Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 3 de julio de 2011

Thoreau y el olor a hierbabuena

Cayó una tormenta breve e intensa. Llovió sobre lo ya había regado.

Por la mañana temprano vuelvo a darle a la manguera y descubro un olor nuevo. Es una pequeña mata de hierbabuena que nace tras las piedras y que yo creía desaparecida. Carlos limpió de hiedra parte del jardín y ahora se ve también un laurel tímido y verde.

Empiezo “Escribir” de Thoreau. Contiene pequeños fragmentos de su diario, pensamientos como la hierbabuena de un aroma delicado.

3 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Eso sí que es un gran descubrimiento, un pequeño milagro

Olga Bernad dijo...

Siempre nos quedarán los pequeños descubrimientos, su repentino olor a hierbabuena. Esa invasiva esperanza...

Máster en nubes dijo...

Sí,a ver si tira, Miguel, que luego con el tomate (o el cocido en invierno), la hierbabuena es muy buena, ya lo dice el nombre...

Desde luego, Olga, esperanza siempre. Un abrazo.