Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Desde


Desde donde pido hasta donde suelo dormir no hay mucha distancia. Sólo cruzar la Castellana.

De un lado, la iglesia de San Fernando con su parque, más arriba la otra parroquia, la que todos conocemos como la de los peces porque hay unos peces en la puerta. San Jorge está más abajo, en el centro del barrio hay un supermercado Día, luego algunas tiendas y casas de pisos donde vive sobre todo gente mayor, pocos jóvenes en ellas, niños tampoco muchos, sólo hay más en los chalets de más allá donde no hay luz casi por la noche.

Andas la Castellana, pasas unas cuatro o tres calles donde la gente trabaja y llegas a Bravo Murillo. Lo atraviesas y sigues hasta que empiezas a ver casas blancas o de ladrillo, pero pequeñas, tres pisos las que más.  Por allí queda alguna pensión que puedo pagar y algunas casas abandonadas que se pueden aprovechar antes de que las tiren. Allí íbamos alguna vez cuando estaba vivo Mario el Cantiflas. Como ahora no construyen ya, hemos podido volver. Hubo unos años que nos hacían movernos casi de cada noche. No sabíamos si cuando volviéramos nos íbamos a encontrar sin colchón, sin ropa, sin comida, sin nada. A veces acababa todo tragado entre los escombros. Esos que dejan antes de que comiencen a hacer el hueco grande en la tierra para construir en ella.

Nati y yo pedimos juntas y dormimos también juntas. Dependiendo de si tenemos casa segura o no, aunque va también por temporadas, nos vamos hacia Bravo Murillo o nos quedamos por el parque. A veces nos buscamos un cajero, de los que tienen puerta, si hay frío o lluvia. Aunque esos sitios tienen más de malo que de bueno. Siempre hay quien te lo quiere quitar, algunos gamberros con ganas de meterse con nosotros, que nos mean encima o nos echan porque les hace gracia. O la policía que viene de vez en cuando porque les llama alguien.

7 comentarios:

Modestino dijo...

Este serial de "preposiciones" es buenísimo; no estoy comentando nada porque está todo dicho.

Pero que conste mi admiración.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Desde por la mañana temprano hasta que cierran los ojos, para soñar con otra vida y otro mundo, hay quien va de aquí para allá entre una corriente ajena a ellos. La corriente de la vida de la gente corriente.

Desde luego, Máster, sabes contarlo magníficamente. Sin desde-cirte.

Un abrazo.

sarracena infiel dijo...

Desde donde estés, llámame.........................., por favor

Máster en nubes dijo...

Gracias, Modestino, un abrazo.

Javier, eso, muchas corrientes, y gente ajena a ellas, en la suya. En fin, un abrazo, me canso ¿sabes?

Anda Pepa, que me has dado un susto de muerte.

Hala, mañana más...

Al Neri dijo...

Buena historia, me gusta.

elpiyayo dijo...

Buen retrato y sino me equivoco te has metido en la piel de una de ellas que pueda que no exista y no por eso deja de ser verdad lo que cuentas. Además lo describes por tener buen conocimiento de ello. Yo podria contar cosas más patéticas de mi barrio,porque mi barrio es un submundo, es el barrio donde más habitantes por metro hay en Europa y donde más entidades bancarias hay por metro cuadrado, La Cruz de Humilladero, pero no podria contarlas como tu. Porque caeria en la ordinarierz, el victimismo y mi lengua deslenguada.
Abrazos desde Málaga

Máster en nubes dijo...

Gracias, Neri, vamos a ver como la acabo, estaba escrita entero pero me comí preposiciones sin darme cuenta, las he tenido que meter en medio a machamartillo, qué desastre.

Piyayo, todos los que salen existen aunque estén todos también fabulados, claro, pero todos los he visto, los veo, año tras año por el barrio de mi madre. Lo que cuentas no sé, yo me animaría a contarlo si te apetece y te nace, claro. Tengo la sensación de que al final todos los que contamos algo caemos de alguna manera en el victimismo de un corte o de otro, más ligero o más constante, no sé, por eso no lo dejes de hacer ¿eh? Venga, un abrazo.

Aurora