Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 15 de julio de 2010

Del burka y la tolerancia (La cara de las mujeres)



Es posible ser partidaria de las cuotas, de la paridad impuesta legalmente y mediante comisarios variados, y a la vez tolerar el burka como algo cultural que no nos incumbe. Esta es la incoherencia actual que comparten algunas mujeres socialistas seguidas de quien no dice esta boca es mía entre las feministas en España, así como quienes podemos ser acomplejados, no vaya a ser que se nos tache de intolerantes.

No puedo entender cómo es posible que se realicen campañas contra el maltrato bajo el lema “tolerancia cero” y luego se agache la cabeza, quizás para no pensar demasiado, apelando al tema de la tolerancia cultural con el burka, una vestimenta que tapa la identidad personal de quien la porta hasta anularla. Perdón, pero esto no es un tema de si te gusta llevar el pelo en rastas o al cero, ir con pañuelo en la cabeza o vestida de luto. Es un tema de visibilidad pública y negar totalmente la identidad personal de las mujeres que lo llevan, que pasan a ser una sombra, inidentificables, además de estar expuestas, como ya lo han explicado algunas, a problemas graves de salud como la ceguera. La cara de una mujer no se ha hecho para estar tapada, oculta, está hecha para que nos dé el aire y podamos ser vistas y ver con los ojos sin un tejido de por medio, sin asfixiarnos. La cara de las mujeres es la que nos hace que seamos públicamente, y no sólo en privado, Rosa Pérez o Rosaura Bravo. Cuando una mujer deja de ser identificable, y lo somos todas por la cara, pasamos a ser cualquier mujer, en genérico, esto es NADIE.

Luego también se alega que “nosotros también tenemos nuestros burkas”, es decir, nuestros modos de someter a las mujeres. Pues claro, y en eso estamos, en no permitir que un bárbaro golpeé a una mujer, en que ésta aguante sin denunciar, etc. Pero creo yo que no es comparable en líneas generales ni los derechos ni las libertades de los que gozamos en Occidente las mujeres a las que tienen en otros lugares de tradición, por ejemplo, musulmana. Ni en el papel ni en la realidad, en ninguna de los dos lados. No es lo mismo. Y yo no me atrevo a decir que somos mejores, pero sí que nuestro sistema lo es, con todas nuestras contradicciones, nuestros traspiés, nuestras incoherencias a todos los niveles. No es para estar orgullosos de nada, a la vista están los totalitarismos de Europa y otros muchos desastres actuales, pero, por Dios, eso no implica asumir que todo es igual o que todo vale lo mismo y agachar la cabeza con miedo o por falta de seguridad, por pereza o comodidad al fin y al cabo. No es una batalla menor, es una batalla cultural vital en la que nos jugamos algo muy importante: la igualdad de verdad, no las chorradas de las paridades.

Si alguien vive aquí tiene que aceptar unas mínimas reglas del juego que son las que permiten la convivencia y ser ciudadanos y ciudadanas, por muy mal que lo hagamos. Para empezar algo básico que ha costado a muchas mujeres y a muchos hombres mucho esfuerzo: una mujer no es algo que pertenece a nadie. Una mujer puede heredar, puede disponer de sus bienes sin consentimiento de nadie, así como ganarse un salario sin que se lo administre ni intervenga un hombre. Una mujer puede divorciarse, no casarse y desde luego no acepta un matrimonio convenido por sus padres. Un hombre no es el cabeza de familia y comparte la custodia sobre los hijos con la madre. Una mujer no se calla cuando habla un hombre. Una mujer tiene derecho a voto, también a tener voz en la arena pública y en la privada. Una mujer no puede someterse a una operación, -sea por un curandero o por un médico, no es cuestión de higiene-, por mucha tradición cultural que haya, que la deja sin clitoris. Así podríamos seguir. Es tan obvio, tan evidente, que a veces puede costar recordarlo. Cada vez que no prestamos batalla, que cedemos en temas de estos negamos todo lo anterior que no es “mi” derecho o el tuyo nada más, son los derechos de todas, de cada una y cada uno, individuos, personas: irrenunciables.
Por supuesto que hay variedades y que no todos los musulmanes son iguales, pero ¿dónde viven las mujeres con todos esos derechos?, ¿dónde están recortados? Curiosamente es en Occidente, de tradición judeo cristiana, donde hoy tenemos más derechos, ¿será una casualidad? A mí que no me vengan con alianza de civilizaciones en esta materia, no quiero ninguna alianza, quiero lo que se ha ganado a pulso, y no sin batalla, en esta parte de mundo. Y lo quiero para todas las mujeres que viven aquí en España.

