Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

miércoles, 12 de junio de 2013

Tábula rasa I)

Adelanto la visita a la Feria por temas de trabajo. Lo hago con JM el domingo, un día inglés encapotado, bueno para andar pero malo por la afluencia de público. En menos de hora y media, agobiados,  decidimos irnos y dejamos sin visitar editoriales que nos interesan a ambos. Casi mejor, la visa mía temblando, no tengo remedio.

En el camino de vuelta, porque el tren tiene esa, entre otras de sus muchas ventajas, leo con calma. En Páginas de Espuma, en la que el año pasado compré los dos libros de Edith Warton sobre escribir ficción y criticarla, compro "Fenómenos de circo" de Ana María Shua y "Casa de Muñecas" de Patricia Estaban Erlés con ilustraciones de Sara Morante.  Me gustan ambas, finas y siniestras, maestras en la distancia corta, sprinters de músculo alargado. Pienso en sobrinas y en la hija de mi marido que tienen ese sentido del humor ligeramente negro o el espíritu de lo fantástico más arraigado que el mío, en la línea de Tim Burton. Se los guardo. Leo a veces con el run run constante de amigos y familiares, esto le gustaría a mi prima, esto le encantaría a mi amigo… A veces leer es una cuestión de afecto, te sientes más cerca de las personas que quieres.

Ayer tuve insomnio y comencé a leer el libro que me regaló JM, "La España que te cuento", un conjunto de textos cortos de autores muy variados que reflejan la España contemporánea, aunque la selección se hizo en 2007 y ya ha quedado algo desactualizada, la crisis empuja otra literatura. Me quedo desolada y más insomne si cabe. Ya conocía el cuento de Fernando Aramburu, “La colcha”, un estupendo retrato de la mezquindad con la que se puede vivir en el País Vasco, el miedo y el egoísmo dando la espalda a las víctimas. Me gusta mucho el de José María Merino, “El apagón”, el origen de la crisis I podría llamarse. Y el de Rosa Montero, "Tarde en la noche". Y otros muy buenos. Leo el epílogo de José Ovejero y entiendo mejor la tristeza y la desazón que me provoca el libro en su conjunto. No hay un solo autor con esperanza, no hay ninguno donde se pueda ver esa otra España, personas, momentos, vidas, algo, un atisbo o un hueco para Dios o para la confianza en el ser humano. Tabula rasa, al final no hay nada más que un solo paisaje, muy bien narrado, pero uno solo sin agua.

Tengo que reorganizar la biblioteca. Guardo los libros de ficción ordenados por orden alfabético de autor, así que cada vez que compro algo tengo que mover el resto en los estantes, tengo poco espacio. Trabajo intenso hasta el próximo fin de semana, el blog de nuevo descuidado. Leo a Amos Oz y su "Historia de amor y oscuridad" sacado de la biblioteca para darme ánimos. 

No hay comentarios: