Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 24 de enero de 2010

La mirada de Ouka Leele (y la de Rafael Gordon) (Suave vértigo)



Por razones que no vienen al caso, y a través de Eva L., amiga del alma, he conocido a Ouka Leele, Barbara Allende Gil de Biedma, a través del director de cine Rafael Gordon, quien acaba de hacer una película sobre ella titulada “La mirada de Ouka Leele” nominada para los Goya en la categoría de mejor documental. Conocí a Rafael hace ya unos años, se acordaba de mí todavía, así que fue fácil conseguir que me diera el teléfono de Ouka Leele. Había visto de Gordon otra película suya, “La reina Isabel en persona” que me gustó mucho en su día, ajena a cualquier tópico, defensa o ataque, o sea, una película sabia para empezar, luego mucho más, muchísimo mas. En cambio, no he visto “Teresa, Teresa” sobre Santa Teresa de Jesús, con la misma Isabel Ordaz y con Assumpta Serna, otra maravilla seguro. Ya habrá ocasión, porque Rafael tiene una manera de mirar y contar a las mujeres –entre otras cosas- que apasiona e interesa: nada al uso, nada complaciente, suavidad y fuerza al contar, tiempo, profundidad y ganas, sencillez –qué importante-, y ligereza también del que sabe decir y nos hace mirar porque él mismo ha leído y mirado mucho, muchísimo. Y va despacio, eso lo primero.

Con música de Eva Gancedo, que hizo también la banda sonora de “La buena estrella” de Ricardo Franco, una de las cintas que a mí más me han emocionado del reciente cine español (que a veces me deja indiferente), bajo la dirección de fotografía y cámara de Julio Madurga, uno de los mejores, ya fallecido (de hecho, en mitad de este rodaje), la película de Gordon sobre Ouka Leele se ha tardado seis años en hacer. Le hice la broma a Rafael de compararle con Nómadas del viento, que también llevó su tiempo hacerla, quizá acerté: todo debiera ser como un pájaro que crece, al que hay que acostumbrar a tu presencia para que te deje estar a su lado y luego grabar mientras él vuela, "impregnación" que dicen, creo, los etólogos.

Primera lección importante: no hay prisa para nada, algunas cosas llevan su tiempo, mucho, una lección que cuesta aprender a veces, imprescindible para la vida y el arte.

Yo conocía de Ouka Leele digamos que lo que mucha gente conoce. Era un personaje emblemático de lo que se llamó movida madrileña, tenía la idea falsa, como ella explica en otra parte, de que fue “la fotógrafa” de ella, con esas fotografías coloreadas, tan distintivas suyas, entre ingenuas e inquietantes, aquella serie divertidísima de Peluquería, la foto aquella de la Cibeles con la leyenda de la diosa que hizo en los 80 y que paralizó la plaza, etc. Sabía que su nombre artístico lo tomó de un cuadro del Hortelano, y sabía también que pintaba y que era una artista que tocaba varios palos. Ahora sé también que escribe poesía ("Este libro arde entre mis manos", Huerga y Fierro 2009;  "De la embriaguez desnuda", Sial/Contrapunto, 2009), que recientemente tuvo a su cargo las serigrafías del libro sobre el Cantar de los Cantares con poemas de Luis Alberto Cuenca (premio de Bibliofilia del 2003). En fin, ahora conozco algo más sobre ella. Su biografía “Ese lugar cuando justo da el sol” (escrita por J.D. Álvarez, Neverland Ediciones) es preciosa, como lo son sus poemas y otras obras suyas que he visto recientemente.

Quizá de las cosas más importantes es que Ouka Leele vive el instante. Como ella dice, y muchos saben, es lo único que tenemos, quizá por eso la fotografía es tan interesante: fogonazos de ese ya que se pasa en un abrir y cerrar de ojos, otro ya seguido de otro, y otro, y otro, y otro. Y junto a ese instante, ese ya, un trabajo sin parar, y una mirada hacia fuera y mucho hacia dentro, constante, cierta soledad posiblemente, seguridad interna pese a las dudas, luz siempre con penumbras, que no faltan éstas nunca. Iba a decir que no falten, es un deseo casi, sin ellas no puede haber luz.

