Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

miércoles, 10 de marzo de 2010

"Andábata", de Olga Bernad. (El grifo de agua que se atasca a veces)



Siempre he pensado que el ambiente de oficina da para muchas novelas, desde las de misterio, hasta las de amor o, si me apuran, de asesinatos. Lo último los lunes, aunque también algún que otro viernes. Supongo que hay muchas personas con ganas de decirle al jefe como Bartelby, “preferiría no hacerlo”, para cruzarse luego de brazos sin dar ninguna explicación, hale. Pero más vale no andarse con literaturas con los tiempos que corren. Así que ahí siguen muchos, con suerte ocho horas trabajando, cuando no más. Como para no contarlo.

Cuando Olga Bernad me mandó, al pedírselo yo, su novela “Andábata”, entré en ese ambiente de oficina que me sonaba de algo. Me preguntaba yo además qué tendrían que ver los latines con la contabilidad y los jefes que se pueden tener a veces. De todo eso te vas enterando a medida que lees. Me di cuenta rápido que estaba ante una novela de amor y el amor me encanta. Así que agradecí mucho que lo hubiera entre las fotocopias y algún berrinche que otro. Es un amor cercano el de “Andábata”, y, a la vez, de los que te tienen la cabeza encharcada unos cuantos meses, entre pensando y elucubrando. No hay nada como la imaginación. Bueno, sí, pero poco. Casi todo empieza o acaba en ella. Ahí las mujeres creo que ganamos por goleada y gana en general todo: la realidad, aunque la quieras, se suele encargar de fastidiar bastante las cosas, pero ¡y lo bien que se pasa mientras pensamos…! Eso es “Andábata” en parte: lo que te ronda y lo que tienes bien delante, una combinación de ambos lugares ,“mezclados pero no agitados,” como la bebida de 007, y con la aceitunita esa, que le da también su gracia. Ni la realidad ni la imaginación pueden quitarnos, con las dos se avanza.

Estaba yo con el amor ese que entretiene tanto cuando me di cuenta de que no. No iba realmente de amor “Andábata”, vaya por Dios, con lo que contenta que yo estaba con el amor, sino de intriga… Y es que no hay misterio, es cierto, salvo si se saca la protagonista el carnet de conducir, que en general es un misterio bastante insondable cómo al final se lo sacan algunas personas. Pero es que cogí la novela antes de comer un día 30 de diciembre y no la pude dejar hasta esa misma noche de cómo me enganchó. Si eso no es intriga que me digan qué es.

El caso es que, más allá de lo laboral, el amor y el suspense ese peculiar de “Andábata”, por encima de todo se ríe una mucho: tiene un sentido del humor podríamos decir que entre jotero y británico, una mezcla un tanto insólita. “Andabata” es algo así como una Agustina de Aragón de hoy que quiere resistir con un aire a Emma Thompson que no puede con lo que tiene intentando aclararse en la confusión reinante, sobre todo en la propia. Todo esto con una música variada de fondo: esas familias tan españolas de te quiero tanto pero a veces me torras; el sentirse de los otros con los unos y de los unos con los otros y, al final, de nadie; preguntarse como en la zarzuela La del manojo de rosas “hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo”; saber que tú estás hecha para algo más que para cobrar la nómina cada último viernes de mes, y eso cuando cobras, etc. En fin, reconocerse perdida y a la vez poder encontrarse de vez en cuando con o en alguien, una noche a veces, una tarde otras. Es ya mucho poder encontrarse con alguien, me parece. Ya digo que “Andábata” es de amor, pero en el amor están también las amigas, no solo los hombres, que conste en acta.

Me han gustado además otros muchos aspectos de fondo y estilo la novela que paso a contar. Uno, es que no haya ni rastro en “Andábata” del, para mí, cansino tono intimista que causa furor. Ese que confunde el discurso interior de una mujer con palabras rebuscadas. Por ejemplo, poner “infinito” por todas partes: ¿alguien se dice “infinito” mientras habla para sí misma fregando los platos? No sé, me parece raro. Por eso, en mi opinión, es tan de agradecer que en “Andábata” corra la vida como el agua de ese grifo del cuarto de baño, que funciona pero se atasca a veces. Vida con sus rutinas y pequeños desastres, el grifo, ya lo sé, se ha vuelto a atrancar, pero dúchate ya, por Dios, que hay que salir a la calle, sin autocompasión ni victimismo, otra plaga en tantas escrituras femeninas, no en la de Olga Bernad. El meneíto se puede llamar también al modo de escribir aquí de la autora: cuando estás cocinando y, para que no se pegue aquello al fondo del cacharro, lo meneas, le das un golpe pequeñito a la cazuela, zas, el meneíto, vamos, y sin que se agarre abajo, se sigue haciendo el guiso al fuego vivo. Es literatura del meneíto “Andábata” y, como tal, no hay atisbo tampoco de autocomplacencia, otro peligro posible, como lo es saldar cuentas o vengarse a través de la escritura de ficción, algo que Olga no permite de ninguna manera que pase. Jotera, pero contenida siempre, literatura, claro, y por eso escritura siempre a una prudente distancia temporal y hecha en frío, muy ligada sin que se note nada ese trabajo.

