Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 19 de julio de 2009

El árbol de la fiesta



Todas las noches justo cuando anochece hay fiesta en mi casa.

Tengo un árbol enorme, un abeto, junto a otro abeto y un pino justo a la puerta de la casa en el jardín. Unos seis metros tienen cada uno, quitamos 19 nidos de procesionaria en el pino e hice podar a los dos abetos porque no dejaban entrar casi luz por las ventanas del cuarto de estar.

Sin embargo los pájaros no me guardan rencor, tengo suerte.

Se reúnen justo cuando se mete el sol, suelo estar cenando y regando el jardín a la vez. Y lo hacen en el abeto que da sombra a la puerta.

Pían de tal modo que me tengo que sentar en la escalera a oírles y a mirar el cielo. A dar gracias también por el día, como ellos, vaya escándalo que arman.

Hoy estaban Asun y su hijo Serguéi conmigo y mi prima sugirió que nos sentásemos más lejos, al otro extremo del jardín para ir viendo cómo llegaban al árbol de la fiesta los invitados porque durante una media hora llegan y llegan más y más pájaros.

Era impresionante el poder de convocatoria del árbol. Nos quedamos en silencio -es un decir respecto a Serguéi- mientras se acercaban más y todos piando como locos. Calculamos al final que habría unos 50, la noche caía y sólo al final, cuando se hizo la oscuridad, callaron poco a poco. No les vimos irse porque ya estaba oscuro, asumimos que se han ido cada uno a su casa.

Hay un par de tórtolas turcas que beben agua en el plato de Olimpia sin inmutarse, un colirrojo tizón que hace tiempo que no veo en la valla de madera, muchos gorriones, varias familias de herrerillos (con uno al que salvé la semana pasada en una operación de rescate singular), lavanderas que se pasean por el empedrado encharcado, golondrinas que vienen a beber en la piscina planeando con elegancia y unos rabilargos que se cruzan en los árboles de la calle, a ver si se quedan.

Pero el árbol de la fiesta es de lo mejor. Cuando estoy fuera de mi casa me acuerdo del árbol siempre.

La foto de es de A. Schifferstein.

13 comentarios:

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Una maravilla de árboles y de fiesta.

¿Tienes escopeta?

Máster en nubes dijo...

Buenos días, Javier, por supuesto que tengo, un Winchester del 73 que con el cartel de Trespassers will be shot y el de perro muy peligroso mantienen -salvo a los pájaros- a los extraños fuera ;-)

Gracias por estar por ahí, un abrazo
Aurora

Toi dijo...

la fiesta está en el árbol, pero también en tus ojos que sabes mirarlo, y en tu cuore, que sabe gozarlo.... y contarlo

Montse Viver dijo...

Tienes un bosque en casa, o casi: pinos, abetos y el magnífico cedro de la foto. No está mal como centro de reunión de los pajarillos que te visitan, debe tener ya unos cuantos años...
La elegancia de las golondrinas bebiendo agua en vuelo rasante, es un espectáculo ciertamente bello.
Que continúe la fiesta por muchos años para los de arriba y sobretodo para los que paseais debajo del árbol.

Un abrazo veraniego,

Montse

María dijo...

Suena a tardes tranquilas...

Yo, lamentablemente, tengo un par de urracas que han cogido por costumbre aterrizar en el alfeizar de mi ventana cada día alrededor de las 7 de la mañana... Con ese sonido estridente que parece una carraca... Dios, las odio!!!

Mirna dijo...

Si yo fuera pájaro, no dudaría ir a esa fiesta.
Un beso muy fuerte.

Jesús Dorda dijo...

A mi me ocurre lo mismo con un olmo al que acuden a dormir varias decenas de gorriones. Esta es la época clave, cuando los gorriones de segunda puesta ya están volando y se reunen padres y hermanos llamándose y repartiéndose las mejores ramas. Eso sí, no conviene dejar nada bajo ese árbol, porque ponen todo perdido.
¡Ah! a mi perra mastina le quitan la comida del plato ante sus propias narices.
Preciosa foto, por cierto.

