Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

viernes, 10 de octubre de 2008

"Sin ti no soy nada"



El miércoles pasado en el avión leí en La Razón la columna de Gabriel Albiac sobre Neira, el profesor que salió en defensa de una mujer a la que le estaba caneando su "amol". Neira lleva en el hospital en coma varios meses por enfrentarse con el cafre. La mujer en cuestión defiende a "su chico" y se pasea por televisión haciendo bolos. Este es el nivel de responsabilidad corporativa, de ética, de nuestras cadenas... y de las audiencias.

Llevo desde hace años pensando que en este tema de la violencia doméstica hay algo que se nos escapa, que no se dice, quizás porque es mucho más fácil cargar la mano sobre "el género" -los tíos como los malos- y obviar algunas cuestiones que en pleno siglo XXI no son fáciles de reconocer. No es, por supuesto, una explicación de todo maltrato, pero es una explicación de por qué se mantienen algunos.

Lo he hablado con algún amigo abogado con experiencia sobre el tema y me ha dicho que mi percepción es cierta, que algo así sucede.

Creo que hay mucho cafre, pero creo también que algunos cafres se crecen porque algunas mujeres se cuelgan de ellos y piensan que sin ellos no son nada. No sucede siempre de este modo, pero algunas veces si. Y de esto no se habla: es tabú.

El cuelgue del que hablo no es un tema de dependencia económica. Conozco decenas de mujeres "económicamente dependientes" de sus maridos y son los seres humanos más mentalmente independientes con que me he encontrado. Es posible que algo de dependencia económica en algunas mujeres con poca independencia suya "natural" pueda "facilitar" algún tipo caneo o, mejor dicho, su mantenimiento en el tiempo sin que la maltratada haga nada, pero no es el elemento determinante en mi opinión de algunos otros. Ni de broma.

Hay algo en algún caneo que sugiere que lo que hay además de un salvaje es dependencia mental y física, de encoñamiento, con perdón. A veces, ya digo, no siempre, pero a veces lo que hay es esto mezclado con otras cosas o por si solo.

Este cuelgue es un tema que, con todo lo que hemos andado en el siglo pasado y en éste las mujeres, se nutre de otro que sigue machacón: no eres nada sin un hombre al lado. Nótese que no digo sin un marido, sino sin un tío. Hay que tener un tío a cualquier precio, si no, no vales. Cualquier tío, al final es cualquiera... que suelen ser los peores.

Yo veo Sexo en Nueva York -que es un rollo enorme, por cierto- y lo que veo es tres tipas detrás de los pantalones como razón de sus vidas, con una argumentación muy en plan Cosmopolitan, muy Shera Hite, muy lo que Vd. quiera. Pero NO pueden vivir sin un tío. Y si el tío es gilipollas, mejor. Porque si el tío "está por ellas" y les trata bien, entonces ya no: es demasiado blandito, un tipo te tiene que dar guerra, en todos los sentidos.

Veo el patrón que se repite -sin Versace, con Zara o de Mango- con algunas amigas y conocidas.

No se puede generalizar, bien lo sé, pero hoy los tipos que triunfan son los que te hacen pasar las de Caín de una manera más o menos evidente. Ahora sí, y ahora no, y ahora te llamo, y ahora no te llamo, y ahora nos vamos de finde y no aparezco en tu vida en 10 días y nadie me pide cuentas. Encima no te puedes quejar, esto es la relación liberada, esto es lo que hay... Y las mujeres siguen con estos tipos... ¿por qué? Yo también me lo pregunto.

Perdón, pero yo creo que, aunque suene muy antiguo, muchas mujeres han perdido el sentido de su dignidad. Hay mucho discurso y poca realidad.

"Because I am worth it", "Porque yo lo valgo", repite mil veces la publicidad de LÓreal, jolín, ¡nos lo dicen tanto ... porque es que no nos lo creemos, es evidente!

Por diez minutitos de gloria hay mujeres que se rebajan a convivencias insoportables. A veces ni siquiera bajo un mismo techo, pero el resultado es igual.

Podemos ser así de gilipollas, no sólo los tíos lo pueden ser. Diez minutitos de cariñitos, tener a alguien a quien llamar o quien te llame, alguien, vamos, que sola ni hablar.

Sin tí sí soy algo, soy una mujer, habría que decirles a ellas, a ellos.

Y si crees en Dios,de verdad, si crees, ya sabes tú que vales un porrón, pero una bestiada. Supongo que sonará raro pero es un buen preventivo de algunos tipos de violencia machista: saber de verdad que tú eres hija de Dios y que no hay hijo de Dios -que también lo son- que te ponga una mano encima, te levante siquiera la voz, o te rebaje.

El argumento lo puedo hacer también desde los derechos humanos y la constitución española pero lo dejo para otro día, el que me sale ahora es de las tripas.

PD: Aclaro, el encoñamiento no justifica en modo alguno que la ley no caiga con todo su peso sobre un cafre que pega a una mujer. Ni que no haya una sanción social y nuestro desprecio por ese tipo de tíos. Explica simplemente que hay algo en algunas mujeres en algunos casos de algunos maltratos que hace que éste sea posible de manera reiterada, no puntual, sin que dichas mujeres, que por lo demás tienen muchos arrestos, hagan nada y aguanten años. A veces al salvaje se le junta una tonta: pobre, hay que ayudarla, pero hay que decirle que es tonta. Y evitar que haya otras.

6 comentarios:

Modestino dijo...

No me gustaría parecer pelota, de verdad .... ya encontraré algún post tuyo para criticarte;) .... pero éste, con toda sinceridad, es de lo mejor que he leído últimamente ... al menos sobre el tema.

El problema de la violencia de género es muy serio ... y muy delicado; hay que ir con mucha delicadez, porque el problema es real y tienes que tener cuidado con no ofender a mujeres que lo están pasando tan mal, pero a la vez tienes que ir con pies de plomo, porque no te van a perdonar no ser políticamente correcto.

En mi opinión se está tratando el problema solamente en una dirección, cuando es una cuestión pluridimensional. Se ha enfocado la ley, en mi opinión, desde un planteamiento de feminismo radical y creo que ha sido un error.

Por otra parte, no me cabe ninguna duda, de que se pretende solucionar todo por vía penal, cuando los tribunales somos el castigo, no la solución. Y no se habla, porque no es -repito- políticamente correcto hablar de la relación, para mí evidente, entre la violencia doméstica y la crisis de la institución familiar.

No hay más que ver la que se armó cuando la Juez Decana de Barcelona habló de denuncias falsas, se la crucificó y yo, que he trabajado con ella, se muy bien que ni no quiere trabajar -como oí afirmar a una psicóloga de pelo lacio y ropa morada- ni no tiene sensibilidad con el problema de la mujer, pues la tiene y lo ha demostrado; se limitó a plantear un problema que existe: hay mujeres -casos aislados, por supueto- que aprovechan la legislación existente para conseguir gratis y rápido unas medidas civiles.

Y perdona si me he desvíado de lo que tu cuentas, pero aprovechando el tema .... Porque lo que tu dices es poner un dedo en la llaga, pero esto lo dice alguien con responsabilidad en el tema en un lugar público y se le cae el pelo, aunque sea una verdad como un templo.

Anónimo dijo...

Es un tema difícil de resolver. De momento ya hemos desvirtuado los términos, pasando de definirlo como violencia "doméstica" a violencia de "género", y en última instancia violencia "machista" (ya tengo al malo). Y seguramente sea el malo de la película, si bien no el único.

Por una amiga he conocido este tema. No se ha llegado a más porque la "tonta" al fin comprendió que no debía serlo, por su salud y la de su hijo. Insistía una vez y otra en dar oportunidades a su marido, necesitaba de él, de su presencia, estar a su servicio. Además él no trabajaba y ella toda contenta para darle caprichos (¿por diez minutos de qué?), desgraciadamente sin él no era nada. Lo dejaba angustiada y volvía con él. No lo entendíamos.

Por fin comprendió que debía dejarlo, eso sí después de maltratarla verbalmente (tuvo suerte) y esquilmar la cuenta corriente. Ahora ya están separados, no sé si divorciados. Pese a ello él sigue enviándole recados con el hijo cuando le toca cada quince días. El niño tiene nueve años y no comprende muy bien la situación.
Al menos hemos conseguido que esté más tranquila y que viva más relajada. De todas formas sigue echando "algo" de menos en su vida (sin él no soy nada?). Puede que pase mucho tiempo hasta que se lo quite de la cabeza. Tíos hay muchos y mejor que él, aunque sea el padre de su hijo. Sé que es difícil hacerla ver esto pero si no lo hace vaya vida que le queda.

Es una lástima que la sociedad actual haya perdido el norte. Los que tenemos una edad sabemos, porque nos lo enseñaron desde pequeños, que el respeto hacia el prójimo es la base en la que deben sustentarse las relaciones humanas, que nadie es más que el otro, y que todos somos hijos de Dios en igualdad (esto para los creyentes).

Por cierto Master. No sé cuantos amigos cordobeses tienes. Y soy el último que ha entrado en la lista.

Máster en nubes dijo...

A Modestino, totalmente de acuerdo con que quien diga lo que yo digo aqui y esté en un cargo públlico lo crucifican. Pero, como tú señalas, la ley llega a castigar, prevenir puede prevenir mal. Para prevenir hay que atender al "caldo social" que hay, cultural, de costumbres, educativo. Antes mal, porque te caneaban y mucha gente ni reaccionaba, pero ahora muchos tipos tratan fatal a las mujeres y nadie dice nada: antes de que las peguen, con la voz, con la actitud. No pretendo volver a Lo que el viento se llevó, pero desde luego que el lenguaje -sólo para empezar- de trato a las mujeres -mucho más si son jóvenes- es de espanto.

A Cordobés: oye, tú eres Manolo o eres "otro" cordobés... ? Dios mío, dos cordobeses aquí y yo con estos pelos!
Pues sí, Cordobés I-Manolo o II-otro, por desgracia hay hijos de su madre y mujeres con miedo, que por educación o por lo que sea piensan que tienen que aguantar ... o lo que yo he explicado, es una mezcla de todo. No sé. Yo viví en Canadá con una ex-bailarina del Royal Ballet of Canada, una monada, lista, guapa. Le caneó su ex durante dos años. La dejó sorda de un oído. Afortundamente tuvo un hermano y un amigo que la "obligaron" literalmente a dejarle. Y como en las sectas, hasta que no estuvo lejos, no se dio cuenta de la "dependencia" ...

Anónimo dijo...

Yo simplemente lo llamo "violencia" porque me da igual que sea un tipo que pega a su mujer que sea otro que me pite porque tardo en aparcar el coche.

Es violencia y ya está.

Conozco un caso de primera mano. Lo reconocí en cuanto entré en la casa. Doy clases particulares y en la primera en esta casa en concreto estaba claro, claro. No sé si la pegará o no, pero la mujer estaba desquiciada; el chaval, por supuesto, tiene problemas de atención.

En fin, que la madre soporta al tiparraco ese (que no es el padre del muchacho, que el padre se fue con otra) que les cronometre ocho minutos para la ducha, que no puedan tomar verduras en puré, que no duerman más de siete horas, que no le pregunte la lección al chaval, etc.

La señora se me confió a la cuarta clase; y, dice que toda la culpa la tiene su hijo. ¡Manda huevos!.

En fin, sé que esta mujer aguantará todo lo que le echen y el chaval, si es listo (que lo es) terminará largándose de casa para no volver.

Quien siembra vientos, recoge tempestades.

¿Y qué puedo yo hacer?. Pensé en dejar la casa. Ahora, el chaval me adora y me da un no sé qué abandonarlo, dejarlo tirado. En cierto modo, considero que tengo un compromiso con él.

¿Consejos?

Máster en nubes dijo...

No tengo ni idea de qué hacer en una situación como la que dices.
Como pariente o amiga sí que lo tendría claro, pero tu relación es laboral. Claro que si la mujer te ha contado algo es que necesita desahogarse... a lo mejor es una manera de pedir ayuda indirectamente.

No soy experta.

Asumo que hay otros con mucha más experiencia que yo que pueden contestarte.

En mi corta experiencia un tío controlador es un tío peligroso casi siempre, deriva relativamente fácil en maltrato físico. Y lo más alucinante es que él puede creerse que te cuida un montón... y tú también.

Anónimo dijo...

Yo también creo que la mujer necesita ayuda. Pero no sé cómo hacerlo. En estos temas hay que ir con mucha delicadeza porque como me pase ni un poco, la mujer se cerrará en banda.

Las cosas llevan su tiempo. Tardará en abrir los ojos y yo pienso, como tú, que ella cree que los está cuidando. Resulta que el tiparraco es director de un colegio privado y la señora debe creer que es experto en educación. En este punto, aún tirando piedras a mi propio tejado, tengo que aclarar que a ningún profesor nos enseña nadie pedagogía (no creo que exista ni esta disciplina); lo único que hacemos es aplicar el sentido común y poner toda nuestra alma y voluntad en la empresa. Pero ya se sabe que hay muchos impresentables en todas las profesiones y este pájaro es de los peores.

Es un tema muy complejo. Creo que subiré al consultorio a hablar con la trabajadora social, a ver que me cuenta. Aunque estas también...