Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

viernes, 10 de octubre de 2008

A la liberación por la Visa 2) El tamaño del pedrusco


Dice Modestino (blog Cajón de Sastre) en su entrada de hoy que la crisis puede servir para frenar cierto consumismo.

Es cierto, estoy de acuerdo, la afluencia ha traído cosas buenas para todos: para unos, más; y para otros muchos más, menos. La crisis quizás pueda servir para poner un poco de simple y llano sentido común. Y sencillez. Los españoles todos antes éramos más sencillos, no eramos nuevos ricos ¿qué nos ha pasado? Ahora somos más cursis y a la vez horteras, hemos perdido elegancia y señorío en mi opinión.

Me escribe mi sobrina desde Jersey que es un sitio donde hay gente de mucha pasta. Mi sobrina alucina porque tiene una conocida que va a casarse y uno de los temas de conversación (topic) -o uno de los principales- es lo que podríamos llamar como "el tamaño del pedrusco".Es decir ¿qué calidad, peso, apariencia y demás tendrá el anillo de compromiso? Por lo visto el tema da para mucho.

Gracias a la increíble acción de De Boers y todas las campañas publicitarias y de relaciones públicas de quien gestiona el comercio de diamantes hoy estos triunfan a todos los niveles sociales y de parné gracias a que, precisamente, no hay boda anglo si no hay previamente un pedazo de pedrusco de por medio que deja al novio temblando: debe regalar el máximo a su nivel y en esto no cabe zafarse, las anglos calculan perfectamente el esfuerzo del susodicho, las entrenan a algunas muy bien para ello. El pedrusco es para lo que llaman los anglos el engagement. Algo así como la pedida para nosotros, que es cuando los yankees se consideran "comprometidos" (engaged) y fijan fecha de boda.

Aquí la simbología pre nupcial y nupcial es más amplia que el anillo pero las bodas en España, por cierto, son todavía más a lo grande que las yankees o british que en muchos casos son bastante más sencillas. Ya le he dicho a mi sobrina que lo habitual allí -aunque hay excepciones, especialmente si eres dama de honor, Dios te libre porque irás como te digan- es ir como de domingo pero mejor, pero no como para recibir el Oscar, que es como vamos ahora aquí a muchas bodas.

El momento boda en España se ha convertido en muchos casos en un increíble ejercicio de pretenciosidad. Para empezar, se invita a más gente de la que se podría invitar si uno atiende a lo que ganan los novios o sus padres, muchas más desde luego que a la que los novios les apetece y conocen. Para seguir, los caterings, hoteles y otros establecimientos de restauración tienen unos cubiertos cuyo precio son un asalto a mano armada. Estoy convencida que si no se dijera que era una boda sino una reunión de antiguos alumnos a lo grande no cobrarían tanto. Para acabar, la parafernalia que rodea el evento haría palidecer a la dirección de escena del Centro Dramático Nacional: luces, sonido, cámaras, acción, flores, la biblia en verso.

Yo, con todos mis respetos, tengo la sensación de que todo este show acaba siendo cuestión más de las mujeres que de los hombres, que suelen quedarse en un prudente segundo plano en lo que respecta a organización o siguen con cierta filosofía o resignación a la novia en lo que ella decida, aunque habrá excepciones, claro.

Ya no vale con el cocktail y la cena, ahora tienes un resopón post boda, zapatillas para bailar a las 4, chocolatada a las 6, conjunto específico, disc jockey, estrella invitada, no sé, podría contar muchas anécdotas al respecto. Hay agencias de bodas, hay gente endeudada hasta las cejas y hay otra, yo alucino, que no se casa porque dice que no puede pagar la boda. Va a tener razón mi padre que decía que él era partidario del rapto "consentido" y que luego un cura los casara en Miraflores, en plan Shakespeare o novelita de amor de las de antes.

Poca gente tiene el sentido común hoy de hacer algo normal, simpático, sencillo, pequeño o más grande pero a medida de lo que uno y sus circustancias son, sin que por ello vayan a ser tachados de roñas. Comparas cómo se casaron nuestros padres, nuestros abuelos y cómo se casan hoy las nuevas generaciones y la diferencia es impresionante. Pero no es un tema de simple y evidente progreso económico, yo creo que hay algo más, somos más pretenciosos todos.

Yo asistí hace unas semanas a un "love party" -lo llamaron así- como celebración de la boda civil de una compañera de trabajo y me lo pasé fenomenal: casa rural grandota, todo el mundo vestido de campo, niños por doquier y por supuesto bienvenidos, la gente se bañó en la piscina, comimos paella, bebimos lo normal (o sea mucho), hubo payasos que eran parientes de los contrayentes o amigos, pero todo en plan "así somos y así nos queréis". Sandra y David, lo pasamos genial: muchas gracias, me encantó.