Luego se puede escribir del harén en plan romántico, pero, por Dios, ¿dónde estamos? ¿Nadie va a decir que el rey está desnudo? ¿Es posible que asistamos a la parida de la paridad, de las cuotas, y ,de paso, callarse ante barbaridades que amenazan con instalarse en nuestro país? Ni el acuerdo de voluntades en esta materia, como en otras, es reconocimiento de la bondad de algo o fuente de la legalidad. El duelo a la puerta del cementerio era una costumbre y se prohibió, como el ser esclavo de alguien, por mucho que el esclavo aceptara, o, en su caso, el motín de Esquilache, la gente no podía ir embozada.

No se puede vivir sin tener una identidad pública, una cara. Eso, entre otras muchas cosas que no podemos permitir porque está en juego algo más que la tolerancia, son las libertades y derechos ganados a pulso. Parece mentira que no caigamos en algo tan elemental, tan básico.

20 comentarios:

impresiones de una tortuga dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo,nadie tiene derecho a privarnos de nuestra dignidad de mujer. En una ocasión me mandaron un correo de una mujer con el burca puesto en la foto del DNI. Aluciné en colores, pero si mal está dentro de sus territorios peor está dentro del nuestro. Por dignidad y por seguridad.Saludos.

Er Tato dijo...

Respecto de quienes usan el burka por imposición, nada que objetar. Incluso te has quedado corta. Pero, ¿qué hay, Aurora, de la libetad individual de las mujeres que han decidido voluntariamente llevarlo? Porque hay gente muy rara por ahí -desde mi punto de vista, claro-, y lo indigno para ellas es que se les imponga la prohibición de ser rara.

Besos

Juan Carlos Garrido dijo...

Tato:
También hay gente (mucha, no te creas) a la que le gustaría andar en pelota picada por la calle y casi ningún ayuntamiento lo permite. Si a un hombre se le ocurriera pasear a su mujer sujeta con un collar de perro y una cadena, se armaba gorda. No nos engañemos, el burka no es un símbolo cultural, sino de sumisión y humillación, y ahora, que todavía somos mayoría en esta sociedad los que nos repatean estas cosas, no tenemos por qué permitirlo.

Saludos.

Olga Bernad dijo...

Tato, la convivencia no sólo requiere que unos comprendan y otros hagan lo que quieran en virtud de su fe. En las calles de nuestro país no se va con burka, y no por capricho, es extraño no sólo a la creencia, sino a la simple costumbre del país al que vienen. Si aceptan la Seguridad Social, el paro, la educación gratuita, los derechos laborales (que han costado sangre, sudor y lágrimas) deberían aceptar también determinadas cosas. ¿A mí me respetarán si tengo la voluntad de entrar a ver sus mezquitas cuando vaya a su país? Me parece que no, me lo prohibirán. ¿Podré aducir que aquí sí que entro en la iglesia y que no es mi costumbre que me prohiban la entrada en ninguna parte por ser mujer? CReo qeu las carcajadas se oirían desde aquí, y sin embargo nosotros nos la cogemos con papel de fumar para prohibir la más mínima cosa, más que razonable por lo que reresenta, no sea que nos tachen de racistas. Sandeces.
Totalmente de acuerdo con S.C.

Er Tato dijo...

