En el camino de vuelta, porque el tren tiene esa, entre
otras de sus muchas ventajas, leo con calma. En Páginas de Espuma, en la que el
año pasado compré los dos libros de Edith Warton sobre escribir ficción y
criticarla, compro "Fenómenos de circo" de Ana María Shua y "Casa de Muñecas" de
Patricia Estaban Erlés con ilustraciones de Sara Morante. Me gustan ambas, finas y siniestras, maestras en la distancia corta, sprinters de músculo alargado. Pienso en sobrinas y en la hija de mi marido que
tienen ese sentido del humor ligeramente negro o el espíritu de lo fantástico más
arraigado que el mío, en la línea de
Tim Burton. Se los guardo. Leo a veces con el run run constante de amigos y
familiares, esto le gustaría a mi prima, esto le encantaría a mi amigo… A veces leer es una cuestión de afecto, te sientes más cerca de las personas que quieres.
Ayer tuve insomnio y comencé a leer el libro que me regaló JM, "La España que te cuento",
un conjunto de textos cortos de autores muy variados que reflejan la España
contemporánea, aunque la selección se hizo en 2007 y ya ha quedado algo desactualizada,
la crisis empuja otra literatura. Me quedo desolada y más insomne si cabe. Ya conocía el cuento de
Fernando Aramburu, “La colcha”, un estupendo retrato de la mezquindad con la que
se puede vivir en el País Vasco, el miedo y el egoísmo dando la espalda a las
víctimas. Me gusta mucho el de José María Merino, “El apagón”, el origen de la crisis I podría llamarse. Y el de Rosa
Montero, "Tarde en la noche". Y otros muy buenos. Leo el epílogo de José Ovejero y entiendo mejor la tristeza y la desazón que
me provoca el libro en su conjunto. No hay un solo autor
con esperanza, no hay ninguno donde se pueda ver esa otra España, personas,
momentos, vidas, algo, un atisbo o un hueco para Dios o para la confianza en
el ser humano. Tabula rasa, al final no hay nada más que un solo paisaje, muy bien
narrado, pero uno solo sin agua.
Tengo que reorganizar la biblioteca. Guardo los libros de
ficción ordenados por orden alfabético de autor, así que cada vez que compro algo
tengo que mover el resto en los estantes, tengo poco espacio. Trabajo intenso hasta el próximo fin
de semana, el blog de nuevo descuidado. Leo a Amos Oz y su "Historia de amor y oscuridad" sacado de la biblioteca para darme ánimos.
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