Otro de los aspectos mejores de la novela formalmente hablando es que la autora empieza y acaba cada capítulo que parece una gimnasta de las que clavan el ejercicio en el suelo: no hay ni uno solo que no tenga un inicio y un final así, exacto, perfecto. Ni se le mueve un pie o una mano al caer en el suelo, firme siempre. Mantener eso, como el ritmo narrativo, capítulo tras capítulo, hacer un relato redondo en cada uno, y luego en el conjunto total, no es fácil, y se agradece como lector: por eso engancha "Andábata". Y eso ¡qué difícil lo de los comienzos y los finales en todo! Así que creo no hay más que decir que, si podéis, la leáis y la regaléis. Os va a gustar. A mí me ha encantado esta primera novela de Olga Bernad.

("Andábata" está publicada por Paréntesis, tiene 228 páginas y se puede encontrar en la web de la editorial y en librerías varias, tenéis el link de la primera en el último párrafo)

12 comentarios:

Anónimo dijo...
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Máster en nubes dijo...

Anónimo, gracias. Largo, confuso y encima superficial lo que escribo joé... pues sí que estamos bien ;-) no me falta de ná, y encima he puesto mucho interés en hacerlo ¡qué torpe!

En fin, como lo importante es el libro y lo vas a leer, pues estupendo.

Venga, hala, un abrazo y gracias por tu valoración anónima ;-) ...

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Olga Bernad dijo...

Ay, Aurora, para novelable, la red de redes. Se me acaba de ocurrir;-) Pero de momento, centrémonos: Andábata es de amor, íntima intriga y exteriores muy interiorizados. Creo que es femenina sin escudarse -demasiado, porque los gladiadores también lloran- en el llanto ni en las entrañables palabras infinitas. (Qué gracia me hace eso;-) Y, además, pretende entretener. Toma ya. Creo que has hablado de todo ello, incluso de la forma y la estructura, en una reseña que es muy tú, tú hasta la médula. Y a mí me gustas tú.
Y me ha emocionado.
Un fuerte, fuerte abrazo y mil gracias por el detalle.

Máster en nubes dijo...

Infinitas ;-) gracias a ti por tan buen rato como el que pasé leyéndola.

La amistad corre en un plano distinto que la literatura. Sabes que si no me hubiera gustado sería incapaz ni de reseña ni de nada por amigas que seamos. No me sale mentir ni un hálago que no sienta, menos en público. Pero si algo que escribe un amigo me gusta, como Cotta, como tú, como tantos, no me duelen prendas y entro a por todas, faltaría más.

Me voy a comer que ya es hora y vaya mañanita que llevo, uf.

Anónimo dijo...

Aurora, leeré el libro. Primero, porque me gusta lo que leo en el blog de Olga y su poesía. Segundo, porque esta crítica sobre su novela anima a hacerlo. Como te conozco de hace años te digo también que no te quedes preocupada por si le has hecho un flaco favor a Olga con la reseña. Ya ves que a ella le ha gustado.

Es curioso que alguien que no ha leído el libro te diga que tu crítica es superficial. ¿Cómo puede juzgar eso? Luego su segundo comentario, ese "borra los comentarios" y la pretendida ayuda para que mejores tiene mucha gracia y te dice algo más: el estilo del anónimo es inconfundible, se delata. Piensa un rato, guapa.

Fernando.

Juan Manuel Macías dijo...

Aurora, pocos placeres nos quedan en estos tiempos que corren que hablar o escribir sobre los libros que nos gustan. Es como una arborescencia de entusiasmo, como diría un poeta amigo mío. Olga nos vuelve a regalar otro de sus libros de mesilla de noche. ¿Cómo no entusiasmarse? Y ese entusiasmo lo contagias clarísimamente, sin confusión ninguna.
Un abrazo.

Mar dijo...

Voy a leer el libro que reseñas, me ha entrado la curiosidad. No conocía a Olga Bernad, acabo de leer algo de ella en Internet, incluido un pasaje de "Andabata".

Caramba con los consejos del anónimo... que mala leche!!!

lolo dijo...

Si nunca hubiera leído nada de Olga, este libro me apetecería. Si además me admira la prosa de Olga, cae seguro.
Gracias por contarlo, Máster.

Máster en nubes dijo...

Juan Manuel, leo mucho y el libro de Olga me ha encantado, te ríes, estás ahi en mitad de la historia, bien metida en ella, de vez en cuando te da un vuelco, en fin, que como novelista te lleva la Bernad por donde quiere, la muy...

Gracias por pasarte y te gustará la novela, estoy segura.

Máster en nubes dijo...

Mar, guapa, ¿cómo vais en Barcelona? Ya verás , te gustará e libro, te vas a reír y vas a pensar en esa lucha sin drama... que si pudiera haber drama sería más llevadera ;-)

Máster en nubes dijo...

Lolo, guapa, sí que es bueno el libro, como la autora, te reirás y luego te quedarás con la sensación de ¡y ya se ha acabado!