Fuimos al cine el equipo A, Josianne y yo. El equipo A son cuatro sobrinos de 13 a 17 años. Yo estaba dispuesta a ver, precisamente, “El equipo A”, entregada a la causa juvenil o la que fuera. Pero ellos me sugirieron que “las chicas” podíamos ver “Madres e hijas” que pasaban a la misma hora y entramos. Me arrepentí de que mi sobrina de 13 lo hiciese. No es película para niñas, empieza con una adolescente dando a luz, un par de escenas que no considero recomendables para esa edad, una historia compleja, para adultos. Luego un primo mío me dijo que sí, que precisamente podría ser bueno que lo viese. En fin, lo siento en cualquier caso, no me di cuenta.
Da gusto ver a la gente mayor en el cine envejeciendo no sé si con dignidad o sin ella, pero desvencijados, con arrugas y sufriendo, tal y como pasa: Annette Bening está estupenda, como Jimmy Smits y Samuel Jackson. Naomi Watts, más joven, tiene un papel lleno de registros, excelente.
La película de Rodrigo García es desoladora y espléndida, como la vida a veces: una niña entregada en adopción, una mujer que a los cincuenta no la ha olvidado, una brillante abogada que parece que no quiere que la quieran. La falta de amor, de sentirse querido o amada, produce a menudo malas artes, muy mala baba, o ser un borde, un raro o una insoportable simple y llanamente. Hay dos hombres mayores y decentes, buenos en el buen sentido de la palabra. Inspiran tranquilidad y respeto. Me gusta ver en el cine hombres que son reales y no siempre unos completos impresentables de un modo u otro. También hay otra niña embarazada y una pareja que quiere un hijo o así lo piensan. Muere una madre a la que una emigrante cuidaba con su hija pequeña al lado. También aparecen madres y discusiones de las que se tienen por diferencias de carácter, también silencios que son más graves. Sale algún destello de familias que entienden perfectamente lo que está pasando aunque no se les cuente, no les hace falta. Y hasta una "new christian" yanqui de una ingenuidad desarmante, y una ciega que sugiere que no hay que hablar ni pedir cuentas a nadie, solo estar al lado. Es una de las mejores escenas de la película, en la azotea de una casa dos mujeres que hablan.
El perdón y el arrepentimiento son dos cosas diferentes. Con el último, que tampoco es intercambiable con la simple culpa ni los remordimientos, se puede vivir a veces. Como dice la chica ciega, es como una película de ficción llevar un ser vivo dentro nueve meses. Aunque yo creo que es más impresionante llevarle dentro toda la vida como se lleva a un hijo, en el corazón de modo constante. Eso me parece que es el amor materno: incondicional y eterno, limitado también porque los humanos somos débiles y metemos la pata continuamente. Las madres tampoco son perfectas, porque son mujeres, como las hijas. Eso pasa. Sin embargo, qué calor se puede sentir de pequeño, de adolescente, llegada la madurez o sobrepasada cuando uno se ha sentido querido, protegido desde niño, alentado y también corregido por una madre presente y que sabe querer.
“Madres e hijas” es una película delicada y fuerte como lo es la maternidad que se ejerce con corazón y cabeza, con ambas. El amor siempre está a tiempo, incluso fuera de concretos dramas sobre hijos dados en adopción cuando la madre no quiere, como en cierta medida pasa. La vida nos acaba adoptando a todos y dejamos la casa materna, la madre, y sentimos pena, nostalgia. La sensación que se tiene al acabar de ver la película es que todo llega aunque no suceda nunca. La esperanza cuando todo parece vencido, hecho y acabado, o la muerte que se clava, es esa: querer es posible aunque sea de modo imperfecto y a agua pasada. Rodrigo García, director también de “Cosas que le diría con tan solo mirarla”, ha vuelto a hacer una película que conmueve.
Da gusto ver a la gente mayor en el cine envejeciendo no sé si con dignidad o sin ella, pero desvencijados, con arrugas y sufriendo, tal y como pasa: Annette Bening está estupenda, como Jimmy Smits y Samuel Jackson. Naomi Watts, más joven, tiene un papel lleno de registros, excelente.
La película de Rodrigo García es desoladora y espléndida, como la vida a veces: una niña entregada en adopción, una mujer que a los cincuenta no la ha olvidado, una brillante abogada que parece que no quiere que la quieran. La falta de amor, de sentirse querido o amada, produce a menudo malas artes, muy mala baba, o ser un borde, un raro o una insoportable simple y llanamente. Hay dos hombres mayores y decentes, buenos en el buen sentido de la palabra. Inspiran tranquilidad y respeto. Me gusta ver en el cine hombres que son reales y no siempre unos completos impresentables de un modo u otro. También hay otra niña embarazada y una pareja que quiere un hijo o así lo piensan. Muere una madre a la que una emigrante cuidaba con su hija pequeña al lado. También aparecen madres y discusiones de las que se tienen por diferencias de carácter, también silencios que son más graves. Sale algún destello de familias que entienden perfectamente lo que está pasando aunque no se les cuente, no les hace falta. Y hasta una "new christian" yanqui de una ingenuidad desarmante, y una ciega que sugiere que no hay que hablar ni pedir cuentas a nadie, solo estar al lado. Es una de las mejores escenas de la película, en la azotea de una casa dos mujeres que hablan.
