Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 30 de junio de 2024

Un año. Ignacio en el cuarto de estar de su casa.

Hoy hace justo un año de la muerte de Ignacio. Le echamos de menos. Le echo mucho de menos. Pero estará tan contento, espero rezo, ahí, en la visión beatífica. Y, de vez en cuando (ni vez ni cuando, pero es igual), "acudiendo" en el momento preciso a nuestra misa, la de quienes estamos aquí en la tierra y nos acordamos de él justo cuando el Cielo se abre. 


***

Ignacio y su letra tan clara con todos los errores, una lista, del libro que traduje. Tomándose el tiempo y el cariño para señalármelos. 

Ignacio sentado en el sillón machacado por la gata,  el que está al lado del ventanal del cuarto de estar de nuestra casa, asediado por Anita, nuestra perra, olisqueándole y él tan paciente. 

Ignacio y esas tejas que nos traía siempre, las que tanto me gustan. Y yo escondiéndolas luego porque Gonzalo se las zampa a una velocidad inimaginable...  Y las pastas de Ignacio aparecían detrás de unas toallas en un armario meses después, y nos las comíamos muertos de risa. Esto varias veces. 

Ignacio y sus largos silencios rotos por alguna pregunta suya para que hablásemos nosotros. Ignacio atentamente escuchando rollos macabeos. 

Ignacio y sus llamadas de teléfono. Y su sonrisa amable y comprensiva. "Voy este lunes, como en vuestra casa..." Y su fino sentido del humor, tan elegante siempre.  

Ignacio y aquel día de febrero, sentado en su sillón de nuestra casa, cuando nos dijo que tenía cáncer.  Y luego el esto parece que funciona, o el ahora me dicen que tal y cual sin darle importancia. Ese año y algo. 

***

Ignacio en el cuarto de estar de su casa, con tanta paz, y aquel jardincito de abajo que elogiamos, era el portero del edificio quien lo cuidaba. 

Ignacio tomando su merienda en el hospital de la mano de uno de su casa, mermelada, "le gusta mucho"... Y le daba una cucharadita y luego otra. 

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Ignacio, te echamos mucho de menos, te re-cordamos, de pasar por el corazón de nuevo, vaya. 

Estás en el cuarto de estar de la que es tu casa definitiva. No te mudas ya más. Te queremos. 



viernes, 28 de junio de 2024

Solomillo siempre

Hace que no tomo solomillo, de ese del bueno, ni recuerdo. La última vez estaba a 26 euros el kilo, así que debe de hacer ya mucho, muchísimo tiempo. 

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La cosa viene a cuento porque creo que, si puedes permitírtelo, lo mejor es tomar solomillo. O jamón ibérico del bueno. O tomates de los que saben y están (también) a un precio imposible. 

Pero, "pudiendo", siempre lo mejor, siempre lo auténtico, el sabor ese real de la carne buena, de la fruta real que madura a su tiempo y no en una cámara metida, la pobre... 

Los pobres hacemos lo que podemos. 

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Hace ya tres años aproximadamente, en primero del Máster de Humanidades en la Francisco de Vitoria, vino el profesor Ángel Barahona a darnos una clase invitado por el profesor Clemente. Fue otro de esos (tantos) momentos "eureka" del Máster. 

Los momentos eureka para mí no son los que descubro qué es el ente móvil -interesante siempre- o en qué consisten los accidentes, la teoría perfecta o menos perfecta de lo que sea, qué lista soy, que lo veo y lo entiendo (y qué bien este profesor que me ha ayudado a entenderlo) ... sino ese momento que algo que se te explica (bien) te apela: lo ves en tu vida, te llama, te sientes mirada por dentro. Es algo experiencial, que te explica o explica mejor el mundo que te rodea. No es algo sólo de fuera, es algo de dentro y fuera, los planos se cruzan. 

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Ser catequista de niños de primera comunión es de las mejores cosas que me han pasado en mi vida. Lo digo como lo siento. Y una responsabilidad grande. Una hora a la semana, que se queda en 40 minutos reales, durante tres años unos 9 meses, da para lo que da. Le estamos dando vueltas. 

Resumiendo mucho: en primero "damos" el Antiguo Testamento (AT), en segundo, la vida de Cristo, y en tercero, vida moral, sacramentos y la propia misa de modo detallado (aunque luego todo está mezclado, este resumen es muy burdo).

