastor (cerca de ciento algo son). Jesús Garzón llega todos los años a Madrid, que es Cañada Real, y pasa por la Puerta de Alcalá con ovejas y pastores, para verlo...

Pepa o Sarracena, me has puesto 4 comentarios, te he borrado 3, oye,qué burros en Asturias, con perdón, ¿tú ibas a ver cómo mataban a los gatitos? Qué horror, por Dios, a los perros y gatos domésticos se les castra o esteriliza y santas pascuas. En cualquier caso me han encantado tus recuerdos, pero por si acaso me quedo un poco lejos, por si me sueltas un mandoble, claro, criada en esos métodos ...

Profesor, Julio, es un placer tenerte y cuento contigo, te escribo para poderme bajar a tus clases y aprender, que falta me hace, en octubre.

José Miguel Ridao dijo...

A mí me da muchísima pena eso que dices de "un pueblo que ya poco tiene de tal". Esa desaparición del mundo rural, esa destrucción en unos pocos decenios de lo que ha permanecido durante milenios... No puede ser bueno, creo que se ha traspasado algún límite. Por eso me dio que pensar el comentario de la autopista en el blog de Cotta. Además, si al menos hubiera sido en favor de la especie humana... Pero me temo que no, sobre todo la especulación urbanística.

Un abrazo.

Máster en nubes dijo...

Y a mí, José Miguel, por eso me he venido a vivir a un pueblo-pueblo-pueblo, mejor dicho, casi al campo.

Estoy de acuerdo con lo que dices, pero también creo que hay una aversión al "desarrollo" del cual luego mucha gente se beneficia, habitualmente la que menos recursos tiene.

Y lo que dije ayer: yo vivo en una casa calentita pese a todo, personalmente pagaría impuestos para que NO hiciesen más carreteras, pero también creo que entiendo que determinados niveles de protección medioambiental nos facilitan las cosas a los que tenemos acceso a "lugares recónditos" (y luego nos volvemos a nuestras casas)... y no la facilitan nada a quienes viven próximos a ellos o en ellos ... que no pueden ni moverse y están condenados a abandonarlos.

No sé, es complicado todo.

Aquí los ganaderos que yo escucho están un poco hartos del tema Parque Natural. A la vez escuchas y lees a Jesús Dorda, naturalista que vive en la zona y tipo de fiar, y te horrorizas del nivel del personal y del salvajismo a veces de unos y otros.

Para empezar yo con que no tirasen papeles y botellas al suelo, en mitad del campo, me daría con un canto en los dientes.

José Miguel Ridao dijo...

Coincido plenamente contigo, pero creo que es más el daño que se hace que el beneficio que unos pocos consiguen. Me refiero sobre todo a agresiones urbanísticas. En cuanto a los que han vivido toda la vida del medio natural, aprovechando sus recursos, no puedes tener más razón: es precisamente gracias a ellos que se ha conservado el medio, pues han logrado a través de generaciones un equilibrio sabio hombre-naturaleza. Ellos tienen derecho a seguir como están, sin chorradas como las normativas de Parques Naturales. La sierra de Aracena es un ejemplo claro. Ojalá no se la cargue el "progreso".

Abrazos.

María dijo...

Sí, Aurora, me acordé de tí, de tus entradas al respecto, cuando lo estaba escribiendo...

Pero, no sé... una mujer que sabe andar sobre un tacón, tiene algo (que no acierto a definir) que no tiene caminando sin él... Lo llamaremos "el poder del tacón". ;-)

Besos!

María dijo...

Aurora, en el comentario a mi post de hoy te referías a un libro de Sampedro, ¿no?

Máster en nubes dijo...

Desde luego, pero si no hay actividad que produzca algo y dé de comer a la gente, no hay manera, totalmente de acuerdo. Y precisamente por el despoblamiento del campo... hay hoy más incendios en muchos casos, en fin, daría para otra entrada esto y Dorda lo haría mejor.

En todo esto José Miguel hay cosas fascinantes, por ejemplo, la curiosidad de que los parques de tiro del ejército han promovido más la conservación que otras cosas (eso era Cabañeros o parte y otros) o, también, la curiosa coincidencia de que en el origen de muchos parques está un tipo, señor del lugar, noble por más señas, (Marques de Villaviciosa, caso de Picos de Europa) que no quería ni pa Dios que nadie cazara allí, creo recordar.

Al final detrás de la conservación no siempre ha estado la "izquierda" -por resumir la cuestión malamente- ni tampoco el pueblo o los del lugar obligatoriamente -aunque los usos comunales si que han promovido cosas muy buenas- sino, curiosamente, un tipo rico y estudiado que sabía el valor de la naturaleza. Allá donde hay industrialización más fuerte (los british) es donde hay más conservacionistas a veces porque saben lo que se han perdido. O, en otro caso, en EEUU donde la cosa viene de lejos y tiene raices románticas, liberales y hasta individualistas (Thoreau, etc.), o al menos mezcladito todo.

joé, macho, qué he comido hoy que no me callo ni con agua caliente ;-)

Máster en nubes dijo...

sí, Sampedro es Rocío, el mismo.

sarracena infiel dijo...

