Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Sufrimientos 2) El arte de amargarse la vida.

Creo que leí un libro hace unos años sobre el arte de fastidiarse la vida. Sí, parte de los sufrimientos evitables son aquellos que nos montamos solitos.

No hablo de los sufrimientos por causas "objetivas" duras: enfermedad propia o ajena, violencia, injusticias graves, dificultades económicas, mucho menos el estado en que está parte de la humanidad, sin libertad, con hambre, sin educación, etc.

Aquí me refiero al arte que podemos practicar hasta el virtuosismo de amargarnos la vida. Y, de paso, amargársela al personal.

La primera manera de amargarse la vida es tener todo muy claro.

Las personas que tienen todo muy claro sufren mucho viendo lo "imperfecto" que es el mundo y no entendiendo cómo el resto de la humanidad -sea Zapatero, tu madre o un vecino- no ven las cosas como tú las ves, los problemas como tú los enfocas o las soluciones como tú las propondrías y llevarías a cabo sin duda alguna: sin temblarte el pulso, con determinación, sabiduría y buen hacer.

Se sufre un montón cuando se tiene una visión que abarca todo, con respuestas para cualquier tipo de preguntas y problemas. Porque habitualmente se te acaban llevando los demonios, y no sólo por lo "mal" o equivocados que están los demás, sino sufriendo ante la lógica borrosa (fuzzy logic) de la vida que, como es rica, sale por peteneras en cuanto te descuidas. Tu propia vida, para empezar.

La segunda manera de amargarse la vida, parecida a la anterior, es pensar que todos somos iguales.

Las personas no somos iguales, salvo en derechos y el común denominador de que queremos que nos quieran y querer. En lo demás somos distintas.

Hay variaciones infinitas: qué te gusta para desayunar, hacer el domingo a las 12 o qué tipo de películas, paisajes o música te van. Sin mencionar que cada uno hacemos las cosas de una manera. Es increíble, hay 20 maneras de hacer la paella y todas bien. Hay carácteres para todos los gustos: no le pidas a un colérico que se tome la vida como un flemático ni viceversa.

Esto, a la hora de la convivencia temporal (irse de copas) o menos temporal (irse de vacaciones juntos), se nota. Hay gente buena que entiende y respeta las diferencias. Otros no: en la práctica son de pensamiento y acción únicos. Porque tras un español hay un acrata o un dictador, ambos a veces. Y el dictador puede asomar en la convivencia en una forma muy habitual: los mandones.

Tercera manera de amargarse la vida: ser mandona.

Las mujeres podemos ser muy mandonas. Los hombres también, pero como soy de las primeras voy a hablar de lo que conozco bien, soy una mujer y tiendo a mandona.

El ser mandona tiene algunas cosas buenas, facilita a veces algo la vida a los demás. Hay mandonas organizadores que solucionan, por ejemplo, la logística doméstica, se echan sobre sus hombros la responsabilidad o iniciativa laboral a menudo, en fin, quitan trabajo a los demás o lo hacen más fácil.

Pero hay un peligro en ser mandón: puedes imponerte, pretender no hacer las cosas tú u organizar y facilitar, sino que se hagan exactamente como tú dices, un horror. Puedes ser una pelmaza.

Más: puedes acabar pensando que, si no las haces tú personalmente, no se harán o se harán peor. Y la mandona se hace víctima, presa en su trampa.

La mandona puede así quejarse de que todo cae sobre ella y, a la vez, poner todo tipo de pegas a cómo hacen los demás las cosas: el caso de la regañona. El arte de amargarse la vida y amargarla a los demás está servido. En jefes también se da esto.

También es cierto que la figura del mandón-víctima se facilita cuando los demás lo permiten, por comodidad o aburrimiento, cuando hay un círculo vicioso. Hay mandonas o víctimas porque hay gente que se "deja" mandar: les es más cómodo o están hartos de ser regañados. "Que lo haga ella que lo hace mejor" o "aunque lo haga yo siempre le parecerá que lo hago mal", etc.

¿Qué ocurre si una no está ni al mando ni en la ejecución? Nada: las cosas siguen saliendo, incluso mejor a veces.