El caso es que mostrar el AT es complejo porque nuestra (la mía para empezar) lectura (mirada) puede ser simplista. Los niños tienen entonces 7 años. La tentación de hacer una tontadita pasa igual con las clases que puedas dar sobre lo que sea a adultos está ahí siempre. 

A veces es que, como adulta y creyente, te faltan hasta las herramientas a ti misma para leer ver, mirar, contemplar y entender de qué va el AT sin Hollywood de por medio o cuentecitos. Verlo y verse, vernos. 

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Hoy escuché el "especial" Dalroy (1 de 5) con Rubio y Huvelle con Barahona. Y fue otro momento eureka. Espero con muchas ganas los siguientes. El solomillo es de primera. Vamos a ver de qué modo podemos servírselo a los niños, aunque haya quizás que cortárselo porque todavía no manejan bien el cuchillo. O no. 

Quizás es tan bueno el solomillo que tenemos que nos liamos nosotros solos primero. Hay que mirar al solomillo con ojos nuevos. El presupuesto no es problema. El dinero lo tenemos. Y la carne esa tan rica, tan verdad... 




martes, 18 de junio de 2024

La viña y el velo

Las lecturas del Antiguo Testamento estos días pasados han sido bestiales. Cinematográficas algún día, Elías ahí frente a los 450 sacerdotes de Baal, las dos piras, los sacerdotes desesperados porque la suya no ardía, Baal no les hacía caso. Y luego hiriéndose ellos mismos... y la pira con el sacrificio de Elías que va y arde.

Elías y los sacerdotes de Baal. Lucas Cranach el Joven. 
Ayer, de nuevo, otra lectura larga y cinematográfica, esa Jezabel que trama maldades para que se quede con la viña de Nabot su marido, el rey Acab. Pequeño detalle de Acab en la cama enfurruñado como si fuera un niño y sin comer porque Nabot no quiere vender de ninguna manera la viña de sus padres. Y Jezabel que le dice que coma, que ya se encarga ella... Uf, me ha recordado muchísimo a Macbeth. 

La foto es de un viñedo de Hermanos del Villar en Rueda.
Hacen un vino estupendo, Oro de Castilla.
Y son primos segundos míos.

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El dolor se vuelve más suave, pero no desaparece. Y en misa es cuando notas más alivio y esperanza. Se lo comento a una amiga a quien le pasa igual. Voy a misa por lo que implica, recibimos a Jesús en cuerpo y sangre, pero también porque noto a mis padres y familiares, a tantos amigos queridos.  

Es a partir del Sanctus: sabes entonces que el velo se rasga, que el cielo se abre y estamos ahí la iglesia militante y ellos, esperamos, en el cielo alabando y, a la vez, pudiendo tocarnos casi. Notas sus dedos, sabes que queda menos y que ellos no te soltarán de su mano. 

Don Alejandro siempre nos conmueve con esa petición suya que no olvida en ninguna misa: por quienes nos precedieron, por el don de la fe, gracias a Dios y a ellos estamos aquí. Y es así. 

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A las nueve de la noche de nuevo estaba. Le pregunté luego su nombre y su edad, doce, con pantalón corto iba, guapo como un sol. Toca el violonchelo y tiene que repasar este verano algunas asignaturas del conservatorio. Seis hermanos tiene. Hincado de rodillas rezando el rosario ante el Santísimo. Cómo no emocionarse. Le di las gracias. 




viernes, 14 de junio de 2024

Alegrarnos la vida


Hay un blog estupendo que se titula  "¿Estas content@?". Siempre que lo leo, sonrío. Es el diario de un cura de pueblo, Javier Vicens, contado sin pretensión alguna, con un fino sentido del humor (que empieza por él mismo) y una mirada amable. 

Si yo tuviera dinero, financiaría una serie que tuviera como base el blog de Vicens con todos los personajes que pasan por él, son geniales. Pero no tengo dinero, ay, lo cual es una auténtica pena. 

Si alguien conoce a alguien con dinero y posibilidades de producción, que le cuente esto, porque la serie de las cuitas del pueblo (¡los pueblos!) a los que Javier sirve de sacerdote iba a dar una altísima audiencia. 

