Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 24 de marzo de 2009

Forza Italia


Siempre que viajo, sea por trabajo u ocio, compruebo que los italianos son como de otro planeta. Barcelona está llena de italianos, me dicen que la Costa Brava y Dorada también, como las Baleares. Guapos, atractivos y, lo que me incomoda un poco, impolutos. Con ellos es como si el trajín del viaje no fuera. Parecen todos sacados de un catálogo de Armani.

Cuando era joven y, como a muchos españoles, me mandaron a Inglaterra a aprender inglés el verano, ya era evidente. Reconoces a un italiano, a una italiana, a distancia, tenga dieciséis u ochenta años. Es cierto que nos parecemos y que algunos nos confunden a los españoles con los italianos. Ojala fuera cierto, es sólo un aire que rapidamente diferencias. Hablamos casi igual de alto, eso sí. Y somos tan poco discretos como ellos a menudo.

Treinta grados a la sombra, un calor de espanto, todo turista que se precie está agotado, no sé, de ver la Mezquita de Córdoba, la Torre Eiffel o, en su caso, la Isla de Ellis. O mojado hasta los tuétanos tras la visita al Big Ben. Si viajas por trabajo y eres normal, o sea, no eres italiana, el final del día suele pillarte derrotada y con cara de pocos amigos.

Da igual, allí están ellos: tan campantes, ideales de la muerte con un autendo que parece recién sacado del Vogue, sin arrugas en la ropa, sin sudor, sin haberse mojado, listos para seguir vendiéndole al mundo no se qué, pero algo.

Mientras el común de los mortales arrastramos nuestra persona por aeropuertos, autobuses o taxis y nos derrumbamos derrotados en un asiento ellos nos miran desde su superioridad estética. Porque son superiores y lo saben.

Estoy convencida que están todos subvencionados por el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano para hacer patria y apoyar con su presencia las exportaciones, la cultura, como dirían los cursis, la marca-país, Italia.

20 comentarios:

Sinestesia Gastronómica dijo...

jajajaja, los italianos ponen su firma con ese glamour impoluto siempre, como bien dices, limpios como una patena y con un estilo propio. Y ya cuando hablan...ni te digo.

Qué cosas se te ocurren Aurora, eres genial.

Besin

Modestino dijo...

Que gran descripción, y caramba¡, es que tienes razón, parecen esos llaveros con muñequitos plastificados. Te has dejado las referencias a los jóvnes italianos que invadieron las playas del mediterráneo en los 80; en Salou (Tarragona) tenían fama de alquilar un apartamento y meterese en él 18. Se dedicaron a conquistar -y generalmente romper- los corazones de las jovencitas veraneantes.

Y Azzurro, un acierto: que grande Celentano.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

A nosotros, los de Cádiz, nos financia Teófila.
Bromas aparte, con las italianas pasa lo mismo, aunque las españolas, no financiedas por nadie, les dan mil vueltas.
Prefiero a las españolas siempre.
Un abrazo Aurora.

Olga Bernad dijo...

Ay, qué majo, Javier:-)
Pero la verdad es que son distintos. Yo pasé, como toda estudiante de la época, mi verano en inglaterra allá por el lejano 1991. Y comparar el estilo de otras europeas con las italianas era imposible. Yo enseguida me rodeé de italianos e italianas, no me preguntes cómo, y nos dedicamos a hablar un inglés bastante raro, pero nos entendíamos;-)
Habrá de todo, como en botica, pero en general derrochan encanto, es verdad. Y son muy, muy atractivos.
Un beso, Aurora. Cuánto sabes;-)

Anónimo dijo...

Improvisan, gesticulan, transmiten emociones con palabras, gritos o silencios, miran de refilón, atraviesan con el gesto,apuñalan tu alma, te despiden o te abrazan,se vengan, te odian o te abren el cielo.
Bien vestidos, mejor peinados.
Rostros clásicos.
Recién paridos.
Golfos y entrañables.

Latinos.

Anónimo dijo...

Bellas, misteriosas, miradas profundas, aires de diosas, felinas, muerden con todos los dientes,cuando abrazan matan,paren en primavera y aparecen cuando les parece.
Vestidas para matar.
Desnudas al amanecer.

Latinas.

Máster en nubes dijo...

Raquel, perdona que ni te contestara, estoy dando clases de 9 a 6, agotada, hoy igual. En fin, un abrazo y nos vemos.
Glamour impoluto, en fin.
Aurora

Máster en nubes dijo...

Modestino, estoy con Javier -ver más abajo- ;-),no se entiende cómo ligaban tanto... Bueno sí, otro día lo explico, es a base de insistir y poner interés, y tener una cara que se la pisaban.

En fin, un abrazo jurisconsulto y disculpa, estoy de 9 a 6 metidita en la clase y casi sin poder salir.

Aurora

Máster en nubes dijo...

A los de Cadiz no hace falta ni que os financien, aunque una subvención siempre viene bien.

Y como Olga te dijo ¡qué majo! Y que sepas que desde el otro lado igual, mucho mejor un español, un andaluz, ni te cuento un gaditano frente a un italiano. El italiano acaba mirándose demasiado al espejo, es un tostón, de verdad.

Un abrazo y mis disculpas, cuando me toca clases no estoy para nadie casi.

Aurora

Máster en nubes dijo...

Oye, Olga, que yo de un italiano no he recibido nada ;-), que lo sepas, ahora bien, que te digan "ti voglio bene" tiene su puntito, porque bonito es un rato largo.