Y esto es lo que un mandón que se precie no puede resistir: la idea de que el mundo -"nuestro" pequeño mundo, la familia, la empresa- funcione bien sin él, sin ella. Ahí sí que no: hay que mantener el status quo de mandón/ víctima poniendo pegas a los demás. No vaya a ser que comiencen a no "necesitarnos" y nos quedemos sin parte del papel que nos encanta: organizar, mandar, salvar a la humanidad, a la empresa, nuestros amigos, al marido o a nuestra familia del caos y el desastre. Es increíble, pero esto es lo que está inconscientemente detrás de algunos mandos.

En mi familia hemos llegado al acuerdo de que sólo las mujeres propias regañan a los maridos propios. Las demás -vista la intensa actividad de mando femenina- debemos permanecer mudas a la hora de decirle a ningún tío qué tiene que hacer o cómo lo tiene que hacer: ya tiene a su mujer, ya tiene bastante.

Hombre, un paso de gigante hubiera sido que ni siquiera las mujeres riñeran o criticaran a sus maridos. Pero somos muy imperfectos todavía, vamos paso a paso.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Con lo sencillo que es vivir cuando dejamos de complicarnos absurdamente!. Pero no, hemos de buscar ese recodo que nos complica porque, a veces, necesitamos de ello para vivir, o para ¿justificarnos?.

Tengo amigos/as del tipo mandón, o eso se creen ellos/as. Mi postura es dejarlos hacer y decir para ir reconvirtiendo el camino a seguir hasta llegar a un punto intermedio, ni para ellos/as ni para mi.

Nada es imprescindible y todo se puede hacer, habría que intentar ser más comprensivo, o dialogante, con los demás para que las cosas cotidianas no nos creen sufrimientos evitables. De los otros es difícil escapar.

Master, las mujeres reñís mucho y, sin duda, mejor que los hombres. Será genético?

sunsi dijo...

Máster. Así, como quien no quiere la cosa, suavecito, te has zampado en un post las mejores artes de amargarse la vida a conciencia.

La primera es de sobresaliente. Porque va disfrazada de "perfección". "Yo lo tengo claro y es así. Si no, prueba, verás cómo te das la torta del siglo". Propio de las personas que no tienen cintura, que no saben ni quieren amoldarse a lo amoldable... que es prácticamente todo. Es la cuadrícula y ojo te salgas un pelín. Y como casi todo el mundo se sale uno o dos pelines, ya está. Rayos, truenos y tempestades. Pero esta tipología, Máster, también es capaz de amargar mucho a los de su entorno.

El segundo punto, sin comentarios. Es de cajón que no hay nadie igual a otro. Puede existir afinidad... semejanza en gustos, maneras de hacer. Es terrible para el que está supeditado en el trabajo o en cualquier situación donde alguien así es "cabeza" visible. Se amarga y te amarga.

Pero qué rollo tengo hoy. Lo siento. Me ha encantado tu post.

Máster en nubes dijo...

Manolo, ¿tú crees de verdad que reñimos mejor las mujeres? Dame algún dato más, por favor... que no acabo de creérmelo.

Sunsi, ya sé que tú sabes del afán de "que o lo ven como yo -y lo hacen como yo- o si no malo, malo".

Vaya pelmas hay ... y también podemos ser, lo sé: tengo un primo cuñado que me aguanta bastante mi manía por la televisión, y otras más... es un santo varón (Agustín, I love you!)

Efectivamente el arte de amargarse la vida suele ser también el de amargársela a los demás: va unido a menudo.

Anónimo dijo...

Pero si el dato lo has dado tú con el acuerdo familiar: "hemos quedado que sólo las mujeres propias regañan a los maridos propios". Esto es así en la mayoría de los sitios.

Además reconoces que "hay intensa actividad de mando femenina", ¿y dónde no?. La mujer tiene mucho mando siempre, aunque parezca lo contrario.

Otro dato: "ya tiene a su mujer, ya tiene bastante", y esto lo dices tú.

Me solidarizo con tu primo-cuñado Agustín. En el fondo yo soy de estos.

Anónimo dijo...