La foto es de San Miguel de Salinas, uno de los pueblos donde transcurre "¿Estás content@?" Cinematográfico es, no me digan

PD: Tengo ya todo el elenco pensado, internacional, actores estupendos. Se rodará en los escenarios originales, que hace buen tiempo además, va a ser divertidísimo, Dña. Nati teniendo a la actriz que la interpreta de frente y contándole... 

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La pregunta que da título al blog de Javier Vicens a mí me parece clave. Creo que es un buen termómetro vital y espiritual. 

¿Estás content@?

¿Estoy triste?: quizás algo no funciona por dentro y tengo que averiguar qué hay en ello, la  tristeza  puede ser síntoma y, en algunos casos, se suele combinar /disfrazar de otras cosas, por ejemplo, de, ejem, enfado... Hay gente a la que le da por la tristeza melancólica y a otros nos da por la tristeza furiosa, va en caracteres. Lo primero es más literario y romántico, lo segundo es un peñazo porque te agotas mucho de golpe y te pones fea. 

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No digo estar triste por cosas por las que lo humano es estar triste por horas, días, meses a veces... : se te muere un amigo (los amigos y la familia se "nos" mueren, no sólo "se" mueren), la enfermedad de alguien, las dificultades que se tienen (ese trabajo que no sale, apreturas de dinero...), pero con todo esto puede haber cierta alegría de fondo, como en sordina 

La alegría tiene que ver con la esperanza. Y con la caridad desde luego. A veces la tristeza esa viene por no querer a los demás o, uy, no quererse uno bien (digo de verdad, querer y quererse uno con misericordia y sentido del humor, no en plan we are the world/imagine o narcisito instagramero o de autoayuda yanqui). 

La alegría no es un anuncio ni el todo va a salir "bien" en esta tierra. Como la gente no es imbécil, si le venden esa alegría de anuncio, naturalmente no se la cree o se desilusiona a la primera y la caída es morrocotuda. 

***

Tampoco me refiero a esa tristeza de enfermedad que se cura (aunque no siempre y dependiendo de muchos factores) con ayuda de un psiquiatra, un psicólogo, alguna pastilla (en su caso por un determinado tiempo) y, también, con terapia, cambiando cosas de tu vida, aprendiendo a verlas de diferente manera, haciendo B cuando antes hacías Zeta... 

También la ayuda espiritual de un sacerdote, la de los amigos, la de tu familia, etc. sirven de apoyo. 

Bueno, a mí por lo menos todo eso me ha servido para superar la depresión, para curarme. Cada depresión es un mundo que sólo conoce el que la padece, desde luego. 

***

Ya no sé ni por dónde iba. 

Bueno, eso. 

Que el blog de Javier me alegra la vida y sólo por eso ya me cae bien. 

Que su pregunta es un buen termómetro porque la tristeza no es sólo una reacción lógica y normal, un estado de ánimo, sino a veces un disfraz de otras cosas que suceden por dentro y que te minan y pueden hacer tu vida peor. Y hay que estar alerta; y con los años más, puede ser uno de nuestros demonios particulares.

Los cenizos profesionales tienen desde hace tiempo un prestigio (intelectual mayormente) de espanto. Parecen como los listos y los que se enteran de qué va la vaina ésta. Pero hay que huir de ellos como de la peste. Estamos como estamos en gran medida por todos esos petardos insoportables que han hecho escuela (y práctica). Y se nos pega en cuanto nos descuidamos, está en el ambiente. 

Las personas alegres, las que luchan por mantener la alegría, no son imbéciles: ven la herida, la propia para empezar, la de los demás secundariamente, pero no se quedan a vivir en ella. Y nos hacen la vida más agradable a los demás, la suya también. Gracias por alegrarnos la vida, majos. 

PD: Una de las cosas que se notan más hoy en día en la calle, en el ambiente, es esto. Que estamos tristes. Que somos tristes. Y la alegría, cuando "sale", es a menudo impostada, forzada, no viene de dentro, es como de plató de televisión, no real, para la foto. 



martes, 11 de junio de 2024

Derecha in extremis (el suelo)

Me voy a cambiar el perfil -el resumencito ese- de donde sea. Soy derecha in extremis. Y me espantan las etiquetas, pero para entendernos.

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Pregunté a D. Luis del Pino ayer para su programa en space en X 
"¿Cree Vd. que Vox podría...
A) Hacer algo que no hace
B) Dejar de hacer algo que hace
C) Hacer mejor o de otra manera algo que ya hace
Nuestro país es el que es y más cosas...(educación, medios, etc.), pero ¿es posible que "además" se pueda hacer algo +/ mejor?"

