Quedamos JM y yo para ir a la Feria del Libro en Madrid una mañana laborable. Pensamos que hará más fresco y estaremos más tranquilos. Pero hace ya calor y hay bastantes visitantes. Corren grupos de escolares con camisetas rojas buscando pegatinas o algo, andan parejas de amigos como nosotros, se ven padres y madres que empujan un carrito de bebé, también paseantes solitarios y algunos extranjeros. Creo que se nota mucho el paro. Al fin y al cabo, es un día de diario relativamente temprano.
Tenemos la intención de pararnos en las casetas de editoriales que nos interesan, no se puede abarcar todo. Pero hay en la Feria, como en los toros, un tendido donde pega más el sol para quienes andamos. Así que, al final, sin pretenderlo, acabamos deteniéndonos más en el que parece que hace más fresco.
Hablamos JM y yo de lectores que no pueden dejar un libro una vez empezado y de otros que, sin compasión, lo dejan tirado si les aburre; de quienes vuelven a un libro como si fuera un mantra, de los que no releen jamás; de quienes prestan libros, mientras hay quienes nos los dejan porque saben muy bien lo que a veces pasa; del modo de ordenarlos en la librería de casa, de llevar un registro sobre lo que tienes... En fin, de algunos hábitos de lectores, siempre tan variados.
Nos acercamos a Errata Naturae. Quien atiende es tan encantadora, que no hay más remedio que comprar algo. Atraen no sólo algunos títulos sino, además, las portadas de David Sánchez. Al final es Perros, gatos y lémures. Los escritores y sus animales. Hace ya tiempo que quiero hacerme con Flush, de Victoria Woolfe. Rafa y Merce de El rincón escrito en Urueña me lo recomendaron. Me parece que lo encontraré de segunda mano en Uniliber o Iberlibros o quizás en alguna de las bibliotecas de Ávila.
Pasamos por Gadir, pero no me llevo Corazón de roble de Roberto Escapa, creo que alguien de mi familia puede prestármelo. En El Zorro Rojo abrimos un par de libros con esas ilustraciones tan bonitas que tienen, pero no compramos. Me llama la atención al pasar por una editorial que no conozco, Kailas, Conversaciones en Silos, donde Jesús Fonseca entrevista a Victor Márquez Pailos, prior de la abadía benedictina. Lo hojeo, pregunto el precio y me lo llevo. También me quedo mirando La Cultura de la Cursilería en Antonio Machado. JM compra un libro de Marta Nusbaum.
JM me regala La civilización del espectáculo de Vargas Llosa publicado en Alfaguara. Yo a él Historia de una desconocida de Zweig, uno de esos libros con Jane Eyre, La Isla del Tesoro, La leyenda del Santo Bebedor y otros que son como de la familia en mi casa. Veo obras de Lajos Zilahy, no sabía que se hubiera vuelto a editar. Es otro de los clásicos de la juventud de la generación de mis padres, como lo fue Zweig muchísimo antes de que El Acantilado volviera a reeditarlo en España.
Una pequeña editorial segoviana, La uña rota, nos hizo pararnos por los títulos y por la calidad de edición. Me llevo algo pequeño, Visita al profesor Kant de James Boswell. Me hace reír el editor con sus libropinchos, una idea con gracia que llevan a cabo en Segovia en colaboración con bares.
No hay duda de que algunas editoriales -no sé si llamarlas pequeñas o independientes, no es fácil encontrar el adjetivo adecuado- son también como los libreros, los últimos románticos.
En MenosCuarto se nos van los ojos a ambos. Me decido aconsejada por la encargada por Siete novelas cortas de Carmen Laforet, solo he leído de ella Nada. JM se lleva Los ojos de los peces de Ruben Abella, hablamos de Neuman pero no compramos nada.
A los de Páginas de Espuma les han colocado tan al final -es por sorteo la situación de los expositores- que llegamos ya casi agotado el presupuesto y con bastante peso en las bolsas. Comenta quien nos atiende que no somos los únicos. Dudo entre Escribir ficción y Criticar ficción, ambos de Edith Wharton, al final me quedo con ambos.