Lo siento Aurora, no se que hice con el chisme, que de repente me repito ad nauseam.

Y sí, la cocinera de mi bisabuela, era tremenda: era una mujer alta, de facciones recias y temperamento adusto. Era hija de mineros, de la cuenca del Nalón, entró en casa de mis tatarabuelos, de joven, antes de la guerra; se quedó en la casa hasta que se rompió una cadera, allá por 1.978 o 1.979. Pese a lo que pueda parecer, era incondicional de mi bisabuela: su mano derecha y juntas vivieron toda una vida. Respetada por todos los de casa y temida por los ajenos.

En cuanto a la gata Maragata, no era doméstica, exactamente, más bien, una gata asilvestrada, acomodada en la finca y que se alimentaba, básicamente, de aguarones (ratas de agua enormes....)

Así que ya ves: entre la ascendencia gabacha, la recia castellana (mamá) y la influencia de Pilar ¿podría ser tierna o dulce de alguna forma?

sarracena infiel dijo...

Lo siento Aurora, no se que hice con el chisme, que de repente me repito ad nauseam.

Y sí, la cocinera de mi bisabuela, era tremenda: era una mujer alta, de facciones recias y temperamento adusto. Era hija de mineros, de la cuenca del Nalón, entró en casa de mis tatarabuelos, de joven, antes de la guerra; se quedó en la casa hasta que se rompió una cadera, allá por 1.978 o 1.979. Pese a lo que pueda parecer, era incondicional de mi bisabuela: su mano derecha y juntas vivieron toda una vida. Respetada por todos los de casa y temida por los ajenos.

En cuanto a la gata Maragata, no era doméstica, exactamente, más bien, una gata asilvestrada, acomodada en la finca y que se alimentaba, básicamente, de aguarones (ratas de agua enormes....)

Así que ya ves: entre la ascendencia gabacha, la recia castellana (mamá) y la influencia de Pilar ¿podría ser tierna o dulce de alguna forma?

No se si lo he enviado, pues este chisme se queda tonto; repito la jugada, si doblo, por favor, discúlpame y borra.

Con Dios.

sarracena infiel dijo...

Lo siento Aurora, no se que hice con el chisme, que de repente me repito ad nauseam.

Y sí, la cocinera de mi bisabuela, era tremenda: era una mujer alta, de facciones recias y temperamento adusto. Era hija de mineros, de la cuenca del Nalón, entró en casa de mis tatarabuelos, de joven, antes de la guerra; se quedó en la casa hasta que se rompió una cadera, allá por 1.978 o 1.979. Pese a lo que pueda parecer, era incondicional de mi bisabuela: su mano derecha y juntas vivieron toda una vida. Respetada por todos los de casa y temida por los ajenos.

En cuanto a la gata Maragata, no era doméstica, exactamente, más bien, una gata asilvestrada, acomodada en la finca y que se alimentaba, básicamente, de aguarones (ratas de agua enormes....)

Así que ya ves: entre la ascendencia gabacha, la recia castellana (mamá) y la influencia de Pilar ¿podría ser tierna o dulce de alguna forma?

No se si lo he enviado, pues este chisme se queda tonto; repito la jugada, si doblo, por favor, discúlpame y borra.

Con Dios.

Sinestesia Gastronómica dijo...

Es verdad que los pueblos poco a poco van perdiendo esa esencia que marcan sus tradiciones y costumbres; es una pena, pero si no hay nadie que continúe con ellas en unos años pasarán a la historia. Este viernes estuve en Béjar y cautiva la paz que allí se respira, es genial. Fuí a la inauguración de la exposición de PAblo -saludos de Marisa y PAblo "me pregutaron por ti". Si no hubiera trabajado Mario el sábado me hubiera estado hasta hoy allí, jejeje. A ver si nos ponemos de acuerdo y organizamos un finde rural por algún pueblecito. Besines y espero verte pronto.

sunsi dijo...

Sólo he estado en una matanza, Aurora. Pero sí veraneé en un pueblecito muchos años. La casa de mi abuela, donde pasó ella y mi padre la guerra.

Me gustaba el pueblo. Ya no tiene nada que ver. Y la casa de mi abuela se vendió. Cuando me dieron la noticia sentí que vendían algo de mi niñez: el patio lleno de plantas medicinales, el rosal que siempre estropeábamos con la pelota, las salidas en bici. También había un pastor. No recuerdo el nombre. Lástima que los pueblos ya no sea tan pueblos...

Hacía días que no pasaba por tu casa. La has remodelado. Te ha quedado minimalista, pintada en blanco... muy limpia. Renovarse o morir, ¿verdad?

Un beso fuerte, fuerte