El documental de Gordon sobre Ouka Leele no es un documental al uso, aunque y me doy cuenta de que casi todo hoy, cualquier formato o cualquier nombre a veces acoge mil variedades distintas, ecotonos, mestizajes muy interesantes, como las personas también, que se escapan de las cómodas etiquetas. Al hilo de un mural enorme (240 metros) que le ofrecen pintar en Ceutí, Murcia, Ouka Leele cuenta su vida, su obra. Se entrevista Bárbara tímidamente a veces a sí misma, explica su infancia en Madrid, pero también en el campo, en el bosque, qué es la muerte para ella (“la gran maestra”), la enfermedad (entre las cenizas, tesoros que rescatar), qué es lo espiritual o, mejor dicho, porqué lo espiritual es importante, vital, esencial, clave, no un barniz frívolo, sino el fondo, lo constante. Su hija pasea en bicicleta mientras ella pinta “El jardín metafísico”. También le pone una diadema de hojas en la cabeza mientras su madre le cuenta de su infancia, una de las escenas más tiernas. Desde luego que el mural es meta-físico, qué cansancio y qué dedicación, madre mía.

Me ha tocado la película que han vuelto a pasar en el Cinestudio Magallanes. Prefiero la pantalla grande a la del televisor de mi madre -yo no tengo televisión-. Me dejó Eva la película en vídeo y la vi, pero pierde en ese tamaño. Les ha gustado mucho también a los amigos a quienes he llevado a verla. A la salida comimos en un  mega restaurante de esos de mesas continuas donde te dan un buffet por un precio fijo bajo, que cambia en función de la hora y el día: estupenda mezcla, la maravilla que acabábamos de ver con ese Madrid que come lo que puede, porque hay crisis, un lugar, el Sigald para escribir 200 historias que salen al encuentro en esta ciudad donde la pobreza se nota (otra maestra es la pobreza, dice Ouka Leele en otra parte).

Ese mural que Bárbara Allende se pone a pintar subida a un andamio da un vértigo enorme, impresiona.

Vértigo por la altura, simplemente por un tema físico, es estar muy alto y hay que tener, además, fuerza, resistencia, para poder pintarlo, hay que tener brazos, aguantar el mediodía, las horas. Y Ouka Leele no es una mujer así que digamos muy grande, pues ahí que la ves: resistiendo como una jabata.

Vértigo por las dimensiones: pasar de una escala a otra, en cualquier arte, es complicado, es un tema de perspectiva, que la puedes perder en cuanto te descuidas, me parece.

Vértigo también en otro sentido: estar expuesta a cualquiera que pasaba por allí y le decía “hoy no me gusta lo que pintas” … o lo primero que se les ocurría. Me lo contó la propia Ouka Leele con sencillez y espontaneidad, sin darle importancia.

En fin, muy expuesta ha estado, una gran lección: exponerse, pero hacer lo que se siente; hacerse aparentemente más vulnerable, y, a la vez, seguir fuerte, firme con lo que quieres y sabes que tienes que hacer, sin que realmente el resto cuente, aunque siempre cuente, claro. Tú, a lo tuyo. Gracias, Ouka Leele, por el ejemplo, voy a hacerlo mío, muchas gracias.

Suave vértigo, Bárbara, eso deben de sentir quizá algunos artistas. Qué bien que te hayan mirado unos ojos como los de Rafael Gordon y te haya contado a su manera. Está claro que todos vemos y podemos contar, eso es ser persona también. Pero hay miradas y cuentos que nos tocan por dentro más, a los que vemos o leermos. Por eso ¡qué bonito poder elegir lo que quieres leer y ver, hay tantas cosas! Y qué fácil es, realmente no hace falta más: cada persona, al mirar o leer, al dedicar su tiempo a una imagen o un texto... y volver otra vez a leer o a mirar, dice algo importante: le interesa. Si no fuera así, ¡qué gracia!, ni volverían, ni prestarían atención. Es así todo realmente mucho más simple de lo que parece. Y con todo, como Rafael Gordon y otros lo enseñan, es también a veces lo de menos: el éxito de "ventas" o la aceptación popular... llámalo zeta, sobran. Y no por vanidad, es que es otra cosa, simplemente con hacer lo que quieres hacer, es ya mucho y se disfruta tanto.