Nos quedamos sin visitar o pararnos más tiempo en Periférica, Libros del Asteroide, El funambulista, Impedimenta, Veintisiete Letras (que publicó Estación de Lluvias de Javier Vásconez, de lo mejor que he leído hace tiempo) y un largo etcétera. El calor aprieta y la hora se nos echa encima.
Es el momento de tomar una caña a la sombra antes de volver al trabajo.
6 comentarios:
Una mañana muy agradable, Aurora. Gracias por las recomendaciones... Lo que falta es tiempo para leer y RELEER.
Por cierto, constato que Stefan Zweig engancha, hoy terminaré "Carta a una desconocida".
Un abrazo
Empecé el de Vargas Llosa,pero voy menos rápido que tú... Zweig es un maestro, solo un cuento malo de lo que he leído de él, el que te conté que escribió a los 19 años. Anima ver que los grandes alguna vez escribieron algo "manifiestamente mejorable", como las fincas...
Hablando de buenos libros: hoy ha muerto Ray Bradbury.
Los de Lajos Zilahy estaban en la biblioteca de mi abuela. Los leía en secreto y me dejaron un buen recuerdo.
Si puedes y te acuerdas, ¿me das alguna idea para M. (17) que ha aprobado ¡todas! y muchas ganas de leer este verano? Anda, que me fío.
Jaime, he leído muy poco de Bradbury, me cuesta la ciencia ficción, es una laguna grande. Saludos, vecino de CCAA ;-)
Lolo, qué curioso lo de los libros de nuestros abuelos y padres, son títulos que se repiten, autores que estuvieron "de moda", luego se olvidaron y ahora vuelven, me encanta.
Enhorabuena, eso sí que es una buena noticia, por aquí andamos en esas, pero hay que esperar a ver qué pasa...
Ideas para una chica de 17 años, libros o relatos recomendados, aún sin conocerla, -no estoy puesta en Moccia y ojos de cocodrilo ni nada de eso, ¿eh?-.
1. El amor siempre es "el tema" y más a los 17 años (o igual, pero es igual). Creo que debe leer Jane Eyre, que es un clásico. Si alquilas o te bajas la peli de Charlotte Gainsborough -hija también de Jane Birkin- tienes otro apoyo visual, lo digo por si acaso. Hay otra peli más reciente, de este año, pero no recuerdo de quién es. Más de amor: 24 horas en la vida de una mujer, de Zweig (la novela corta es recomendable, es una escala poco practicada y muy buena), Carta de una desconocida, del mismo.
2. Otro palo literariamente menor pero más fácil y divertido: todo Durrell, el de mi familia y otros animales (no Lawrence, demasiado temprano, sino Gerald Durrell). Son todos tronchantes y te preguntas cómo pudo sobrevivir su madre a semejante caos de casa en Corfú,los que entran, salen, los bichos, mira, me recuerda un poco a ti...
3. Si no tiene miedo y le gusta el miedo -yo soy todo lo contrario- debe de leer a Poe, lo que sea, relatos cortos, da igual.
4. Clásicos juveniles que nos entusiasmaban: Cabaña del tío Tom, el Correo del Zar (Miguel Strogoff), Verne siempre y como sea, Stevenson en vena si puede -La isla del Tesoro NO es una novela de chicos, es de jóvenes y es magistral-
ahora de amor recuerdo otra que puede encantarle, La posada de Jamaica, de Dafne de Maurier. De igual modo creo que tiene ya madurez para leer Sinuhé el Egipcio, de Mika Waltari. Si le interesa el tema religioso hay una novela sobre San Pablo apasionante, El Gran León de Dios, de Taylor Cadwell.
Dime en correo qué le gusta, con qué vibra y de qué pasa y te digo más.
GRACIAS, Aurora.
mail.
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