No en todos los ayuntamientos está prohibido ir en pelotas por la calle. En todo caso, si lo estuviera, no constituiría argumento alguno para justificar la prohibición del burka. Un error no puede justificar otro error. En cuanto al collar de perro y la cadena -que por cierto, algunas veces veo gente por la calle con cosas peores que collares de perro-, y todos los ejemplos que se nos ocurran de situaciones absurdas, el hecho de que nos repateen a una mayoría tampoco constituye argumento alguno para su prohibición. También votó a Zapatero una mayoría. Desde mi punto vista, ya sé que minoritario, el Estado se debería limitar en estos asuntos a garantizar el pleno ejercicio de la libertad individual siempre que ello no suponga impedimento al ejercicio de la libertad individual ajena.

Saludos

Er Tato dijo...

Olga, emplear como argumento que como en las dictaduras y teocracias de sus países no se respetan mis libertades individuales tampoco deberíamos respetar las suyas en el nuestro, supone implícitamente validar para nosotros el mecanismo de convivencia que criticamos en ellos. Y plantear que el disfrute de unos derechos que legalmente les corresponden debería implicar la aceptación pacífica y agradecida de una merma en su libertades individuales... No sé si estar en contra de las prohibiciones que limitan las libertades individuales serán sandeces, pero a mí me parece que es más bien al contrario. Claro, que sólo es mi opinión.

Olga Bernad dijo...

El burka no es una "libertad individual", es la ostentación de un símbolo que significa lo que significa. Y no me gusta lo que significa. Tendré derecho a decirlo y que no se traduzca de forma tan torticera.

Er Tato dijo...

No creo que yo haya cuestionado tu derecho a decir lo que piensas ni que en mi respuesta te haya traducido, ni de manera torticera ni de ninguna otra, pero eres libre de pensarlo así. Faltaría más.

Máster en nubes dijo...

Tato, me parece que la entrada no dice lo que yo quería ;-)

No es sobra la imposición del burka, algo en lo que yo creo que todo el mundo estará de acuerdo, sino precisamente en que NI VOLUNTARIAMENTE se puede permitir ese atuendo en una sociedad democráctica como la nuestra. Voy a intentar explicarlo de nuevo.

Juan Carlos, de acuerdo, pero en mi caso lo de que sea seña cultural o no lo sea, religiosa, política, deportiva.... me es totalmente indiferente. No es porque sea símbolo, que el símbolo puede ser cualquier cosa -hasta que yo como señal de sumisión ante un hombre lleve un aro en la cabeza, pongo por caso... o que yo llevase la bandera de España tapando todo mi cuerpo y cara como homenaje a la selección española ;-)- es que la veladura total de un manto que tapa a toda la mujer, la cara incluida, no permite que ésta sea un individuo, sino una masa informe que pasea por la acera.

También es símbolo el simple pañuelo que cubre la cabeza y yo con eso no me meto porque deja que veamos a una mujer, allá cada uno con lo que lleva mientras se permita tener una identidad pública, operar en el espacio común de ciudadanía con la cara descubierta, capaz de identificar quién eres.

Y no solo por seguridad, que también para mi es hasta secundario, es por un tema de espacio común, ciudadano, donde somos personas, individuos, con sus caras. Lo voy a intentar explicar en la entrada siguiente.

Olga, por ahí va, voy a poner un par de ejemplos. Es como si en Hacienda o en la Seguridad Social un hombre habla por mí, me representa, sea porque cuestiones religiosas, de educación recibida, de gusto que le coge a la cosa o lo que sea.... Acabo de verlo en ambos sitios. La señorita de la ventanilla le dijo al sujeto que él no firmaba por su mujer, que su mujer era quien tenía que firmar. La doctora le dijo al paciente (musulmán) que a ella le parecía de perlas que quisiera un médico hombre, pero que ella era una funcionaria y le veía ella. Y ni cultura ni leches: es un tema de ciudadanía simple y llanamente.

Tato, voy a dejarlo para la siguiente entrada. Pero no es el caso. Un sistema libertario como el que tú propones deja en vacío la democracia, el sistema, y deja que los más fuertes se impongan. No es sobre el vacío total sobre el que edficamos la convivencia, es sobre unos valores comunes y mínimos que aceptamos todos. Es sobre el reconocimiento de unos derechos. Me es igual que una mujer lleve burka porque le mola y se lo ha hecho Versace que porque lo diga el Corán o esa sea su interpretación. En la calle, en la escuela, en el trabajo, en las Cortes, en el mercado, en la universidad, etc.etc... vamos todos a cara descubierta. Y por supuesto que tampoco permitimos -y es un error hacerlo- que la gente vaya desnuda.

Voy a ver si me explico en la entrada siguiente con el señor conde, el casco de su abuelo -que es ya de 400 años y a él le mola llevarlo tapándole la cara entera- y otro par de ejemplos.

La libertad individual no es el bien supremo, si no, permitíríamos, como he explicad, el duelo a la puerta de los cementarios, o la esclavitud consentida (¿te acuerdas de la película de Fernán Gómez, Tato;-?) que es un método estupendo para que alguien cuide de ti y tú no te preocupes de nada.

Er Tato dijo...

No, no te has explicado mal, Aurora. Yo he entendido la entrada exactamente como la explicas. Es sólo que no estamos de acuerdo. Sólo eso.

Besos

Máster en nubes dijo...

Y por cierto y ANTES QUE NADA

Gracias a todos por estar y decir lo que pensáis, esto a mí me estimula la cabeza. Así que muchas gracias a todos, especialmente a Er Tato no por nada, es que creo que precisamente hay que argumentar las cosas, lo que uno cree, de manera convincente. Me acabo de dar cuenta de que quizá no lo he sido lo suficiente, voy a aportar otros argumentos, y hasta es posible que Tato me convenza de su posición: NO SERÍA LA PRIMERA VEZ.

En cualquier caso según creo la defensa de prohibir el burka no va por un tema de símbolo, que cada uno es muy libre de alegar una simbología, es que es un atuendo que no deja que una mujer sea.

Ea, gracias a todos, Impresiones de la Tortuga, bienvenida, he entrado a trapo como un Miura y no te he dado las gracias siquiera por leer y comentar.

Suso dijo...

Creo que el tema de la prohibición o no es más "electoral" que otra cosa.

Si nos ponemos serios el burka no es más que una señal de muchas otras cosas, que no son ni democráticas (que es donde vivimos aquí), ni sociológicamente aceptables en nuestra sociedad.

Pero detrás hay una masa de cientos de miles de personas que si las tratas mirando para otro lado tienes el voto asegurado.

Esto lo he vivido yo por razones profesionales, pues no son pocas las personas musulmanas que trabajan junto a mi. Lo tienen muy claro. Algunas por convicción, otras porque no les queda más remedio.

En realidad es tan sencillo como hacer cumplir nuestras leyes del mismo modo que ellos, cuando vas a su país, te obligan a cumplir las suyas.

Pero somos idiotas. Cuando vino el Ayataolá de Irán de visita a España se negó a darle la mano a nuestra Reina - el año pasado. Y todos a tragar.

Si yo soy la Reina le recibo en minifalda y le pido prestado a la Merkel el vestido ése super escotado que llevó en una recepción en la UE, para que sepa el iraní que está en un país libre

Olga Bernad dijo...

ES torticero, Tato, lo siento, ese es el nombre (y no lo digo por ti, sino por el debate social generado) es torticero darle la vuelta al asunto como se le está dando, aunque las palabras sean educadas.

Que no me pidan que, en nombre de la libertad (precisamente de ella) acepte lo que la ataca directamente. No puedo.

Máster en nubes dijo...

Exacto, Suso, aunque yo creo honradamente que hay que argumentarlo no desde qué significa o no el burka, sino desde otro enfoque.

Y lo de la reina de acuerdo también.

Y lo de las ministras callando como muertas... De verdad, la incoherencia entre las cuotas, la paridad, los comisarios... y luego callando ante cosas de este porte...

Olga, yo también lo creo, pero no por Er Tato, sino porque creo que es un argumento falaz utilizar la libertad, que tanto ha costado a tanta gente, para justificar que las mujeres vayan por la calle como sombras, sin ser personas, fantasmas irreconocibles... Una vergüenza.

Blimunda dijo...

