A raíz del comentario de Ana ante la casi seguro poco caritativa entrada de ayer me he quedado pensando. Sí, Ana tiene razón y todos tenemos algo de malo y bueno, de listo y tonto, sin duda alguna, y de todo el mundo se puede y debe aprender, de eso estoy segura. Pero todo ello no obsta para tener cierto cuidado con lo que mi amiga y excolega A. me contó una noche y que apodaba como la teoría de la empatía global.
A. es una morena de rompe y rasga, 31 años, curranta como la que más, y, sobre todo, buena. Pues eso, como es buena, pues le ocurre como les pasa a muchas mujeres buenas: que tiene una gran capacidad de comprensión de las circunstancias ajenas, de todas en general, pero de las masculinas en particular. Esa empatía global hace a veces que una entienda no lo que hay que entender –que es mucho, por supuesto-, sino lo que no hay que entender de ningún modo. “Pobre, tiene mucho trabajo”, “Pobre, claro, no ha tenido tiempo”, “Pobre, claro, se le habrá pasado X o Y”, “Pobre, claro…" Siempre es pobre, muy pobre. Paupérrimo. Y ese pobre te acaba tratando mal.
Y así ocurre que las más buenas entre las buenas son a veces tratadas de una forma que no corresponde: días sin saber de un hombre, hombres que te piden dinero (literal), que pasan de ti siete pueblos, faltas de respeto desde el inicio, etc. Y, en cambio, las mujeres que tratan a patadas, pero a patadas, tienen siempre algún sujeto suspirando por sus huesos. Sé que ocurre al contrario igual porque tengo amigos y me dicen que a las mujeres los que nos gustan son los que nos tratan mal.
Así que pasa en los dos lados.Algunas veces la cosa se presta hasta a la exhibición de la "víctima", él o ella: cuánto sufro, qué mala o malo eres, cuánto te amo y qué poco caso me haces. Así que al mal tipo o mala mujer se le une a veces una mujer o un hombre que en el machaque encuentran una vía perfecta para la queja pública, la exhibición y hasta una coartada para la creación literaria. Ya se sabe que el machaque ajeno (aunque es fundamentalmente propio) renta una barbaridad literariamente hablando. Los buenos amores son discretos y quizás por eso menos literarios.
Pero sigamos con la teoría de la empatía global. Esta no es aplicable solo a las relaciones hombre y mujer. Ha hecho mucho daño, pero mucho, en otros ámbitos. “Pobrecito alumno, mira, claro, sus circunstancias, y tal y cual”. Aprobado. Luego el que más se queja –como los hombres … y como las mujeres- es el que se lleva el gato al agua. El que no llora... en fin, ya se sabe.
En economía ha hecho estragos: por empatía global estamos manteniendo con nuestros impuestos -3 a 4 meses al año de trabajo- a gente que no quiere trabajar, mientras gente que quiere trabajar se las ve y se las desea. No quiero poner ejemplos autonómicos, pero son de libro.
La teoría de la empatía global tiene su canción “We’re the World, we’re the children” de Michael Jackson, una cantinela que nos impide ver que hay gente no sé si más digna de ser amada –todos los somos- pero desde luego más fácil de serlo. Y de ser ayudada, promocionada, recompensada, calificada en examen, etc. No: no todos somos iguales, ni de coña lo somos. Y no es un tema de nacimiento, sino precisamente de mérito habitualmente, de esfuerzo, de ganas también. Hay gente más lista, más buena, con más capacidad, con mejores dotes o habilidades, que estudió más, lo que sea. O simplemente más educada. Una cosa es negar el saludo y otra cosa tratar a todos igual: no.
He trabajado en cooperación al desarrollo y puedo decir también que la empatía global aplicada sin sentido común sirve para que se llenen los bolsillos gobernantes y gente de pocos escrúpulos y sigan sin comer, sin educación y sin trabajo aquellos a los que pensamos que ayudamos. Lo he visto y lo veo.
La empatía está bien, pero no puede ser global ni, sobre todo, indiscriminada.
De igual forma que no creo en la discriminación positiva en eso del género – en empresas, en política, ya se que muchas amigas mías sí, pero yo no, me espanta- creo en cambio que a la hora de sentir empatía y compasión a la hora de las relaciones personales hay que discernir quién la merece y quién no la merece con una sencilla regla quizás injusta: no la merece quien te trata mal. Sí la merece, y toda, quien te trata bien. En relaciones afectivas, y ahí iba algo de mi entrada de ayer, lo tengo todavía más claro: creo que hay que tratar bien a quienes te tratan bien para empezar. Que no se debe tratar igual a quienes te tratan mal. Es más, no hay que dejar entrar a nadie en la vida de una, de uno, si, para empezar, no ves un buen trato desde el principio. Suena pragmático y poco cristiano, pero me es igual. Si una trata bien lo mínimo que espera es la reciprocidad al menos al inicio.