Me contestó amablemente y tomándose tiempo. Creo que le entendí. Se lo agradezco. Pero no acaba de convencerme. Es un sí... y no.  Me pasa a menudo: vale, sí, gracias, pero no es "sólo" esto. 

Entiendo también que cada uno lo ve de una manera. Es de las cosas que me gustan: cuando se pueden ver las cosas de diversa manera y trabajar juntos porque hay algo común más importante que lo que son pequeñas diferencias. 

De modo resumido (seguramente de modo burdo, perdóneme, D. Luis) me dijo que Vox tenía influencia y estaba marcando la agenda, que eso era lo que importaba más. Está en el programa (minuto veinte, creo, pero si no eres suscriptor no se puede oír). 

Bueno, bien, hasta un punto sí, pero... yo veo otras cosas además. 

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Vox nace precisamente porque de inicio hay un voto que no se sentía representado en absoluto por el PP. Voto por unas ideas que, si no las defiendes, no te voto. Rajoy lo había dicho en 2008 en Elche "los conservadores y liberales se pueden ir a otro partido", pero vamos, que sin esa frasecita la cosa iba siendo ya evidente. 

Algunos tomaron buena nota, aunque hay gente más lenta por lo que sea. Algunos pasaron de la abstención -puntual- al voto a Vox hace ya muchos años. Eran poquitos porque cada uno tiene sus tiempos. Y no hay que afear a nadie la lentitud en ver las cosas. Sí la cabezonería, por cierto.  

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Había una ideas con un núcleo común -que es lo que fue y por lo que nació Vox en 2014-  y (esa palabra cursi que, como no encuentro otra, la digo) "sensibilidades" diferentes. Se fueron sumando otros diversos, pero originalmente Vox era eso. Y lo fue durante un tiempo, el de mayor crecimiento (creo, me parece). No, no es "sustituir al PP", pero sí aglutinar esas sensibilidades diversas, las originales y otras. Porque si es uno español entiende que donde hay dos españoles hay tres opiniones como poco. 

"El partido" -a mí personalmente- me importaba un bledo. Y me sigue importando un bledo. No soy "de Vox", aunque sea afiliada. Y así había muchos (los hay) que pasaban 100 pueblos de Vox aunque fueran afiliados, lo votaran, etc. 

Pero esto no lo noto ya. Noto que "el partido" -qué espanto hablar así- se va configurando como un dios y que hay que estar con él  a muerte. Ya: las redes contribuyen a esto y otras cosas que no vienen a cuento relacionadas con tocar poder, con poderes diversos. 

Un partido es un complejo proceso de decantación y de temple.  No hace falta para nada estar de acuerdo en todo, ni mucho menos que te "guste" todo el mundo, cargos o lo que sean.  Y hay enredadores profesionales y aficionados, de todo hay, externos e internos. Mi admiración siempre a  los currantes.  

Pero hay algo que, en mi opinión y visión, cada vez me cuadra menos. 

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Vox reunía votos de una "derecha" muy variada y de otra cosa bastante amplia que no es derecha, los ha ido recogiendo. Eso, creo, es lo que permite/ía/irá  -entre otras muchas cosas- imponer agenda. Puedes "marcar la agenda" en la medida en que eres y estás. Y también en la de crecer, no es menor esto. Y sí, están también medios y exposición, etc. Sé que todo es increíblemente difícil.

El poder no es el fin, es cambiar las cosas. Teóricamente es eso. Pero, permítaseme decir aquí precisamente que hay poderes pequeños, cucos y cómodos a veces, que puede utilizarse de coartada lo de la agenda, la "influencia" esa frente al poder: un acomodarse al poder chiquito, mira, estamos en X y Z, yo tengo mi sueldito, mi sillón, etc... Y ya el resto... Podría ocurrir, no digo que suceda. No estoy en la conciencia de la gente. 

Pero a lo que vamos: la variedad original, que creo es (y era) una de las fortalezas de Vox y de sus bazas según yo lo veo. Lo han contado otros mejor, aquí sólo un ejemplo. Y más gente con peor o mejor fortuna sé que lo han dicho y dicen (interna y externamente, y con buena voluntad, o menos, porque incluso hasta en la mala voluntad -o el resquemor- puede haber una verdad...).  

