“Tu pueblo será mi pueblo”, como en el libro de Rut, siempre
suena cuando alguien se casa.
En esta ocasión volví a acordarme de la frase al pronunciar el novio los votos matrimoniales comprometiéndose a poner tanto empeño en aprender su idioma y cultura como ella había puesto en aprender los suyos.
Pensé que siempre te casas con un extranjero, con alguien que no es de tu familia, con quien no compartes un pasado, costumbres comunes, hábitos.
Fue todo bonito, sencillo y, por eso, muy emocionante. Los americanos cariñosos y acogedores, llenos de detalles. Copias de las fotos de ambas familias, tíos, abuelos, repartidas por toda el lugar donde se celebró la boda. Como si estuvieras en casa.
De vuelta a casa G. piensa
que habría que inventar una maleta que fuera silla a la vez para sentarse. Los aeropuertos a
menudo son una lata. No son las horas de vuelo, son las esperas, las colas,
todo se hace muy largo.
Entrevisto el jueves a Pablo D’Ors en su casa. Habla como
escribe. Y sonríe. Todo muy agradable. Su perro dando vueltas y olisqueando. Se le oye al principio en la grabación casi más que a Pablo, que habla bajito y despacio.
Hoy es San Pedro y San Pablo. Todos los años mi madre se iba a
Boecillo entre San Juan y San Pedro y San Pablo. Así quedaba inaugurado
oficialmente el verano, o el veraneo, que decíamos antes.
Nota: La imagen es una litografía de Chagall, "Meeting of Ruth and Boaz"
3 comentarios:
Siempre te casas con un extranjero, sí. Un abrazo, y gracias por tus palabras,
Begoña
Debido a que ya tengo pasajes a brasil, mas precisamente a San pablo, estaba tratando de obtener informacion de los orígenes de la ciudad y de porque su nombre. Me gusta mucho conocer la historia y el origen de las cosas
Feliz verano
Publicar un comentario