Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 16 de marzo de 2010

La funeraria y la sociabilidad (España e Irlanda forever)

Al llegar a Castletownbere solo llevaba el nombre de una persona que, por circunstancias diversas, me habían dado desde Madrid. Era la dueña de la funeraria, algo singular, totalmente irlandés. El caso es que al llegar descubrí que no solo tenía ese negocio, imprescindible e importante en cualquier comunidad que se precie, sino que era dueña de la ferretería, un comercio también fundamental en un pueblo.

"Estoy muy ocupada esta semana y la que viene, me vas a disculpar que no te atienda". Sí, hubo varios muertos en una semana. Nada grave, solo vejez afortunadamente, y, claro, se le amontonaba el trabajo a ella y a la parroquia. Así que me presentó a su hija por si tenía yo algún problema, Ella se llamaba. Había trabajado en España en unas bodegas y hablaba español estupendamente, era encantadora. Ella tenía además un hermano, el pequeño, con el que intenté que hicieran migas mis sobrinas el segundo año que fui, eran de la edad. Pero las dejó tiradas un día con la bici en mitad del campo a las pobres.

Claire fue mi mejor amiga irlandesa. Vivía a unos 10 minutos andando en el mismo Tir Na Hilan.Trabajaba en la fábrica conservera del pueblo unas horas, le permitía dedicarse a sus hijos. Tenía Claire una casa preciosa que construyó su marido porque sabía hacerlo. El matrimonio, como hacen muchos irlandeses, se había marchado a Inglaterra al casarse. Él había trabajado mucho de albañil cualificado, habían ahorrado lo suficiente -o sea, mucho-, y se habían vuelto a Irlanda a tener los niños y criarlos allí. Los dos tenían familia en Estados Unidos que venían con frecuencia, ellos también les visitaban.

Claire no bebía nada, era abstemia, algo relativamente común allí, en esa zona. Asumo que porque vio cómo otros de cerca el efecto del alcoholismo ajeno, familiar seguramente, o porque quizá tuvo problemas en el pasado. La gente que no lo prueba suele pertenecer en el caso de Irlanda a esas dos categorías. También los había que se subían Hungry Hill sin pestañear y luego bebían a espuertas. O que bebían primer y luego subían, que también los había.

Recuerdo un par de fiestas en mi primera casa, la encantada, con mis sobrinos el primer año, en la otra que Sean y Ruth me alquilaron el segundo año, con mis sobrinas. La gente no hacía más que entrar y salir continuamente de nuestra casa a veces. Y no solo es que fuéramos sociales, que lo somos, es que también dábamos de comer gratis y francamente bien a quien llegaba. Y eso hace muchos amigos en cualquier parte, pero en Irlanda, que comen de aquella manera, pues más.

Hoy víspera de San Patricio, patrón de Irlanda, tengo a la península de Beara donde siempre, en el corazón, bien dentro. God bless Ireland.

PS: Las fotos son con mi hermano J., mis sobrinos C. y J. y mi perra Pepa, su último verano viva. La oveja también se metía en casa, eso desde luego. Nublado y sol, porque hay sol en Irlanda, lo prometo.

7 comentarios:

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Pues, no sé, no sé...teníais todos cara de irlandeses. Lo debe dar la tierra, y el agua, ¡tal vez hasta el sol irlandés!.

Un entrañable relato, Máster.

Las hojas del roble dijo...

Curiosa experiencia...No hace falta que jures que es tu hermano...

lolo dijo...

Estoy primaveral, aviso: no puedo concentrarme en el texto, las fotos me hacen pasear por ese prado irlandés y es resto ya... me lo invento.
Gracias y perdona, Aurora.

Máster en nubes dijo...

Javier, el sol irlandés luce a veces, doy fe de ello.

J, hojas de roble, sí, parecemos gemelos, un sitio estupendo para ir con familia, por cierto. Los niños se lo pasan fenomenal.

Lolo, y yo, me está costando acabar cosas muchísimo, necesito más concentración y no la tengo. el prado era genial, y había un anillo celta de tierra en el medio -no se ve- fantástico. Y más restos arqueológicos, en mi jardín una tumba estupenda donde se sentaba una gata blanca... Otro día lo cuento. Y ya sabes que a tu servicio quedo...;-)

Asier dijo...

Si hace falta que lo jures; Tu hermano tiene cara de bueno...
Un beso, fermosa

Quequi dijo...

Me dan envidia esos paisajes campestres donde pasear a gusto. Era bonita Pepa. Saluditos.

Máster en nubes dijo...

Asier, mira que eres. ¿Insinuas que soy mala? ;-) anda, que te voy a dar...

Quequi, tú sí que eres mona, y lo felices que los perros son en Irlanda no está escrito. Aunque ya verás hoy... lo de las gallinas tuvo su aquel...