Efectivamente no se puede juzgar quién es bueno y quién es malo, Dios nos libre. En eso Ana tenía razón. Y seguramente, o no, una persona tiene mil razones para, pongo por ejemplo, ser mal educado, dejarte en la estacada, no llamar, alzarte la voz, ser roña, desconfiado, malhumorado, etc.etc. en el inicio de una amistad, de una relación. Sin duda alguna la vida es muy dura para … todos. Para algunos más, lo sé. Pero lo siento mucho: no voy a pagar un precio que no me corresponde. Porque si una trata bien a quien te trata mal lo que estás haciendo es premiar el mal comportamiento y discriminar en negativo a los que son agradables, buenos, cariñosos, con detalles, alegres, compasivos, con ganas de hacer las cosas bien, etc.
Y eso es una injusticia y, en teoría de juegos, un auténtico desastre.
Todo en esta vida, o muchas cosas, acaban siendo un juego de cooperación. Y desde pequeños tenemos que saber que hay que cooperar y al que no coopera no se le dará un billete gratis (teoría del free rider, otro día lo explico) salvo que quieras que siga viajando gratis, claro.
Otro tema. De casa se sale llorado y con la terapia hecha a ser posible. Nuestros amigos, cuando ya lo son, nos escuchan rollos macabeos y no pasa nada. Con los recién llegados hay que tener un poquito de tacto. Creo que nadie si está mentalmente sano debe echar sobre los hombros de una mujer o de un hombre que acaba de conocer las frustraciones que acumuló en una o 200 relaciones anteriores salvo si quiere alejar a esa persona de su vida. O si quiere que aquello acabe siendo otra cosa, no una amistad o relación. Personalmente no creo que una mora quite la mancha de otra, pienso que es un error, pero hay escuelas diversas y tienen muchos seguidores. Soy partidaria de que en soledad se aprenden muchas cosas, muchas, entre otras a querer de verdad la compañía, pero no cualquier compañía. A quererla como esa persona es, como lo que esa persona te ofrece por si misma, y por supuesto que con todo su equipaje y circunstancias, faltaría más. Pero no como si fueras una "solución" a nadie; los parches son de sor virginia, aunque es más recomendable un psicoterapeuta, hay compasiones que matan y las ayudas profesionales que las tiene que dar eso, un profesional.
Empatía sí, con quien demuestra tenerla. Tratar bien siempre y a tope, pero no a quien te trata mal al inicio: huir antes de que sea demasiado tarde. Discriminación positiva siempre a favor de los que son amables, encantadores, alegres, etc. etc. Y la terapia en curso o ya realizada.
PS: Pasión Vega canta hoy en Madrid. Lo siento, no es lo mismo cantar así(o como Susan Boyle), que ser una o un cantamañanas,. Pero corren malos tiempos para reconocer que no todos somos iguales. Y que no pasa nada.
21 comentarios:
Hay algo clave en el fondo de todo esto que tan bien explicas, que es el final al que ayer yo no supe llegar, que no supe enlazar con eso de que todo el mundo vale, pero no todo vale: lo importante que es la asertividad, ese saber decir NO a tiempo, para salvaguardar nuestros sentimientos, integridad y equilibrio.
Si decimos NO a tiempo, estaremos salvados. Precisamente por lo que decía en el otro comentario, por eso de que NO TODO VALE.
Ahora, la responsabilidad de poner ese límite, la tenemos nosotros. La culpa no es del malo, del tonto, del egoísta, del tío que se aprovecha de nuestra generosidad... la culpa si acaso, nuestra.
Nosotros somos los responsables absolutos del daño que nos provocan las cosas. O como mínimo, de no ser lo suficiente inteligentes como para verlas venir. A todos nos ha pasado. todos hemos apendido un poco así... a base de tortas.
No todo vale.
Lo importante es saberse mirar, saber mirar, y saber decir no.
SÓLO LA INFANCIA ESTÁ POR ENCIMA DE TODA RESPONSABILIDAD, DE TODO ESTO. ELLOS NO SON RESPONSABLES NUNCA DE CIERTAS ATORCIDADES ABERRANTES.
UN DIEZ, QUERIDA MÁSTER.
Esta vez sólo disiento en una cosa.