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Y otro tema. Se habla del suelo de Vox, de su resistencia.  Se presume. Y hasta se chulea. Se chulea mucho. Es el estilo al parecer que se premia y chifla. Ya sé que va en el estilo político general y social que triunfa.  

Y, de nuevo, sí y no... eso del suelo. Más bien no, francamente. 

Porque no se puede olvidar que Vox, precisamente Vox, reúne un tipo de voto que se puede quedar en casa. Que, de hecho, se queda. No vamos a pensar que en ese 50% de abstención del pasado domingo 9 no hay votos no "de" Vox, sino de gente que podría votar Vox o que votó Vox. 

Vox no es el PP. No lo es. Nació precisamente por gente que no era así y creció, en gran medida, por otros que no tienen ningún problema es quedarse en casa.  Así que lo del suelo... menos lobos. Y cuidado.

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Los partidos no son las personas, pero sí lo son. Las personas defienden las ideas. Y se da más exposición e importancia a unas ideas a través de esas personas que hablan más de ellas, que las defienden mejor, que tienen más exposición o un puesto determinado o un cargo, llámalo zeta.  

Hay mil razones para "prescindir" de personas (y de votantes, desde luego).  Pero ya es casualidad a veces.  Y cuando se ve que el perfil es de modo creciente y unívocamente uno, hay un suelo que puede que se tambalee. Que ya lo esté haciendo. 

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Yo creía que podía verse algo de esto que puede pasar (contra la idea de un suelo ahí de fans que no se quiebra y del que se chulea) con las elecciones de los últimos años, con las diversas elecciones, vistas de frente, buscando la verdad honradamente. 

Pero sorprendida, y con preocupación, contemplo que todo lo que no sea "ole" de cada vez, sea como sea el resultado, es minimizado, silenciado, tomado como ofensa y ganas de enredar. No digo que no haya el complejo "yo ya lo dije" o rencores o resquemores. Pero creo que también puede haber cierta verdad. Si es que importa ésta. 

La verdad siempre. Que puede tener varias caras, no una simplemente. Y que lo es lo diga Agamenón o su porquero. 

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"Hay que esperar a la catarsis, Aurora", alguien me ha dicho. O sea, a un fracaso "mayor" en las urnas, no uno "pequeñito" o interpretable... al sesgo. Digo uno mayor que pasar de 52 a 33, por ejemplo. Sí, en todo hay varios factores, desde luego... ¿pero por qué no abordar ese factor precisamente?

Lo que no sé es si, tras esa "catarsis", en el proceso, quedará algo de España. Lo de menos es si quedará partido, francamente.

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La verdad de frente. 

Todo el mundo se equivoca. 

El que más grita y más aspavientos hace no siempre es el que dice la verdad más, llamémosla, completa

Vox era muchas cosas, no sólo una. 

Pero en fin, gente más experta y que sabe más que yo ya hay... Es sólo lo que yo veo. Por si sirve. 

lunes, 10 de junio de 2024

Elogio de la riqueza. "Ejecutoria" (tu casa es ésta)

"Elogio de la riqueza" es el título de un libro que me gustó mucho y que me recomendó Enrique Borrajeros, pero no es el del que quiero escribir en este momento. 

Aunque ese título me sirve para escribir lo que siento al acabar "Ejecutoria", de Enrique García-Máiquez; más que una reseña, un profundo agradecimiento porque a mí me hace mucha falta la riqueza. 

Es como si me hubieran invitado a una casa en el campo o en un pueblo, una casa que no es mía (aunque luego lo sea, ese es el tema): es de alguien suficientemente generoso como para abrirla y que la disfrutemos.  Una casa de esas con suelos de barro y parra y patio y sol y árboles crecidos y fuertes. Da igual si es de un labriego o de un propietario de tierras, pequeña o grande. 

Esas casas limpias, encaladas, dignas y preciosas de nuestros pueblos y de nuestro campo.

También valen las casas que hay en la España verde del norte, es simplemente esa idea. 

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Te abren la casa. Y tú mucho oh- ah al ir viendo las habitaciones, los suelos, las maderas o la simple piedra, el fogón, la leñera... y luego....  ¡van y te dan las llaves! Y te dicen...  "Ven y quédate lo que quieras, esta es tu casa". ¿Quién no querría?