Juan Antonio González Romano dijo...

Se me adelantó Mirna: debe ser una gozada revolotear por tu árbol y verte mirar.
Un beso.

Máster en nubes dijo...

Gracias, Toi, no sé hoy con el calor cómo andará la fiesta ;-)

Montse, tengo un cedro también, aunque el de la foto no es el mío.

Rocío, en el Boalo hay muchas urracas, también se pasean y la arman en el jardín.

Mirna, bienvenida, pájara ;-)

Jesús, qué razón tienes, no sabes cómo está el suelo de cagaditas... Todo sea por los cantos de la tarde que me ponen de muy buen humor.

Juan Antonio, ojala pudiésemos volar aunque fuera bajito.

Gracias a todos por venir

sunsi dijo...

Aurora... increíble el reclamo de tu árbol. Da la sensación de que ellos dejan ahí algo para hacer un pica-pica antes de irse a dormir.

Yo no entiendo de pájaros. A la mayoría no los distingo...
En los árboles de casa llegan pájaros anárquicos. Se colocan donde quieren... Y alegran el día y el anochecer. Conviven con unas ardillas que siempre tienen hambre y saltan de pino en pino. Por la mañana recogemos los restos de su festín ¡que caen en la mini-piscina! Y hala. Con la pala arrastrándose por el fondo para sacar lo que queda de las piñas...

Desde luego... cada árbol es un mundo. Pero hay que observarlo. Pararse, como tú. Suerte de árbol, el del Boalo de la casa de Máster.

Buenos días, guapa.

Driver dijo...

¿Arbol de la fiesta o árbol de la siesta?
Dicen que cuando un árbol te llama la atención, lo mejor es ejecutar una siesta a su sombra.
Dicen que si el árbol es el adecuado, si la temperatura la idónea, si el verano viene cargadito y que si al final corre una brisa suave, sueñas con los pájaros que anidaron en él.
Y te cambia el humor.
...
Llevo muchos años buscando mi pino piñonero, en un barranco arcilloso, con olor a cenista y canto de grillos, frente al Mediterráneo.
Cuando lo encuentre voy a pegarme una siesta profunda.
Espero soñar con los fenicios, los etruscos y los griegos.
Espero asistir a una lección de geometría con Arquímedes.
Observar los movimientos de las tropas de Aquiles, conquistando Troya.
Ver como construyeron el Partenon de Atenas.
La forma en la que aparejaron los romanos los sillares en el acueducto de Segovia.
Encontrar la proporción áurea en el trazado de un pentágono.
Besar la esencia de la inconmensurabilidad, en el estudio de la longitud de la circunferencia.
Luchar con media docena de dioses por el amor de la Sibila Délfica.
Atrapar un puñado de sal en las salinas de Eivissa.
Circunnavegar el mar Tirreno.
...
Soñar que amé.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Supongo que la casa de esos pájaros, al menos temporalmente, es el propio árbol al que acuden al anochecer. Si tanto los atrae, deben quedarse a dormir en sus ramas. Hermoso árbol cuyos frutos son pájaros.

Hermosa entrada, a cuyo reclamo hemos acudido...como pájaros.

Máster en nubes dijo...

Sunsi, qué suerte, ardillas, me hacen mucha gracia, a ver si las veo en breve ;-)

Driver, lo de la siesta debajo de un árbol ya es de los mejores placeres (salvo que te caiga una piña ;-)

Fco. Javier, que sepas que el pollo de herrerillo voló tras pasar por una solución habitacional y luego otra caja más grande la noche en mi casa. El tío se cayó a la piscina, lo sacamos más muerto que vivo, revivió y se recuperó en mi casa... pa' salir volando la mañana al oído de la llamada de mamá...