Yo creo que sí debemos de tratar bien incluso a quien no nos trata tan bien. Debemos evitar darles una nueva oportunidad d episarnos, de volvernos a malear, eso siempre, pero nosotros en su trato, siempre bien... Quizá así puedas hacer saltar esa pestaña que lo tiene tan aprisionado. Nunca se sabe.
Ahora, eso sí, NUNCA DEJES DE TRATAR BIEN A QUIEN TE TRATÓ BIEN. Primero por razón de justicia, eso de dar a cada uno lo suyo, y segundo, por ser bien nacido... por gratitud.
Ana, creo que hablamos de cosas distintas. Me parece, digo.
O iguales en algún caso.
Eso. Límites. Y poner límites significa que no vas a permitir que te traten mal. Pero hombre, cornuda y apaleada encima no. Que tú seas responsable de que algo te haga daño siempre es muy new age pero falso como Judas, por Dios. Pues claro que algunas cosas hacen daño... porque somos humanos. No setas.
Perdona, una cosa es que no se quiera echar las culpas, y otra que no haya cabrones y malas personas, son dos cosas distintas.
Hay gente de 10 con quien las cosas no funcionan y ya está, no hay culpables. No pasa nada. Se cierra el chiringuito y a otra cosa. Duro, difícil, pero se hace, Y es una suerte saber que siempre ha habido el valor de un lado o de otro para ello: una suerte, una bendición y un angel protector desde luego. Tú lo sabes bien, guapa.
Pero hay personas que mienten, defraudan, no tienen los santos cojones de decir la verdad, etc. Juegan a una y a otra, y por ahí ni de coña.
Faltaría más que no te sentara mal una infidelidad, una traición y que encima fueras tu la mala, joé, Ana, con ruedas de molino no.
No quieres a alguien, te vas. Te vas. Cortas la relación, pero chorradas las menos. Y cuesta, claro, porque cuesta decirlo, y hay que ser honrado, honrada, para hacerlo, antes, no en la pillada. Con un par y solo, sola, adelante, no cuando tienes sustituta, sustituto.
La regla de oro que es elemental y sirve para todos: no hagas a los demás lo que no quisieras que te hagan.
Esta simple y llana regla se incumple y se jalea su incumplimiento.
Y es muy fácil: ¿me gustaría que la persona que quiero o la que he querido hablase de mi? No, pues yo tampoco hablo.
¿Me gustaría que queriendo a un tío otra me lo birlase, él se fuese con otra? Pues de igual manera un tío que sale con alguien, no sólo que esté casado/emparejado es sagrado, me da igual que sea políticamente incorrecto: lo es. Arregla tu vida, haz lo que quieras, pero no me líes.
Eso es empatía de verdad, con quien hay que tenerla, y no el morro del diez de pensar "pobre" o de no pensar en absoluto.
No todo vale, no. Y luego se puede hacer literatura, coña y todo lo que quieras, pero lo que no hay es valor. Ni el más mínimo atisbo.
El mundo está lleno de cobardes y cantamañans.
Y cuando alguien no lo es Ana, parece que es un jacobino, pero no es así. Es que no se juega con la gente y luego se dice que encima si hay daño es culpa "del otro", hombre por Dios, Ana.
Un mínimo de coherencia, cabeza y corazón. Y menos chorradas, por Dios.
Y es posible que una tenga que tratar a alguien porque lo tiene en el trabajo o donde sea o porque, por ejemplo tiene un hijo en común.
Pero si no hay nada en común, si no tienes obligación por curro, si puedes (oh gran lujo reservado a unos cuantos privilegiados ;-) elegir... si estás en el inicio de una amistad, la vida es muy corta y el tiempo hay que dedicarlo a la gente buena, no a la mala.
Hay muchos buenos esperando, y muchos malos ocupando tiempo que no merecen. De verdad te lo digo, Ana.
Gente estupenda por ahí, fantástica, y son 2 días, y uno nublado.
Es simple economía de esfuerzos, nada más. Y tranquila, que siempre hay un roto para un descosido y hay mucha gente a la que le va mucho la marcha, así que los que tratan mal solos o solas no se quedan jamás, no hay ni que preocuparse por ellos.
No, yo no he querido decir que la capacidad de decir por aquí no paso... nos vaya a evitar sufrir: primero porque para decir NO a algo ese algo se ha tenido que, como mínimo, presentir, y como mucho, padecer... en definitiva ese algo que hemos de evitar ya nos ha hecho daño.
La asertividad, de lo que nos salva, es de ser hundidos del todo, no de los avatares de la vida.
Anda que no hay que rodar hasta aprender a saber decir NO... Pero la responsabilidad de no hundirnos del todo es nuestra. Precisamente por eso, porque no somos setas y porque nos afectan las cosas, a veces, demasiado.
Nosotros siempre seremos los responsables de nuestro daño y de nuestra capacidad para decir un ¡basta!. Yo no he hablado de culpables, de que seamos culpables de nada. He hablado de la responsabilidad de ser firme. Por supuesto que como tú dices hay personas que mienten, defraudan, no tienen la valentía de decir la verdad, etc.... que juegan a una y a otra... pero no es menos cierto que yo tengo absoluta libertad para dejar de estar a su lado en el momento que lo veo venir. Y las cosas siempre, en algún omento, se ven venir... los afectados lo ven siempre, más tarde o más temprano.
Claro que las cosas duelen, es inevitable, pero la responsabilidad de que sigan doliendo ya es mi parte. Como tú dices... con ruedas de molino, nunca.
Por supuesto que todo esto tiene su excepción, existen circunstancias en que pensar esto está fuera de lugar, hay gente demasiado hundida ya, que quizá no pueda dar un paso más con cordura.
Yo nunca he hablado explícitamente de culpas. No sé, si lo dí a entender es que me explique muy mal.
Yo no he dicho que tenga la culpa yo del daño que me hacen otros, he dicho que tenemos la responsabilidad de decir basta, por aquí no paso, y de esto me voy a curar.
Las cosas ocurren, la gente comete errores, la gente es a veces como tú dices cobarde y cantamañanas... y hacen daño. Pero siempre será mía la libertad de darme media vuelta y aceptar las cosas como han sido, intentando evitar que me hagan más daño, intentando también no ser cobarde ante lo que ocurre.
Eso no es más que vivir.
Y vivir supone arriesgarse, decir basta, llorar... y no rendirse.
Esa es nuestra respondabilidad. Lo demás... lo demás es el mundo. La vida... ese estupendísimo viaje.
Mil besos al Boalo.
(me resulta muy complicado explicarme)
Me he vuelto a leer... y quizá me ha salido todo un poco mal explicado.
... ainsssss.
Presiento que no se me entenderá.
Un beso Máster
... Y SÉ MUYYYY FELIZ ESTOS DÍAS.
Veamos Aurora, la empatía global existe. Es verídica como la vida misma, y la describes.
Eres capaz de poenre ejemplos y describir aspectos que nos acercan.
Pero eres muy positiva, la realidad, pienso, que es mas cruda de como lo cuentas y transmites.
Un abrazo.
Buenoooooooooooo, casi que me da miedo interrumpiros hedbannas hoy-nada-pastoriles.
¿Puedo?
a. Generalmente, encontramos insoportable en los demás aquello que disculpamos e nosotros mismos, siempre es "distinto".
b. Generalmente, incluso cuando intuimos lo poco oportuno de nuestro comportamiento, nuestra tende cia es la de elaborar alambicadas teorías que nos hacen vernos bajo una luz, digamos, más favorecedora.
c. Generalmente, rara vez perdonamos a los demás lo que les hemos hecho.
Y ya, que luego entro en jardines llenos de áspides y la lío.......
Ana:
Lo bueno de hablar por teléfono ... es que se sigue y se da una cuenta de que a veces se está diciendo lo mismo con enfoques distintos ;-)
Buen día, guapa
Aurora
Javier:
Bienvenido y gracias por comentar... Pero no sé a qué te refieres con que soy muy positiva. Si puedes aclararlo, te lo agradecería. Pensaba que era al revés, que lo pinto oscuro ...
Un abrazo
Aurora
Llego tarde y no he leido la entrada de ayer. Ni los comentarios.
Para mí, en resumen: saber querer (con medida) es saber quererse (también con medida).
De ahí que lo de la empatía global me parezca bien como mero sentimiento, sin más. En concreto, sin embargo, en relación al otro/a, la empatía ha de ser proporcinal y recíproca. Lo contrario, es despreciarse. Y eso, acaba mal, muy mal.
Puedo contar mil historias reales. Pero no hace falta.
... y, en efecto, es sabio consejo, eso de que "de casa se sale "llorado y con la terapia hecha".
Me ha gustado mucho la entrada.
Pepa, anda que... ;-)
a. Generalmente no es asi.
Hay personas que no son así y que precisamente porque no son roñas no aguantan a un roña, como no son cobardes no soportan a un cobarde, como no son frias no soportan la frialdad.
Serán los que tú conoces por tu trabajo, preciosa.
b. Otro si. Unas personas hacen esto más y otras menos o en absoluto. Hay gente, oh, increíble, que reconoce que comete errores y hasta pecados. Y no sólo lo reconoce: intenta no hacerlo más. Y hasta pide perdón. Hay gente muy rara, Pepa, pero quizás por tu trabajo ves a las contrarias: las que con las manos en la masa te dicen que pasaban por ahí... ;-)
c. Aquí no te entiendo ¿Que no perdonamos lo que les hemos hecho?
Creo que hay personas que perdonan mucho, casi todo, y que habitualmente disculpan lo que ellas mismas disculpan en su propio comportamiento. Pero también creo que hay algunas personas con más cara que espalda que siguen haciendo a otros lo a ellos no les gustaría que les hicieran... La regla de oro no se enseña ya ;-) y socialmente está olvidada... y minimizada
Pepilla, guapa, tú eres abogado y tratas con gente así.
Yo no lo soy, y creo que se nota. E insisto:
1. Hay gente más lista, menos, más buena, menos, más generosa, menos, que canta mejor, que canta peor, etc. No todos somos iguales.
2. Todo el mundo es en origen reflejo de Dios pero no todo el mundo se comporta de igual manera: hay gente que se comporta de una manera que te hacen la vida más agradable y mejor. A una o a más personas. Personalmente intento rodearme de esas personas, es que sufrir no me gusta, la verdad. Y es curioso: si tratas bien y te devuelven bien... entras en un buen círculo. Si te contestan mal, fuera, no dejas ni que entren... Oye tú, y así que no tengo ni he tenido ni un amigo ni malo ni tonto... ;-) A lo mejor es que funciona mi planteamiento
3. Creo que la empatía global es perniciosa, creo que es bueno huir como de la peste de quien no te trata bien (sin desearle mal, pero la vida es corta y hay que elegir, y con paz y sin culpa, seguro que encuentra amigos y quien le quiera) y creo además que es peligroso ir de víctima o permitir a alguien que te lo haga.
Hay mucho morro, mucha teoría, mucho y mucha cantamañanas y canalla... y mucha gente que con todos sus defectos intenta hacer las cosas lo mejor que puede y sabe. Prefiero a los últimos, intento rodearme de cosas bonitas y de personas buenas siempre que puedo.
Y perdón, por si alguien se ofende: de personas que me parecen buenas a mi, Dios juzgará si lo son o no, de personas cuyo comportamiento sin juzgar yo sus razones internas o el motor último de sus actos revierte en hacer mi vida y la de otras personas más agradable, mejor. Por cuestión de tiempo y pragmatismo, dejo a otros juzgar intenciones, o lidiar con ellas o re-convertir a personas, o intentar cambiarlas... o meterlas en la cárcel ;-) o curarlas.
Pa vivir, digo, hay excelentes profesionales de la cosa psicológica, penal, social o analistas: o hermanitas de la Caridad. Yo no soy nada de eso.
Gracias Lumroc, en fin, porque sé por donde te mueves -como Pepa, hedbana sarracena- digo lo que digo también.
Y porque conozco por muchos amigos hasta qué punto la empatía global llena los juzgados de lo penal ;-), los familiar y demás.
No. Nos hemos equivocado.
Y por empatía no podemos dejar de reconocer que hay gente que es responsable y culpable de un mal que hace... y de decirle a otra gente que no tiene por qué aguantar, y que hace mal si aguanta.
Y las cosas están como están porque antes de ir a un juzgado nos hemos tragado la milonga de la cultura de la queja, de las víctimas que no son tales y del olvido de las más simples reglas de convivencia: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
Y quien la hace la debe de pagar...
Entre col y col te he leído; luego contesto, que ahora no tengo tiempo y requiere mucha precisión.
T'a luego ................
Uf, estoy de estrangis en el trabajo y no puedo ni leerme los comentarios (mis disculpas, volveré a ello con tiempo, tal vez diga cosas ya dichas), pero no me quiero quedar sin comentar esta entrada. Me has tocado un tema que me indigna. El igualitarismo mal entendido es tan injusto como la discriminación porque sí o la zancadilla porque me molestas. Yo he llegado a leer por ahí frases tan llenas de ese buenismo vomitivo, del tipo "valoro igual un guijarro que un diamante", pues qué bien. Claro, así si soy un guijarro y no me tratan como a un diamante, puedo llorar. Pues no, una cosa es que no haya que insultar al guijarro (eso, nunca) o incluso quererlo, y otra que haya que considerarlo un diamante.