Esto de ser feliz o de andar amargado tiende a ser contagioso. Si estás contento con lo poco que tienes y se te ve feliz, los demás se extrañan. Sobre todo si no tienes el BMW o el televisor BangOlufsen porque no te da la gana, no porque no sepas que existen o porque no sepas que son muy buenos. "Sí, un BMW es un cochazo, y podría comprármelo... pero no lo hago porque no lo necesito; sobre todo no lo necesito para ser feliz".

A ver, majete del BMW, si estás feliz con tu coche, ¿a qué viene eso de echar ráfagas de largas a todo el mundo, a qué viene eso de circular a 180 kms/h?

Lo cachondo del tema viene del tío que no tiene dinero para un BMW, pero se endeuda para tenerlo, luego se pasa el día mirando la chapa y la pintura, cuidado que no se cague ninguna urraca, y al final, igual de insatisfecho consigo mismo.

No sé para qué tanta viagra, si la satisfacción del amor y el sexo estriba, sobre todo, en la persona a la que quieres. Si la quieres. Con sus pelitos, su aliento, sus legañas...

Máster en nubes dijo...

Manolo, que yo diga que en mi familia las mujeres riñen a los maridos no significa que "riñan mejor" o que sea bueno. Es un hecho, no un hecho que yo valore como bueno o deseable. Es, simplemente.

Tengo la sensación de que hay que intentar no reñir a los adultos, a mí es que no me gusta que me riñan, asumo que a los demás tampoco. Torra.

Menos en público. No lo soporto, en privado, vaya, pero muy en privado. Intento por lo tanto no reñir, no significa que lo consiga. Uf, si eres como Agustín, tengo que conocerte YA! Ja, ja, es mi héroe (Marta, me dejas, verdad?)...

Jose María, pues sí, no te digo si eres tía: las posibilidades de gasto son infiniiiiiitas, cógete el último Telva o escucha el programa de Ana Rosa y verás que no te puedes pasar Noviembre sin un superlifting que te mueres... o un bolsito de no sé qué: alucino.¿Qué sueldos tiene la gente? O vamos de fantasmas o yo no entiendo nada.

Anónimo dijo...

Vamos a ver, si no es que yo crea que reñir o regañar sea bueno o que se haga mejor por las mujeres, para mí desde luego no lo es, soy muy malo intentando reñir (salvo a los críos con los que si me pongo serio). Creo mas bien que regañar es una reacción instintiva del ser humano, y que las mujeres la tenéis más a flor de piel que nosotros, os sale antes vamos. Es mi apreciación personal, y en general.

Jose María ha dado en el clavo y tú lo has remachado. ¿Para qué quieres algo (pongamos el BMW) que no sabes dónde ponerlo (aparcarlo) o para qué te sirve (si no lo usas para trabajar)?, ¿y lo que cuesta el mantenimiento sin utilizarlo asiduamente?. Ya lo dije antes, son ganas de complicarse la vida.

Fantasmas?. Muchos, y encima ni tan siquiera son capaces de gastar el dinero en cosas mucho más agradables, véase una comidita buena, unas copillas con los amigos, un viajecito.....

No sé si seré exactamente como Agustín, no hay dos iguales, pero creo que me aproximo mucho (sin vanidad). Pronto nos conocemos, espero.

Máster en nubes dijo...

Tienes razón, estamos diciendo lo mismo, Manolo. Sí, las mujeres "regañamos" más en general, especialmente algunas que no paran.

Pero a mí no me gusta. A mí me gusta la paz, el acoger, de verdad. Lucho por ello. Creo que es importante. Creo que se consigue más con una palabra de cariño que regañando.

Oye... ¿me estás tirando los tejos? Empiezo a tener mis dudas... No sé... curiosidad (tranqui, que me estoy riendo)

Anónimo dijo...

Al final coincidimos. A mi tampoco me gusta regañar, ni que me regañen. Donde se ponga la amabilidad y el cariño.... se consigue más así que con malas formas.

De momento la curiosidad es la mía por conocerte, lo de los tejos por aquí juro que no es mi intención.

Ya te has instalado del "todo"?

Máster en nubes dijo...

Síii, tengo nevera que funciona ya hoy. Y he cocinado para 9 el sábado y para 9 el domingo, o sea, que esto es ya una casa.

Anónimo dijo...