El perdón y el arrepentimiento son dos cosas diferentes. Con el último, que tampoco es intercambiable con la simple culpa ni los remordimientos, se puede vivir a veces. Como dice la chica ciega, es como una película de ficción llevar un ser vivo dentro nueve meses. Aunque yo creo que es más impresionante llevarle dentro toda la vida como se lleva a un hijo, en el corazón de modo constante. Eso me parece que es el amor materno: incondicional y eterno, limitado también porque los humanos somos débiles y metemos la pata continuamente. Las madres tampoco son perfectas, porque son mujeres, como las hijas. Eso pasa. Sin embargo, qué calor se puede sentir de pequeño, de adolescente, llegada la madurez o sobrepasada cuando uno se ha sentido querido, protegido desde niño, alentado y también corregido por una madre presente y que sabe querer.
“Madres e hijas” es una película delicada y fuerte como lo es la maternidad que se ejerce con corazón y cabeza, con ambas. El amor siempre está a tiempo, incluso fuera de concretos dramas sobre hijos dados en adopción cuando la madre no quiere, como en cierta medida pasa. La vida nos acaba adoptando a todos y dejamos la casa materna, la madre, y sentimos pena, nostalgia. La sensación que se tiene al acabar de ver la película es que todo llega aunque no suceda nunca. La esperanza cuando todo parece vencido, hecho y acabado, o la muerte que se clava, es esa: querer es posible aunque sea de modo imperfecto y a agua pasada. Rodrigo García, director también de “Cosas que le diría con tan solo mirarla”, ha vuelto a hacer una película que conmueve.
11 comentarios:
Me apunto a ver la peli, Aurora.
tenía noticias de ella. Vi hace unas semana un pequeño reportaje sobre su drama, y me pareció interesante.
Besos
Y mucha,
mucha, esperanza.
Ps: " la vida es un camino de dolor lleno de alegría" es la frase , el verso final de mi libro " sombras pequeñas".
Pues, querida Aurora, mi niño (tres años y medio) lo alucina con El orfanato (tendrías que ver cómo imita al niño Simón) y la serie Mentes criminales...por poner sólo un par de ejemplos. Si no pasa nada, mujer...
Besos. Muchos.
Opino que tienes mucho valor, por el equipo A y por todo lo demás, dadas las circunstancias.
Y sí, no sé cómo será la peli, pero la vida es condenadamente puñetera y hermosa.
Un beso especial hoy.
Como decía en aquella canción Ana Belán, que aquí no es que me gusta mucho pero en aquella canción sí: "para la ternura siempre hay tiempo". Es un buen lema a adoptar, la verdad
Aurora, no sé si eres seguidora habitual de series de televisión, pero te recomiendo "In treatement", también de Rodrigo García. Aquí la han llamado "En terapia", y la hechan en los canales de pago, por el momento. Es... la vida misma, con sus alegrías y sus miserias.
Muy buena pinta, me la apunto.
¡Habrá que verla! Gracias por el comentario, porque si se va al cine en verano, dan ganas de llorar con la cartelera.
Besos.
Ramón, qué alegría tu vuelta, en fin, lo siento por lo de estar en el tajo de nuevo ;-), pero habrás descansado. Las 2 fotos super buenas, qué suerte de viaje.
Juanma, me preocupo a veces más yo que los padres, más que nada porque como no tengo hijos vivo horrorizada por lo que ven, y como dice una prima mía "los niños hoy no son lo que éramos nosotros, no puedes comparar". Muchos besos para los chavalitos esos tan guapos que tienes, caramaba con tu enano... Yo me muero de miedo en Mentes criminales, no puedo verlo (hace 2 años me horroricé también de que una sobrina mía lo viera sin pestañear... )
Olga, te gustará, y sí la vida es puñetera y hermosa a la vez o por partes ;-)
Miguel, te voy a enviar una cosa... ahora te cuento.
Jaime, me han hablado fenomenal de la serie, lo malo es que yo no pirateo nada, dejo que otros me hagan el trabajo sucio... ja ja
Masteatro, te gustará, estoy segura. Desoladora y estupenda.
Alegre opinador, eso pensé yo con el periódico en la mano, por eso me he traído varios videos de películas "de toda la vida", los clásicos que no te cansas de ver...
A todos, gracias por leer y comentar, A ver qué sale hoy o mañana...
Seguramente, al ver ese cartel tipo collage que recuerda a "Love actually", yo me habría metido a ver el equipo A. Y me hubiera perdido una buena película. Lo que son los prejuicios.
saludos.
Aurora, suelo seguir este blog con relativa frecuencia (lo tengo entre mis recomendados) y hoy me he dado de bruces con el título de esa entrada, que es cais igual a uno mío, sobre tres novelas españolas contemporáneas, cada una con una historia con sus más y sus menos, como esa peli. (¿No me habrás plagiado el título, eh? :-)) Por si te interesa, el enlace es http://viajeparnaso.blogspot.com/2010/06/abuelas-madres-nietas.html
Bienvenido, JM, muchas gracias por leer y comentar lo primero, luego por recomendarme.
No conocía tu blog, pero he entrado hoy, uf, tú sí que lees, coincido en algunas de las cosas que dices de las novelas que hablas.
Y no, ;-), no copio ni plagio ja ja, mi problema es más bien de "producción" excesiva, de cuidar detalle, no de que no se me ocurran ni títulos ni contenidos aquí o fuera. Es pausar y limpiar en el blog y fuera de él, en todo lo que estoy escribiendo, lo que me falta ;-) Un abrazo.
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