El sistema educativo, por poner un ejemplo representativo, lleva muchos años olvidando a los que van bien y están dispuestos a trabajar; dejando en la cuneta, por tanto, a lo mejor de sí mismo, lo que podría mejorar el futuro de todos. Clases de repaso para los rezagados, profesores de apoyo, bajones de nivel para no encontrarse con el problema de suspensos acumulados que colapsen el sistema, alumnos que pasan de curso con quinientos suspensos y no pueden seguir las clases... Por no hablar del tipo de notas que ponían hasta hace poco (menos mal que se ha vuelto al sobresaliente, notable, etc.) Que eras apto y lo mismo daba si tu aptitud era de 5 o de 9,75. Por no hablar tampoco de lo mal visto que está sacar buenas notas a determinadas edades.
No todos tienen el mismo talento, igual que no todos tienen la misma bondad. La igualdad se debe quedar en el plano de las leyes, pero si en el plano personal no distinguimos, nos haremos desgraciados; si no distinguimos tampoco en lo social, caeremos irremisiblemente en la mediocridad.
Personalmente, tratar igual a quien te trata bien que a quien te machaca es, amén de una tontería, una injusticia inmensa para el bueno y no ayuda nada al malo, que puede interpretar que tiene derecho a hacer lo que quiera (mi libertad y mi ombligo, etc)y que eso no tiene consecuencias. En algún momento puede tenerlas y, cuanto antes lo sepa, mejor.
De todas formas los sentimientos son muy complicados y, en ocasiones, no se puede evitar pensar como la Fortunata de Galdós, con esa simpleza y esa contundencia "querer a quien se quiere no puede ser cosa mala". Nos ponemos vendas muy curiosas, especialmente las mujeres (creo). Así le fue a la pobre.
En fin, disculpas por el rollo y por si he repetido cosas ya dichas.
Un besazo, Aurora.
Tema complejo. Y observo que cada uno lo ve desde el prisma de su entorno, de cómo le fue en la película. Y a todos no nos fue igual.
Será la edad. Yo no puedo afirmar nada con seguridad. Ni tampoco negarlo.
Quizá parto de premisas distintas. Y lo peor, Aurora, es que no sé si podré o sabré explicarme. Así que adopto la técnica del fluido de ideas:
-Un no rotundo a lo rotundo. Salvo un par de convicciones apuntaladas tras experiencias experimentadas y valga la redundancia.
-Sabes de mi defensa a ultranza de la persona como bien absoluto. Entonces pienso un poco ... y concluyo que no sé de su bondad o su maldad hasta que me acerco. Pero me he tenido que acercar. Si no, presupongo algo que no sé a ciencia cierta.
-Cuando lo compruebo y sé que la puerta del corazón está cerrada...ahí ya cada uno. Se puede pegar un portazo o esperar.
-Y luego.. luego también depende. Porque eso lo puedo tener en casa (es un suponer). Gran tema este de las cercanías. Porque eso va en tu vagón. Y lo que se puede hacer es fabricar un poco de coraza sin anular el corazón para que no te haga sufrir tanto que no lo resistas.
Todo lo que es el mundo y las personas es tan rico que no podemos abarcarlo. Creo que va a depender de la situación, de esa cercanía que te he comentado, de lograr comprender si el paso del tiempo es favorable y queda un resquicio de esperanza par que haya mudanza en cada persona. La esperanza siempre.
A veces pienso y entono un "me acuso"... Pienso no tanto en si aquél o aquélla es o no es así o del revés. ... Pienso en la hondura de la misericordia. Tan bonito que queda estampado en el papel... y en lo lejos que estoy de aplicarla justo en el momento oportuno.
Pienso en aquella frase de la película de Mel Gibson "¿Ves, Madre, cómo lo hago todo nuevo?"
Qué complejo es, Aurora, vivir a fondo y que no salgas escaldado.
No conozco soluciones. Conozco gente -me incluyo-que podemos caer en lo más mísero, en la ruindad más esremecedora. A mí me gustaría que me dieran una oportunidad. No sé si se dará el caso en adelante. Sí sé que me han rescatado muchas veces. Por misericordia. Y cuando lo recuerdo se me caen las lágrimas de agradecimiento.
Madre mía... esto parece una homilía. Perdón por el tochazo. Me he olvidado de que no hablaba conmigo misma.
Un besazo, fuguilla. Un besazo muy fuerte. Menudos posts... te hacen exprimir el corazón, el cerebro y los higadillos.
Hoy estáis ya en un nivel de complicación...que no llego.
Como Sunsi, NO a lo rotundo.
Y también es verdad que si no te acercas no ves.
Pero a los que yo veo como malos, sin juzgar y aunque no lo sean definitivamente, por pereza o por prevención, no me apetece acercarme. Qué quieres, no me apetece.
No hablo de relaciones amorosas, esas ya ni me acuerdo; la mía es de largo y pleno recorrido. Hablo de gente que conoces y que dan pereza y miedo. Que muchas batallitas ya están conquistadas a mi edad y no mola perder terreno. Egoismo será, o no. Yo creo.