Yo llevaba esta temporadita todo el santo día intentando que la peque fuera casi perfecta... con quizá demasiada disciplina... ya ligeramente amargada en la rutina diaria... hasta hace una semana... en que dije... se acabó. Yo por estos temas no vuelvo a perder la sonrisa.

Me dija a mi misma, que las cosas, poco a poco, y que yo no soy perfecta, y que la peque tampoco tiene que serlo.

Así que unas veces las cosas salen mejor, otras regular... y otras mal. Pero de ahí no pasa. Al día siguiente seguro que nos salen mejor. Si da tiempo a tocar el violín, genial... si no... otro día saldrá doble la sesión. Y lo mismo con el ritmo de las cosas que los niños de hoy en día tienen que asumir. Poco a poco.

Y cubriéndolo todo, las risas y las sonrisas... sólo faltaría!

Ana.

Y casi que me ha costado intervenir... porque no querría interrumpir con mi comentario, la caída de ningún tejo... ;))

... no, si al final iré yo solita a Valdeteja...

Máster en nubes dijo...

¡i se te ocurra ir sola a Valdeteja! dime día y hora, rétame, que allí que me voy, Ana.

Me encantaría conocerte, Viggo Mortensen es totalmente secundario (bueno, no, pero qué le vamos a hacer: ha quedado bien decirlo, si le vemos no obstante ¡yo me lo pedí primer!) En serio, Ana, luego te escribo...

Y no, no hay tejos, sólo risas y sana camaradería virtual; that's all..

Jose dijo...

Pues si va de mandonas.. yo estoy convencido que Alemania es una sociedad matriarcal y no porque esté mandando la "fracasada Merkel", sino porque en la familia de mi mujer así lo he observado desde siempre.. allí mandaba la bisabuela, la abuela y la madre hasta que se toparon con el español. Claro, desde entonces no han parado de reñirme, porque a mí no me gusta que me manden y soy un poco mandón.

Máster en nubes dijo...

O sea, ¿que las alemanas mandan también? Sorprendida me dejas...

A lo mejor no es ni familiar lo del mando femenino como yo pensaba, ni nacional, como sugiere Manolo. A lo mejor el fenómeno es internacional.

Más: ¿génetico? Tú que eres biólogo ¿no? sabrás mejor.

En cualquier caso, Jose A., con 5 hermanas te podrías haber acostumbrado al mando, pero veo que no, que te resistes. Ja ja...

Anónimo dijo...

Empezamos por el arte de amargarse la vida y hemos acabado en la genética.

Y, además, pasando por los/las mandones/as, lo que regañan las mujeres y su distribución geográfica, los que viven por y para algo que es completamente prescindible, el intrincado mundo de criar a un hijo/a, Viggo Mortensen, la viagra y el amor, Valdejetas, los santos varones, y hasta de tirar los tejos (aunque sea en broma).

Desde luego esto del sufrimiento, tomado como el arte de no evitar lo evitable, da para mucho cuando escribe gente que no lo practica.

Saludos a todos.

sunsi dijo...

Máster... no puedo resistirme a decir algo sobre la mención que has hecho sobre la revista.
Yo nunca la compro. Mi padre se la regala cada mes a mi madre y luego me la pasa. Y ya tenemos discusión para un rato largo .
"Si pasas por... no puedes perderte..." "Imprescincible en un fondo de armario..." "Lo más fashion, date una alegría" "Escápate a... regálatelo"."Mima tu piel y compra la crema..."
A final acabamos muertas de risa. Porque vaya, si para ser cosmopolita, fashion, bella... tienes que hacer este recorrido, estamos apañados. Desde luego, en mi casa ese mes no comemos.

Tontería de comentario. Perdona. Pero siempre he tenido ganas de escribirlo y me lo has puesto en badeja.

Besos, guapa

Máster en nubes dijo...

hola, Manolo y Sunsi, hoy tengo poco tiempo, pero quiero saludaros a ambos.

Manolo, como ves esto es como una conversación en la que sabes cómo empezó pero no cómo va a acabar: se tocan 17 temas seguidos.

Sunsi. Me he prometido no comprar una revista femenina -cualquiera- en un buen periodo. Hoy en cambio vi el Lecturas especial recetas de cocina de Navidad... y no lo pude resistir: caí.

Hasta luego.