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Cosas buenas que ocurren leyendo "Ejecutoria": 

1. De repente quieres ser mejor. No es que antes no quisieras, pero es que se te olvida a veces. 

2. Caes en tu nombre. En lo importante que es tu nombre. Ese que viene de tus padres y de tus abuelos... el que llevas. Apellido y nombre, ese verdadero que sólo Dios conoce, como el tercer nombre de los gatos de Eliot. 

Caes en que eres hijo de tus padres que no se merecen que te canses, estés triste o tires la toalla. En que eres hijo de Dios. Esto último -la filiación divina- es una llama constante en el libro. ¿Que no crees? No te sobrará. ¿Qué crees? Te lo recuerda: no hay título más importante. 

3. Te ríes mucho. Te emocionas a veces. Yo con el mendigo de Baudelaire he llorado, lo confieso. Pero me he reído más. Y he sonreído todo el tiempo. 

4. Apuntas los libros y autores que querrías leer... y que leerás cuando Dios disponga (que a veces no dispondrá que los leas) 

5. Das gracias por la riqueza de Enrique, que es uno de los hombres más ricos (esto sin que Hacienda se entere) .Y que, gracias a lo que escribe, nos hace compartir su riqueza, la riqueza. 

6. Porque más que rico él -que lo es-, es que nos pone a la vista una riqueza bestial que todos podemos tener si queremos. No se agota. No paga impuestos (bueno, sí los paga, no en el IRPF o patrimonio, pero vaya que si paga peaje esa riqueza, pero no vamos a entrar ahora en ello). 

El legado, el enorme legado que tenemos y cuyo foco (hilo) puede ser la nobleza de espíritu, algo atrayente, que "llama".

Ay, qué gusto que haya ricos y que haya riqueza. ¡Que tengo -tenemos- toda una casa con suelo de piedra haciendo dibujitos como esas de Toledo! 

Y qué pena enredarse en lo que es pobre, feo, mínimo. 


PD: Un buen amigo me dice luego "Las casas hay que mantenerlas, Aurora"... Ay, qué buenísima precisión me hacen siempre los amigos... Tiempo y esfuerzo por mantener esas maderas tan bonitas, esos suelos, el techo. 


sábado, 8 de junio de 2024

—¿Me haces compañía? (Lars y una chica de verdad)

Me venían varios títulos como resumen de la película "Lars y una chica de verdad" que me había recomendado un hermano mío hace tiempo.  Ese "¿Me haces compañía? "de la doctora, interpretada por Patricia Clarkson, siempre tan sólida y tan convincente, ha sido el que he elegido. 

Porque se trata de compañía. 

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También se me ocurría "Hace frío ahí fuera", la ambientación, el entorno, transmite el hielo que se puede sentir, el hueco.  

Hace frío fuera y dentro. Y la soledad es una auténtica faena. 

La soledad de no tener a nadie con quien compartir tu vida, ser tan tímido a veces, tan lo que sea. La vida es como es y ocurre simplemente que no se da con la persona o se pierde. O no se sabe, es todo muy diverso.  

También hay otras soledades, más amplias y más hundidas: vivir con miedo a hacer el más mínimo contacto hasta visual, replegado y, como diría Lutero, curvado sobre uno mismo.

 Todos podemos ser algo raritos, pero solos lo acabamos siendo más, se acrecientan nuestras rarezas. 

La soledad puede hacerte enfermar.

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Ryan Gosling está estupendo. Lo borda. 

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La comunidad es importante.  Lo es siempre, cuando has encontrado con quien compartir tu vida y cuando no. Sin comunidad morimos literalmente.  

A mí me ha chiflado esta comunidad que he visto en esta película: tronchante. Me ha hecho pensar mucho en hasta qué punto somos capaces (o no) de convivir con la diferencia y las rarezas. 

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Un guion envidiable, realmente buenísimo, de Nancy Oliver (la misma que A seis pies bajo tierra).  Cuatro mimbres muy bien puestos y mucho conocimiento del alma humana y sus recovecos, ternura, respeto. 

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Hay muchísimos ecos en esta película, resuena. 

Esa mantita de niño chico, casi como si fuera Lino, el de los Peanuts (Snoopy, Carlitos, etc.)

"Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como un niño..." no es gratuito oírlo aquí. 