La tontuna es más frecuente pero mucho menos culpable. A esos si que les veo, casi siempre, un motivo claro y cierta ternura que me dan. Yo soy tonta, por ejemplo, y me quiero bastante.
Pero todos valen, eso sí.
Y no todo vale.
A mi no me gusta nada, pero nada que me hagan daño. No tengo la culpa si me lo hacen, de eso nada. No puedo dominar que me duela...por eso un poco lejos. Hay gente más valiente que yo y le va más el frente.
Soy demasiado empática como para no cuidarme.
Hola, Aurora. Empatía (ese don que Américo Castro, hablando de santa Teresa, definía como el "arte de ser íntima con los demás") es lo que tienes tú a raudales. A mí me resulta dificilísimo tocar temas como los que tocas, en el fondo personales, vivenciales, sin despeñarme en el confesionalismo, que no procede. Y la cosa es que me gustaría encontrar las palabras. No me apunto a lo que dice Ana y a lo que ha dicho más arriba Sunsi porque me parecen enormes y porque, aunque llego a un punto muy parecido: el de la dificultad de trazar esa línea fronteriza entre el bueno y el malo, el tonto y el listo, el cantamañanas y el talentoso, temo que no he llegado por su mismo camino de magnanimidad y bondad, sino por otro mucho más rastrero, y no puedo apuntarme a lo que me queda grande. El camino de abajo es el de la duda sobre ti mismo, el del escepticismo sobre la "listeza" y la bondad personales, y la certeza además de que por muy sinceros que nos pretendamos, no lo somos, nos contamos historias, nos las creemos, nos tenemos una enorme compasión, vemos con las luces del momento, que no son todas las luces (afortunadamente, creo que si nos viéramos como realmente somos, si vieramos el daño que hacemos sin darnos ni cuenta o queriendo ignorarlo, no nos soportaríamos).
Y si no sé cómo soy, para algunos tonta de baba que ahí me las dan todas, para otros seguro que una harpía, si veo que cosas en las que me creí cargada de razón fueron errores porque no tuve en cuenta esto o aquello, si con el tiempo ves que no entendiste a éste y que juzgaste mal a aquél, y te duele, te duele mucho, y la única excusa que encuentras es que no sabías, y ni siquiera sabes si es excusa porque igual deberías haber sabido... ¿Cómo vas a atreverte a juzgar a nadie, a decir es así o es asá, a no considerarlo con indulgencia?...
Y podría seguir mucho rato, porque todo lo que dices da para mucho, pero sería muy largo y quizá ya demasiado concreto, sobre modos de tratar mal, sobre buena educación y encantos múltiples con los que ocultar maldades, sobre buenos que mienten más que hablan y malos que ya no podían más, sobre expertos en imagen y salir inmaculados y desgraciados que cargan muertos, sobre gente llena de talento y artimañas, sobre cantamañanas tan felices... ( y sobre todo aquello de la envidia de los dones, que humildemente me parece que no, que estamos hechos de tal modo, nos queremos tanto en el fondo, que cada uno piensa que para dones los suyos, que los dones son como los hijos, los tuyos -sean como sean- para ti son los mejores, ni se te ocurre envidiar los ajenos...)
En fin, perdón por el desbarre, Aurora, es lo que tiene escribir con empatía como tú lo haces. Muchas gracias por todo y un beso. Y que disfrutes mucho de ese viaje.
Cristina
Con la venia, Aurora, me gustaría charlar un poco con Cristina. Su comentario que me ha atrapado desde el principio hasta el final.
Cristina, sin falsas y tontas humildades... ni magnánima, ni enorme... Creo que son las experiencias propias, las mías conmigo misma y con los demás. Es lo que tiene un blog, que es imposible saber nada más que lo que se escribe. El pasado es mudo. Y del pasado , de experiencias quizá duras ... de haberte visto realmente como eres ... cuando ese espejo nítido escupe en tu cara que puedes ser igual de mezquino que el más mezquino del planeta, paradójicamente, acabas siendo menos dura. Si acaso tiene algún mérito no es otro que intentar aprender de ello. Y aprender para sobrevivir.
En tu comentario intuyo experiencias que te hacen tocar de pies en el suelo. Sobre todo al final. En tu final percibo vivencias parecidas.
No es que no quiera parecer buena gente. Supongo que eso cualquiera lo quiere. El Bien es atractivo incluso humanamente hablando. Sólo quería precisar que estoy más cerca de tu comentario de lo que piensas. Y decir también que últimamente el tema de la misericordia ocupa parte de mis pensamientos. Por razones que no se pueden explicar en un blog.
