Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

miércoles, 19 de enero de 2011

Árbol (sin deadlines)



Árbol, no es cierto que crezcas en una delgada línea de tierra. Lo haces en el humus pardo de quienes te sustentan, suelo viejo y nuevo rico en nutrientes. Lo que lees, el amor de ayer y de hoy, todo es alimento, ancla fuerte. Escarabajos, ramitas, tus débiles hojas pudriéndose a tus pies, y esas sólidas y buenas de otros que se hacen más vida con el tiempo. Debajo de la superficie túneles de animales ciegos, hormigueros, restos de dientes, piel y pelo. Con agua, en lo oscuro, sin ruido, se pulverizan las piedras y las raíces se hunden más adentro.

Árbol, los anillos en tu tronco cuentan que sufriste un incendio, el año donde creciste menos y aquel en el que engordaste porque la temperatura fue buena.

Nudos rugosos en tu corteza, guaridas de ardillas en lo alto, o de serpientes y lagartos en tus huecos. Y dos aldeanos sentados a veces conversando a tu vera. Su merienda en el cesto -bocadillo de chorizo, vino tinto, fruta y chocolate con cacao al 70%-. Y un perro al que de vez en cuando le tiran un palo para que vaya y vuelva.

Árbol con ramas muy delgadas y desnudas, ateridas en este momento. Tus yemas engordan ahora muy lentamente. ¿Y qué? Es invierno. No hay prisa. Ya vendrán nuevas hojas verdes y pequeñas. O no. Nada es seguro afortunadamente.

Árbol abierto siempre a lo que venga, lluvia, sol y viento. El cielo es tu otro suelo definitivamente. Por la noche respiras. Con la luz de la luna llena de ayer creces.

Árbol: fresno, castaño, olmo, quejigo, haya, álamo, alcornoque, cedro, pino o hasta abeto, sauce, eucalipto, arce, acebuche, roble o almendro. Los mejores bosques no son los de una sola especie, ni sólo salvajes, tampoco domésticos. Ni selva ni huerto. Recuerda la fraga de Cecebre que te gusta tanto: expuesta es expuesta. No lo tomes todo en serio, no seas un triste poste de telégrafos. El centro de un árbol siempre está fuera.

Árbol, lee, escribe, vive, come, bebe, ama y reza. Y todo un poco más lento. No hay plazos ni deadlines. No hay línea ni delgada ni muerta. Tómate tu tiempo y tu silencio. Sé un árbol siempre.

13 comentarios:

josef dijo...

Me has recordado esos bosques de los que ya quedan pocos. donde ahunadas crecen infinidad de especies de árboles. Y qué útiles resultan los árboles. Desde luego, no son solo madera, sino vida en sí.
Saludos.

Miguel Baquero dijo...

Hay algunos árboles tan tiesos y orgullosos que parecen estar presumiendo de su condición arbórea

Máster en nubes dijo...

Señor Pepe, pues hoy me he enterado por un bloguero, el del último rincón, Javier Barbadillo, que éste es el año de los bosques.

Miguel, desde luego. Se me han olvidado los cipreses, por cierto, que son árboles muy literarios: creen en Dios y encima su sombra es alargada. Cada ciprés, además, es un etrusco muerto (esto dicen en Toscana, o quizás soy yo que me lo invento). Abrazo, caballero.

Anónimo dijo...

¡Cuánto nos enseñan, Aurora! Magnífica entrada.

lolo dijo...

El centro de un árbol siempre está fuera... me dejas pensando, Aurora.

Máster en nubes dijo...

Sara, quizás es que porque he pasado mi infancia en lugares donde crecen con dificultad los árboles (hay pocos bosques) es por eso por lo que veo un árbol y como Idefix, el perro de Asterix, no soporto que lo corten. Claro que en Irlanda también cuesta que salgan por algunas partes: recuerdo Beara y esos arbolitos con su guía para que el viento no les tumbara. ¿Tú estás en el norte de la isla, no?

Lolo, no sé, a veces no sé lo que escribo. Pero sí que creo que como un árbol o lo que sea esté en su tronco ensimismado, y no en sus raices -lo que le une a la tierra que lo sustenta- o en su copa -abierto al cielo- acaba por secarse. Gracias por leer y comentar, guapa.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

El centro del ÁRBOL es la B...del BOSQUE.
Perdón, Aurora, no he podido evitar el juego.
Hermosa entrada. Te has metido de lleno en las profundas raíces de la Tierra.
Saludos.

Anónimo dijo...

Compartimos fascinación por los árboles, Aurora. A falta de un bosque cercano, cuando me compré la casa de Belfast mi prioridad máxima era que estuviera en una calle arbolada (el estado de la cocina o el baño no importaban, eso siempre se puede cambiar).Y aquí estoy, en una calle de olmos hermosísimos (ya bastante adultos) con los que convivo. Y soy feliz.

annemarie dijo...

Qué envidia, Sara!

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Este es un artículo entrañable para los que nos gusta el campo.

Tiene usted un estilo fuerte como un roble y honrado como la encina.
(Lo de la honradez de la encina creo que es de Leopoldo Panero, que no me lo he inventado yo).

En fin, que muy bien.

PS: noticias del fin del invierno.

Un pajaro (más bien pajarraco o pajarraca) canta al alba con euforia sobre un plátano de Indias. Exultante.

A san Francisco de Asís le habría dado que pensar.

Máster en nubes dijo...

Javier, en el campo -en los bosques, glaciares y otros lugares ;-)- tú y Dorda sois los maestros por goleada. Cuando vi tu entrada de los bosques me encantó la feliz coincidencia (la tuya con fundamento, la mía como me sale). Un abrazo, tenemos paseo pendiente...

Sara, me pasa como a Annemari. Que me das envidia. Yo también estoy a la búsqueda de una casa con árboles (fuera, en la calle, hombre, si están dentro también, pero de momento no me da el presupuesto). Un abrazo.

Annemarie, pues en Portugal a los árboles parece que las dan Plantavit de cómo salen.

Retablo, tengo "Las cosas del campo" al lado en este momento, y no sé por qué Vd. me recuerda a Muñoz Rojas a veces. Como corresponsal de la red trabaja muy bien. Estoy pensando en alguna gratificación... porque claro, a pesar de Zapatero y otros, yo creo que el que trabaja mejor debe ser reconocido, cosas del capitalismo, ya sabe...

Creo que si era de madrugada y en una ciudad bien pudo ser un mirlo. Son pájaros negros con el pico (ellos) muy amarillo (ellas lo tienen más claro, mas desvaido y son además más pardas). Creo que están buscando pareja y por eso están tan alborotados. (Es el pájaro que oyen todos los que trasnochan y vuelven tarde a casa... y los que tenemos insomnio, Retablo...)

Juan Carlos Garrido dijo...

Bonito texto, poesía con renglones largos.

Saludos.

Máster en nubes dijo...

Demasiado largos, creo ahora. Buen fin de semana, Sombras Chinescas y demás visitantes. Con frío, pero con sol al menos.