Mira que vivimos en una ciudad grande donde millones de demonios y ángeles cruzan todos los días las calles, entran en los bares, van a la oficina o a clase y vuelven para besar a sus hijos, abrazar a su mujer o a sus padres. También hay quienes cenan y duermen de cualquier modo y en cualquier parte, no pegan ojo hasta bien entrada la madrugada. Tienen un insomnio constante.
Por eso, por favor, te pido que no te enfades por los comentarios que hacen de si tú te quedaste una noche o si yo me paso demasiado tarde por tu casa. O las cábalas sobre qué ocurre, qué resorte saltó o salta, si me buscas tú o soy yo la que te anda buscando.
De verdad, da igual. Hay que dejar que la gente hable.
Por mi parte te diré que me hace gracia. “No hace más que mirarle". “No hay un día que falte para visitarle”. “Está siempre ahí, como la funeraria”. O que me pregunten “oye, ¿a ti que te pasa que te vas riendo sola?”, que me digan “escribes con otro aire”, “te pones al mundo por montera y a los demás que les den aire”.
Pues eso, aire: que corra. Más aire, mucho más, hace falta.
Mientras tanto tú y yo a lo nuestro, dando un pasito o sin darlo. ¿Qué más dará? No hace falta llegar a ninguna parte. Y es agradable vivir en braille, a tientas, explorándonos.
Vamos a pensar los dos que no hay cotillas, ni cobardes, ni envidiosos, ni celosos, nadie de ese pelaje. Solo personas buenas a quienes les encanta que en el segundo interior o en el quinto a la derecha según se sale haya una lágrima menos o una soledad no tan grande. Por eso, más que nada, hablan.
Y los que se hacen cruces o se escandalizan, que ladren. Déjales que ladren.
25 de octubre de 2009.
8 comentarios:
Aurorita, Aurorita gracias por darme la idéa de vivir en braille, ahora tengo mas que leer: a Ella.
Así es: vivir en braille, a tientas...me apunto a eso. Con luz o sin ella, a mi aire.
Besos.
Bien saben los programadores de TV lo que le gusta a la gente.
Saludos.
Aurora, que frescura, que alegría hay en tus palabras, tú que te vas riendo sóla.
Cómo has reflejado esas mariposas!!!
Te felicito, un beso.
Olvidé decir que me encanta que hayas traido a mi amado Jorge Drexler.
Más besos.
Naranjito, pues que disfrutes con tu (su, vuestra) lectura.
Juanma, sin ninguna seguridad en nada, con dudas siempre. La independencia se paga. Besos a Adela y al licenciado, pero qué rico...
JC, ¿tú crees?... Quizá nos gusta para lo que nos educan o nos educamos. Me parece que el gusto se educa, no es innato. Si toda la vida te dan hamburguesa de tres al cuarto, basurita, no puedes apreciar un solomillo de ibérico cuando te lo ponen delante. El paladar (visual, de oído, de lecturas, de cabeza, emociones, etc...) creo que se hace y se modifica. Perdona esto, es que me parece una coartada estupenda que tienen los programadores de televisión. Odio el medio, he trabajado para él unos cuantos años. Quizá por eso lo odio tanto, lo he visto por dentro... y eso que tú dices es lo que ellos dicen: damos a la gente lo que quiere. Y no es así: acostumbramos a la gente a lo malo, y así la deslizamos cada vez hacia peores gustos. ¿Tú no crees que en general el gusto era antes más fino, en general, el de todo el mundo, que había una finura -con brutalidades y todo- más de alma?
Cotillas ha habido siempre, como malvados, pero el amplificador de m. que significa la televisión mayoritariamente hablando ha agrandado el fenómeno y hace bajar el nivel de todo el país hasta extremos insospechados.
Blimunda, tienes nombre de princesa medieval en un castillo en lo alto, gracias por tu comentario. Me alegro mucho que compartamos nuestro amor por Drexler, como compositor no tiene una mala letra en mi opinión.
Cada vez que te critican, te pones más guapa. Así, que hala, que te critiquen, sobre todo si es para que haya una lágrima menos. Feliz verano.
Jesús, se lo diré a la interesada y yo tomaré nota por si me pasa.
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