Dicho todo lo cual, espero que les den el Goya al mejor documental, lo espero. Y voy a hacer, en la medida en que yo puedo, soy una hormiga, nada, todo lo posible que esté en mi mano. Porque todo cuenta, creo.

Y qué bonita la canción de Ricardo Franco "Alguna isla desierta" (una letra que dice tanto..."ser torpe no me obliga a ser cobarde...") que canta Inma Serrano y cuya música es de esa otra grande, Eva Gancedo. Vaya plantel, qué gozada de película.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante. Es una autora que me interesa mucho. Gracias.

Máster en nubes dijo...

Pues si vives en Madrid, anónimo, acércate al Cine Magallanes en San Bernardo, te va a gustar la película, a nosotros nos encantó. Gracias por el comentario y tu visita.

Anónimo dijo...

ok

lolo dijo...

Gracias por acercarme a Ouka Leele, y a la película. Leeré más sobre esto.
Y bueno, "La buena estrella"; me conmocionó.

Tú, a lo tuyo.
La muerte y la pobreza, maestras.
Sin prisa.

lolo dijo...

No te ha llegado el otro?
Pues decía que gracias por acercarme a Ouka Leele.
Que también La buena estrella me conmocionó.
Y luego decía:

Tú, a lo tuyo.
Sin prisa.
La pobreza y la muerte, maestras.

Un beso, Máster.

Máster en nubes dijo...

Como rara vez modero, Lolo, es la segunda en 15 meses de blog, me lío, no sé hacerlo bien y debo de eliminar mal o no verlos, ay Dios, qué rollo.

Lo de la buena estrella que me decías ni lo he visto, la verdad. Es una película preciosa... y sabes quién fue guionista? Angeles González Sinde, fíjate que cosas...

Toi dijo...

bárbara Bárbara.
Es curioso, tiene mis años.

Me encanta que escribas sobre ella. El documental no lo he visto, pero sí que llevo treinta años viendo sus fotos.

A qué más.

Toi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Máster en nubes dijo...

hola, Toi, Bárbara, en mujer, es tan guapa como tú (joé, macho, no dirás luego, que me gano los aperitivos en tu casa ... a pulso, a pulso)

bueno, que me voy al teatro, por hoy cierro el kiosko, no puedo más, estoy saturada ya...

El alegre "opinador" dijo...

Master. Gracias por la información y la visión de este documental. estaré "al loro" porque me interesa mucho su obra.
Un saludo.

Olga Bernad dijo...

¿Has vuelto ya del teatro?
Yo recuerdo sus fotos y su nombre, pero sé muy poco de ella realmente. Me has avivado la curiosidad. Me has enseñado, por tanto. Ojalá pudiésemos ver la película cuando vaya a Madrid.
Saludos, duquesa.

Máster en nubes dijo...

Gracias, alegre opinador, es muy interesante lo que hace. Si me entero de donde la ponen en Sevilla te lo digo.

Máster en nubes dijo...

Acabo de volver, me he reído mucho, y me han ofrecido colaborar en una cosa que me interesa, voy a aprender. No money but a lot of pleasure, ay, Dios, en fin, comeré de otro lado.

Máster en nubes dijo...

Y la peli la tengo, si la han quitado, tranquila que la vemos en algún vídeo amigo...

Suso dijo...

Sigo a Inma Serrano desde sus inicios,¡buen tema!

Magustao la entrada, toda.

Máster en nubes dijo...

Hola, Suso, a mí la Serrano también me encanta, pero el hallazgo de Eva Gancedo, que pone la música, y esta letra escrita por Ricardo Franco, ha sido una gozada. He visto que viste la peli de los Cohen, a mi me encantó, mañana la entrada va de eso... pero es que creo que lo judío me tira un poco... Es lo que hay...

Susana Sanz dijo...

A partir del 18 de mayo se proyecta en los cines Renoir de Princesa.
Saludos

Susana Sanz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.