Acordamos tú y yo con Javier que nos quedamos en España, y no por hacer patria, es que es más fácil, bueno, es un decir, bueno, ya me lío, bueno que me voy. Entro en clase...

Aurora

Máster en nubes dijo...

Driver, guapetón, ponme el cuento de la italiana etrusca, que me encanta...

Anónimo dijo...

De italianas, dos tipos: Loren, desgarrada y desabrochada ella.

Y Pausini, cursi como pocas.

A mi los italianos me parecen demasiado puestos, me va otro tipo ¿como decirlo? menos pagado de si mismo. Y, desde luego, más "agreste", sin caer en el sano, sanote, puro machote.

Por otra parte, me apasiona su historia, su cultura y sobretodo, su comida.

Con Dios.

sunsi dijo...

Da de sí el tema de los italianos, Máster...Modestino también escribió un post que acabó con comentarios sobre esta especie humana que parece distinta o hecha ex profeso para... Ahí que cada uno ponga el final.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, estoy con Pepa. Demasiado engominados, demasiado todo en general...

Besos

Anónimo dijo...

Hola a todos!

Curioso los contextos. Yo me crié en un barrio de inmigrantes en El Caribe, provenientes de mucha pobreza llegaban atraídos por las bonanzas de aquellas tierras, hicieron fortunas y trajeron "modernidad", así que mi imagen de los tanos es todo lo contrario a glamurosa, casas recargadas, padres desarraigados e hijos más criollos que apegados a las nostalgias de sus viejos.


Bs
Lane

Lane dijo...

Posdata:

UN BARRIO DE INMIGRANTES ITALIANOS EN EL CARIBE

Anónimo dijo...

BELLEZA IMPREVISTA.
Estadísticamente hablando, es del todo punto improbable, que en un taller de chapa y pintura ubicado en Bolonia, se produzca un milagro estético.
Así es.
Pero el caso es que estaba esperando para pagar la factura de un bollazo en la trasera de mi Volvo, y de pronto apareció conduciendo una cangú.
Veinticinco le calculé. Italiana. Traía piezas de recambio en la furgoneta. Neumáticos, baterías y embragues.
Resolví que la abuela de su abuela, había sido la causa de una estrepitosa vendetta entre dos parroquianos hacía muchos años. Aquellas vendettas de verdad; que se regaban con sangre roja, y que muchos justificaban por la sujeta del pleito, la calor, y otras razones que siempre empezaban por el artículo determinado, la. Ya que había que defender el honor, que fuera por una causa determinada por el artículo, la.
La susodicha entregó la mercancía, le firmaron el albarán rosa, y entonces se produjo el milagro.
Plantada como estaba ella enmedio del taller gris, de pronto floreció en su rostro una sonrisa etrusca; definamos pues sonrisa etrusca.
La sonrisa etrusca es un gesto de poder, que de forma ancestral es heredada por algunas hembras de la península itálica, que encuentra sus orígenes en las ceremonias iniciáticas de juventud que se celebraban por aquellas tierras hace cientos de años, y que para entendernos en romance paladín, vienen a decir:
"Vale, yo estoy aquí y ahora; pero mañana puedo ser la reina de tu vida; siempre que a mí me de la gana, claro. Yo soy el poder, porque yo soy la vida".
Esa frase, tiene una relación directa con la sonrisa, pero me resulta más fácil escribir la frase que describir la sonrisa.

"!Ma que bella la ragacha¡".

Me quedé un rato pensando en el concepto de belleza imprevista, de belleza universal, de belleza ancestral.
Reaccioné e hice amago de intentar entablar contacto humano.
La cangú arrancó y se llevó dentro a la Reina de Sava.

Yo me quedé pasmado, igual igual que cuando ví por primera vez la bahia de Strómboli.

¿Cómo podía caber tanto sol en la mañana?.

No se donde descansa Dios, pero algunos días dan ganas de aplaudir. Aplaudir en general a algún lugar indeterminado.

Así, en general.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Driver, genial.
Un abrazo.

Máster en nubes dijo...

ay, Pepa, a mi me encantaría ser del tipo Loren, qué le vamos a hacer...Respecto a su comida, con todos mis respetos, prefiero la nuestra, y sí, son un poco pagados de si mismos.

A veces son demasiado pesados, Sunsi, y pasa que por puro aburrimiento... en fin.

Lane, qué gracia encontrarte en clase, ha sido divertido ¿no? Te dejé un mensaje en tu blog, estamos en contacto, guapa. Me ha gustado tu visión, curiosa. En Canadá los barrios italianos son un poco así, eran, más bien.

Driver, eres un figura. Os presenento, Javier y Lane, éste es nuestro Driver: nuestro "conductor" particular y "cuentista". De vez en cuando viene y deja un cuento. Y siempre tiene algo cariñoso, un figura el Driver.

Hala, que voy a escribir algo nuevo que ya está bien...

Toi dijo...

en Italia es fácil distinguir los turistas de los italianos: por la envidiable y armónica belleza de los nativos, porque de día TODOS van de negro y de noche TODOS van de blanco, y especialmente porque los italianos y las italianas SIEMPRE van por la calle hablando por el telefonino.

Máster en nubes dijo...

Exacto, Toi, los italianos del aeropuerto del Prat que me hicieron escribir esto... estaban con su telefonino dale que dale. ;-)

Un abrazo