Olga, desde tu punto de vista no puedes aceptarlo ,claro, desde tu punto de vista, pero TATO creo que se está poniendo en el punto de vista de esas mujeres que lo llevan porque creen que deben de llevarlo, ya que así se lo impone su religión.

Saludos para todos!!

Olga Bernad dijo...

Blimunda, ya lo sé. Cuando por la misma que ley que a esa mujer le impone el burka, decidan que pueden matarla si la pillan cometiendo adulterio, tendremos que salir todos a defenderla. No me meto con las personas que lo llevan, digo que la sociedad que trae consigo llevar el burka y permitirlo no es la que quiero para mis hijos ni para mí. Y pueden llevar el burka en su país, pero si aquí aceptan de muy buen grado todas las ventajas de nuestra sociedad con respecto a la suya, y se vienen en masa por pura cuestión económica, deberían también aceptar algunas otras cosas. El respeto no sólo tenemos que ejercerlo nosotros.
Creo que la tolerancia hacia determinadas cosas por esa especie de miedo a que te consideren racista no defiende la libertad, no es como si alguien sale desnudo a la calle, el burka es una forma de vivir que ellos consideran adecuada para todas las mujeres. También para ti.

Blimunda dijo...

Olga, yo no soy tolerante por miedo, lo intento ser porque me gusta que también lo sean conmigo.
Esas mujeres no pueden salirse de los mandatos de su religión por el mero hecho de vivir en otro pais, que no es el suyo de origen. Llevan esas imposiciones grabadas en lo más profundo de su ser aunque ni a ti ni a mí nos gusten, y claro que aceptan nuestras ventajas, pero nuestra costumbre de ir descubiertas, entra en contradicción con lo que entienden por su "deber estar en el mundo".
En el fondo creo que estamos de acuerdo, hay que luchar contra el burka, lo que no tengo tan claro es que prohibírselo a esas mujeres sea la solución.
Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Pero vamos a ver, que ya está bien, yo no hablo de prohibírselo "a esas mujeres", cuya aceptación voluntaria podría discutirse porque a uno muchas veces no le queda más remedio que elegir lo que elige, y entonces aunque lo elija desde la sinceridad, el concepto de libertad ha quedado herido desde el principio. Hablo de que el estado español regule, como está haciendo y es su deber, esa situación en nuestro suelo. Punto. Y que esa regulación tenga en cuenta las costumbres y usos del lugar y no dé carta de naturaleza a símbolos que llevan implícito, a ver, no sé, detallitos como que una mujer no es nadie, que no puede trabajar, hablar, estudiar ni pensar sin permiso de su marido. Y que si le es infiel, se la puede dilapidar o por lo menos generar un debate sobre la conveniencia o no de dilapidarla, lo cual ya es suficientemente escandaloso.
Lo que no es solución es comprender lo incomprensible. Si esa manera de pensar avanza o simplemente se tolera en una sociedad que tampoco está precisamente libre de machismo, no será, desde luego, con mi sonrisa ni mi unión a la políticamente correcta teoría del respeto. Yo respeto a las personas, sí, a todas. A las ideas no, lo siento, no puedo respetarlas a todas. A veces hay que decir no. Es que vendría Hitler y tendríamos miedo a decir "no respeto su visión del mundo", por el amor de Dios.

Blimunda dijo...

Olga, creo que no me he expresado bien, pero para nada quería que te enfadaras.
No estamos de acuerdo y ya está, no pasa nada.
El tema es muy complicado, al menos yo lo veo muy espinoso y de difícil solución. Mejor no sigo.

Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Que yo no me enfado contigo, Blimunda, qué absurdos códigos seguimos en lo que llamamos "debates" cuando cualquier defensa que se salgo de los gestos tibios se considera un enfado. Lo que me enfada es todo lo que implica una mujer con burka, no tú, no ella. También esa finura de lo políticamente correcto.
El problema no es estar de acuerdo o no, sino ponerle la mesa a actitudes tan dañinas. Las cosas importantes no nos las han regalado, y a veces hay que defenderlas, aunque no quede bien.