 Y al final, como alguien dice, lo que nos queda es un sentarnos juntos cuando sobreviene la tragedia. 

Muy cervantina también es -no en vano hay un momento en que se lee un fragmento del Quijote, un guiño evidente-.




viernes, 7 de junio de 2024

Todo lo que dejaremos sin hacer...

 

Caléndulas, foto cortesía de Interflora. 

"What might have been"

"Y vio Dios

que era muy bueno

todo

lo que había dejado

sin hacer."

(Del poemario Lugares comunes, de Ricardo Calleja)


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Hijos (propios).

Una novela.

Una tesis doctoral (y el doctorado, o sea).

Conocer México. 

Que en nuestro jardín crezcan caléndulas. 

Hojaldre del de verdad (hecho en casa, 16 pliegues).

Pintar acuarelas medianamente decentes. 


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Hay bastante más. Y no pasa nada. Porque lo que no llegaré a hacer será, si Dios quiere, bueno. 

Algunos "apartados" irremediablemente no serán "hechos"- facts-, realidad, por circunstancias diversas: biología, tiempo, esfuerzo, capacidades, temperamento, otras prioridades, etc. 

Pero el poema de Calleja lo tengo presente siempre desde que me mandó su libro. 

Se hace lo que se puede, cuando se puede y como se puede y sabe. Con paz. O sin ella, a veces hay pena porque somos humanos, no piedras. 

Pero, señoras y señores, tengo una excelente noticia... 

¡la Providencia nos sorprende! 

Te da lo que ni imaginabas. Lo que dabas por imposible o perdido: "a mi edad ya...", "en mis circunstancias...",  o "¿cómo yo, que soy Z o X, voy a ....o me va a pasar N...?" 

Y te hace (aún más increíble en algunos casos) no sólo capaz de empezar cosas que veías lejanas... ¡sino de acabarlas!

Corazón de Jesús (hoy) y de María (mañana), en Vos confío siempre. 

miércoles, 5 de junio de 2024

Enfado a la tercera potencia


 ENFADO A LA TERCERA POTENCIA

 

Estaba yo enfadada por estar enfadada de estar enfadada,

o sea, un enfado elevado a la tercera potencia.

 

Un día perdido dando vueltas a la herida,

esa herida que se cierra si no la molestan,

pero que es fácil que vuelva a abrirse de nuevo.

 

Y mira que he rezado las letanías esas,

las de la humildad, el pobre Merry del Val 

se revolvería en su tumba si pudiera

sabiendo bien que no era verdad,

pero para que lo fuera.


Y entonces, me dan, zas, otra vez (más)

la oportunidad de que lo sea (verdad, digo).

Y en vez de “oye, que es esto, aquí lo tienes"

y aprovecharlo, que me vendría al pelo,

me vuelve a doler ese silencio generalizado

diríamos que precisamente,

de quienes de modo frecuente 

comparten un mismo perfil:  milennials.

 

Porque no es el primero, no.

Hace casi un mes que espero una respuesta. 

Y están muy ocupados ellos siempre.

Y a gala deben de llevar que no se conteste.

O, al menos, no a determinada gente.

 

Total, que enfadada, como ya digo, a la tercera potencia

enfadada por estar enfadada de estar enfadada,

y enfadada fundamentalmente por el día malgastado,

salgo por la puerta...


“Que ya me voy andando yo,

que no hace falta que me lleves”...,


una tarde de un día cualquiera

camino de mi parroquia, 

misa de siete y media.

 

Y cruzo el descampado:

solecito, nubes, brisa, etcétera.

Campo humilde al fin y al cabo,

campo entre urbano 

y el campo-campo-campo 

machadiano y señorial de la dehesa,


y el enfado se va diluyendo...

 

Se me caen unas gotas de enfado

tarabilla macho posada en farola,

que se hacen lluvia  

verdecillo jugando en reja—,

y luego viene ya todo en torrente:

collalba gris en verja,

espino albar florecido

con sus rosas, tan pequeñas,

y los chopos, que ya no están enfermos.

 

Y mi enfado a la tercera potencia

se queda ahí, empapando la tierra,

diría que haciéndose fango

si no fuera porque nuestro actual Presidente dice fango

y ya está el sustantivo perdido para los restos.