Un abrazo.
Perdona Aurora. Es que este tema tiene tantos matices... O igual soy yo, que me complico.
Besos enoooormes.
Cristina, gracias por ese traje magnánimo que me quieres adjudicar, pero es que... me queda grande. No es mío, no me pertence.
Aquí asomamos con nuestras teorías, pero luego, en realidad somos lo que hacemos. Y las cosas no siempre nos salen bien. No siempre son de limpias como nuestras palabras. A mi al menos me sucede a menudo.
Mi teoría de ayer me quedó muy mal expresada.
Hoy dejo aquí unos párrafos, que si hubiera encontrado ayer... otro gallo me cantaría.
Son de la filósofa María Zambrano... me la oiréis tantas veces.
"El amor en el mundo cristiano tiene el valor de redimir, no al que lo siente, como en Platón, sino al que lo recibe. Desciende a quien no lo espera, a quien no lo merece, vence al rebelde. Es la victoria cristiana, en la que no existe vencido".
Si yo hubiera encontrado esto, hubiera sido entendido mejor lo de tratar bien a quien quizá no me trata bien, a quien no me cuida bien... a quien un día me hizo tanto daño.
Sólo la caridad es capaz de hacernos salir de la tragedia en la que vivimos por ser tan limitados. Y yo espero esa caridad en cada una de esas personas a las que ofendí o hice daño. Luego si espero, estoy obligada a dar. Quiero hacer con los demás lo que yo quisiera que hicieran conmigo.
La magnánima segunda oportunidad, que no me quiten su esperanza.
Otro párrafo:
"Hoy el ser humano ha perdido el apoyo de aquelllos principios que lo elevaban por encima de la simple naturaleza, que le hacían ser más que la suma de sus instintos, que le hacían soporte de una transcendencia que rebasan su simple vida."
Nuestras vidas son simples, sí, y como decíamos ayer, las cosas ocurren, la gente comete errores, la gente es a veces cobarde y cantamañanas... hacen daño. Pero todo ser humano es mucho más que la suma de todas esas simplezas.
Yo al menos ni me siento simple, ni quiero ser sólo la suma de mis simplezas. luego no he de sentir a los demás desde su simpleza. He de transcender su presencia.
Una vez Alguien lo hizo por mí. Lo hizo con un terrible sufrimiento. Y me pidió que yo hiciera lo mismo con mis hermanos. Yo no me lo merecía, así no juzgo nunca si los demás se lo merecen. No es mi trabajo.
Yo sólo siento el peso de la Exigencia más inexorable y el apoyo del Amor más incondicional.
Pero ayer no tuve a mano estas palabras. Y no me supe expresar... por esa suma de simplicidades que me limitan.
ES UN PLACER ESTAR AQUÍ CHARLANDO.
Muchísimas gracias, Sunsi, Ana. Y sí, por ahí andamos, de ahí precisamente venimos: de todo patas abajo, lo que pensabas sobre ti, sobre los otros, las expectativas, los intereses, lo que deja de importar... lo que de verdad importa.
Yo también, Ana, si yo hubiera sabido eso, si me hubiera apoyado en Quien debía, igual había podido... me parece que sabes de qué hablo, de casas mal construidas y albañiles agotados.
Sunsi, con el párrafo final no me refería a lo que has pensado, o sí, pero no tengo vivencias parecidas, tan cercanas. Era sólo una reivindicación del "cantamañanas". Yo soy una perfecta cantamañanas ¿y qué, pasa algo?
Gracias de verdad, es más que un placer pasarse por aquí.
Cristina
...cantamañanas y maleducada, perdón Aurorita del Boalo, gracias y besos también para ti.
En cuanto a las geografías y los albañiles, tú los conoces, tú sabrás qué decirles y si se puede, a veces se está muy perdido, siempre se está muy cansado y muy desesperanzado, y muy asustado también. A veces agradecen que alguien se entrometa. ¿Has visto en los incendios los que se tiran por la ventana desde el piso 20? Saben que van a la muerte segura, a veces en cuestión de media hora habrían llegado los bomberos, podrían haber puesto paños mojados en las rendijas...Hay que entenderlos, yo los entiendo muy bien. Pero creo que, si se puede, hay que decírselo: cómo tapar las rendijas, donde está la escalera de incendios, que apoyados el uno en el otro es muy difícil, a veces humanamente imposible, que es cosa de tres, Alguien en medio, especialista en cansados y agobiados...
Pueden mandarte amablemente a tomar por saco, pero a veces...
Besitos
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