Como en otras celebraciones -desde comuniones hasta las mismas Navidades- se ha perdido alegría de verdad y sencillez en pos de un supuesto glamour que además es carísimo y suena a impostura, a un quiero y no puedo en muchos casos, a simple y llana ostentación y demostración de poderío económico de los contrayentes o de sus padres que a veces ni se tiene, pero es que aunque se tenga, es un horror. A lo mejor con la crisis volvemos al sentido común, a la naturalidad. Lo otro es aparte de caro muy cansado, pienso yo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como esto siga así, la crisis no sólo nos va a devolver el sentido común (si es que alguna vez lo hemos tenido), sino que nos va a devolver a tiempos que yo, a mi edad, ni he conocido. Y a todo esto mi madre (que es persona con ahorros, no como yo) preguntándome todos los días si su dinero está seguro en la caja, que cómo va el fondo de inversión (100% en bolsa, ya me dirás como va). En fin una agonía diaria para las personas mayores que son las que tienen dinero ahorrado.

Por cierto, siempre me he preguntado por qué las personas mayores tienen ahorros y yo no, cómo ahorran si mi sueldo es mucho mayor y estoy agobiado. Indescifrable para mí.

Perdón que desvarío. Un apunte más sobre lo de las bodas (bautizos, comuniones y "puestas de largo" incluidas). Alguna vez me he encontrado a alguien que no estaba invitado a una boda y tenía un cabreo/disgusto enorme por ello, y yo, que sí estaba invitado, no quería (apetecía) ir y por compromiso tuve que hacerlo. No lo comprendo. ¿Hay profesionales de esto?.

Otro caso. Me invitaron a la puesta de largo de una chica con título nobiliario. En realidad la conocí tres meses antes de esto, ¡en la feria!, y no se me había pasado por la cabeza que me invitara. Lo hizo y comenzó el problema. Había que ir de etiqueta (los caballeros) y traje largo (las señoras). Así que me voy a alquilar el smoking (prenda masculina de etiqueta, de menos ceremonia que el frac, a modo de chaqueta sin faldones, curiosa definición del diccionario de R.A.E.).

Como mi talla no es normal, es talla grande, no hay en stock. Me dicen que sin problemas me traen uno para estrenar pero el importe es mayor que los que tienen allí. Les digo que lo dejen, que no me merece la pena. Para mi sorpresa la dueña del establecimiento me comenta que hay un montón de gente en la ciudad que está cabreada (palabras textuales) porque no les han invitado. Dudo un minuto, pierdo el sentido común, y le digo que me busque el smoking.

El día señalado, habiendo pagado una pasta por el smoking y otra por el regalo, fui a la fiesta, bueno fiestón increíble. Todo lo que dices de las ceremonias de boda se queda corto.

¿Perdí el sentido común?, seguramente, pero mi vanidad pudo más. Ah, y encima alguien que también fué me preguntó que yo por qué estaba allí. Acaso no soy hijo de Dios y tengo derecho a lo que los demás?. No lo había pagado ya?. En fin, se me fue la olla.

Este pasado Julio se casó esta chica y también fuí. Ahora bien sin smoking, todo fue más barato para mí. Para ella debió ser igual o más caro que la puesta de largo, vaya bodorrio. Bueno es hija única, huérfana de ambos padres, muy rica, y se lo puede permitir. Nada que objetar. Eso sí, el que no había sido invitado también se cabreó.

Por último Master, no te preocupes soy Cordobés-I y me alegro que no haya otro.

Máster en nubes dijo...

Tengo unos comentarios que hacer a tu comentario.

a) Te invitó esta chica a su puesta de largo seguramente porque eres simpático, aparente, y claro, este tipo de fiestas deben contar con tipos así.

b) Te volvió a invitar a su boda porque en smoking causarías sensación y la chica pues como que repitió.

Pues eso, hasta mañana...

Toi dijo...

Es una frase muy manida que va al hilo de lo que tú dices de los oscar:
hoy la gente celebra el bautizo como una primera comunión, la primera comunión como una boda y la boda como la toma de posesión de un presidente.

Es un perpétuo despropósito.
Pero es inevitable: la escala de valores está invertida y además la estupidez es un gas en continua expansión, con lo que el resultado es, por ejemplo.... las bodas horripilantes de hoy en día.

Máster en nubes dijo...

Uy, Toi, hola...
Mira que me gustan las bodas por lo que son y lo que me divierto en ellas... y a la vez me horroriza "el momento boda" por lo que respecta a lo que se han convertido...