 

Porque Dios tiene estas cosas, 

y es capaz de alegrarme la tarde

y llamarme a la vez boba educadamente: 

"tú, sí, tú, boba, que lo eres".

 

Y sabiendo que he perdido casi el día entero

(en general el tiempo en todo el, 

llamémoslo, “proceso”),

puedo oír misa algo recompuesta 

y pidiendo perdón por ser eso,

imbécil,

porque estas cosas me duelan,

y también por no aprender de mi propia experiencia,

y quebrar mi intuición y mi regla.

 

Al margen,

a distancia siempre,

y con todos mis pájaros

los niños de catequesis,

el centro de Alzheimer,

mi marido, mis hijos y mi nieta,

las croquetas y los helados, 

la escritura, la lectura,

los amigos buenos, 

mi comunidad parroquial:

muchas alas, cuántos vuelos

y Dios, si no ha perdido la paciencia.




Nota: las fotos son de otro día.  

 


martes, 4 de junio de 2024

Las flores de los muertos



Tengo que investigar (leer) sobre la costumbre de poner flores a los muertos. ¿Desde cuándo?, ¿y por qué? Y también la de regalar flores. 

Las flores son importantes. 

Mi flor favorita es la amapola, que no puede cortarse, se aja. Sólo puedo verla en el campo. Me encanta. 

***

De los muertos al Vivo en el Corpus. Pétalos de rosas cayendo de lo alto sobre el palio y la custodia. 

***

Me he echado un amigo estupendo que me ayuda mucho. Siempre está de buen humor o lo parece al menos. 

***

Me cuenta otro amigo que "tiene paisaje" desde su casa. Me refiero a paisaje de campo. Que cada mañana, al subir la persiana, por la ventana ve el campo. 

Yo tengo un pequeño jardín y sé que es una suerte. Los mirlos arman jaleo a eso de las 3 o 4, la hora en que me despierto.  Luego me vuelvo a dormir y, si vuelvo a despertarme, son los gorriones los que pían al amanecer. 

***

Comunidad, cuánto me estás costando. Traducirte, me refiero. Que el concepto lo tengo claro.

"Y Vd., ¿por qué quiere estudiar este Máster?" me preguntó Antuñano. "Por dos cosas: tener una estructura, un cierto orden, y por la comunidad, que espero tener y que para mí es clave.." 

Hicieron todo lo posible por darme ese orden del cual yo carezco y del que me escapo, un desastre. Pero la comunidad bien que la tuve, una gozada. La echo de menos. 

sábado, 1 de junio de 2024

El gran lector

Él lee lo mismo la b con la a "ba" de las cuadernillos de un niño de siete años que una tesis doctoral bien armada (o mal armada). 

La columna.  El poema mejor o peor logrado.  El post it  garabateado. Un ensayo. Un guion. Un examen en el que te lías más que la pata de un romano (y que pasa, afortunadamente, desapercibido para quien corrige 233 exámenes).  Esa carta de despedida.  Tu diario. 

Las palabras escritas.  Las pronunciadas. Las que no decimos, pero pensamos. Las que querríamos escribir. Y los hechos, que son los más elocuentes, especialmente los que no ve nadie. 

***

No se pierde una línea. Ahí está, leyéndonos a cada uno, y todo el rato: el gran lector. 

Y no es que no "caiga" en esas comas mal puestas o en las faltas de concordancia. O en un tono que no llega a ser el adecuado. 

O en ese "tener" que contarlo todo y no utilizar la bendita elipsis. 

Como verlo, lo ve. Y se sonríe, claro. 

***

Perdón. Bendita Elipsis, con mayúscula siempre ambas, en cursiva y subrayado. 

Ese regalo precisamente suyo para poder sobrevivir  (y soportarnos) y no volvernos majaras. 

***

Y es que sólo Él es quien puede contarlo todo. Y leerlo todo. 

Como no hay tiempo en Él, todo sucede todo el rato. Pero el que es el Verbo nos da a nosotros, por estar sometidos al tiempo y al espacio, la Elipsis, que es otra formidable forma de gracia. Una más y nada desdeñable. 

***

El Gran Lector no se pierde nada, pero nos da el silencio, callar poco o mucho, de vez en cuando, como pausa o descanso largo, clave de la escritura y la palabra. 

Y nos ha dado saber que tampoco nosotros podremos leer todo lo que deseamos. En la vida eterna ni lo echaremos en falta.