La alegría tiene mala prensa. No el ser gracioso o divertido, que es cosa distinta y con mayor aceptación. Se puede ser gracioso y ser un auténtico triste, son cosas distintas. El ser alegre es juzgado a menudo como que no se entera uno, que eres un pedazo de ingenuo o un insensible de campeonato, especialmente hoy, quizá tenga que ver con la esperanza, puede ser.
Es como la Navidad: como digas que te gustan, te suelen caer veinte o treinta voces diciéndote que si el consumo se lo come todo, que si la soledad es más profunda, etcétera. Estoy de acuerdo en las dos afirmaciones, por supuesto. Pero ni lo primero ni lo segundo son impedimento, digo yo, para la alegría de estas fiestas, para la alegría en general, me parece.
Por supuesto que se han convertido las Navidades en un artículo más de consumo, en una ocasión más de mostrar que son las cosas y no las personas las que parecen importar. Pero es que uno no está abocado a vivirlas así si no le da la real gana. No hay obligación de consumir ni de comprar. En la mayoría de las veces como no da el presupuesto, pues eso que te evitas. Con decir no porque sí, o no porque no se puede, basta. ¿O hay que imponer la sobriedad y el no gastar por decreto ley a quien no quiera? No sé. Creo que la cabeza está para decidir, y la libertad es sagrada. Si uno no quiere algo no tiene por qué hacerlo, no hay obligación de consumir sí o sí o sí.
Por supuesto que también son unas fechas en las que se siente mucho más honda la soledad: la ausencia de padres, de amigos, de muchs personas. También otras ausencias o lejanías muy diversas, que se llevan como se puede, habitualmente mal. Pero es que la vida adulta es así. A menudo se vive en cierta carencia de afecto o en una permanente búsqueda de que nos quieran un poquito más, a veces que nos quieran más a nuestro gusto, a nuestra manera a menudo, que no es siempre la de los demás. "Una capacidad muy limitada de querer con una capacidad ilimitada de ser querido" leí el otro día que éramos cada uno. Joé, qué cierto. Pues ya está ¿no?, como le des muchas vueltas, te vuelves del revés. Quizá nos estudiamos mucho y estudiamos mucho a los demás en eso del querer, podría ser.
En fin, que no me gustan nada los agoreros y los tristes. Otra cosa es la melancolía, la tristeza suave y alegre de algunos hombres, de las propias Navidades también, de la vida en general. Que el mundo puede ser una mierda ya lo sabemos. Que hay desastres lejanos y muy cercanos no cabe duda, haría falta estar ciego. Pero que con aguafiestas, quejosos y tristes todo lo anterior no parece mejorar, eso desde luego.
Esa cultura de la queja y del victimismo que se ha instalado en occidente, a menudo entre quienes se supone que tienen cabeza, como una especie de pose o de condición sine qua non para demostrar que eres inteligente o sensible, me tiene hasta la coronilla. Es una queja retórica que se repite. Quienes la emiten viven o han vivido como San Pedro habitualmente y sólo quieren más atención personal, nada más. Es elemental, comprensible a menudo, pero elemental, diría más: es infantil.
Me parece todo respetable, faltaría más, pero tengo la sensación de que a veces aquí quienes no lloran, no maman, y una mano a menudo tampoco acaban por echar. Están demasiado ensimismados con el "yo, yo, yo, qué penita me doy y qué penita quiero dar en particular o en general, hacedme caso, por favor, miradme más.."
No puedo con la con la ingenuidad esa de "We're the world, we're the children", con los finales felices por decreto ley, con la Casa de la Pradera, en fin, con el "too er mundo e güeno", el buenismo, etc. No lo puedo soportar venga del lado de donde venga, que de todo hay. Se puede hacer poco, bastante poco por los demás, y hasta por uno mismo al final, no por nada, es que somos todos muy limitados. Pero desde luego también me da una pereza inmensa la retahila cansina de quejas hechas desde el confort: "pobre yo", "pobre, que no hay quien me quiera", "qué feo es el mundo", "qué mala mi vida", etcétera, etcétera.
Vaya morro que nos gastamos a veces, es de impresión. Especialmente porque las quejas no suelen coincidir con los desheredados de la tierra, esos que habitualmente nunca se quejan: no tienen tiempo ni a veces fuerzas, no tienen ni voz. Los que no lloran, y menos en público, son los que a menudo tienen muchas más razones por las que llorar me da por pensar. Aunque quizá estoy equivocada, podría ser. En fin, siento esto que he escrito, es que hay veces que te dan ganas de dar un meneo en general y otras en particular, de verdad.
Quedan 2 días para la Navidad.
PS: La foto es de un cuadro de Alberto Guerrero de la serie Moby Dick. Melancólico pero alegre, se da.
21 comentarios:
Estoy bastante de acuerdo, pero esto ya lo hemos hablado juntas y revueltas;-) Desde las ganas de legislar quién podía quejarse y quién no, hasta la compasión para el que la merece. Ese usar y abusar de la compasión es jugar mucho, mucho con lo mejor del otro, es un riesgo que suele pagarse caro. Pero qué difícil expresar los sentimientos, celebrar lo celebrable, llorar por lo que hay que llorar.
Generalmente, las penas verdaderas se ocultan porque nos hacen mucho más vulnerables, nos ponen a merced de los demás. Así que, fíjate, cuántas veces nos encontramos ante tristezas y alegrías fingidas. Qué pena. Qué ejercicio de traducción tan sutil (y arriesgado) debemos hacer en la convivencia.
JO.
Pero feliz Navidad, como alguien me vuelva a felicitar el solsticio me va a dar algo, de verdad, que de repente parecemos todos druidas celtas. Sí, de toda la vida.
Lo hemos hablado, sí, Olga. Y lo hablaremos más, seguro que sí, por hablar tú y yo no quedará ja ja.
Pero de verdad te digo que a veces hay que dar un meneito: a la cazuela para que no se pegue, que se pega; a una misma, que también se puede quedar pegada a lo que sea; y a algunos cercanos y lejanos.
Lo de quien no llora no mama te lo juro, Olguita, es así.
Y de igual manera que hay "grandes" de España, ja ja,,,, hay veces que hay pobres como con un título nobiliario puesto, pobres de España, pobres de familia, pobres en general porque sí, han decidido que son pobres y van de pobres porque renta mucho más...
Y no voy a pasar por ahí, es una pose a menudo, por Dios, como el spleen de Paco Umbral, con menos intelectualidad o más, lo que sea.
Acuérdate de lo que hablamos: los débiles y los que van de débiles son los que acaban por manipular y lo hacen de cine.
Nada que ver con que te llore una amiga, un amigo, un familiar, por Dios, las penas de persona a persona son sagradas, hay muchas, y por supuesto que hay que estar y escuchar, lo que haga falta siempre.
Es la pose o la queja retórica del ay, ay, ay... que no puedo soportar. Es que no puedo, lo siento mucho, no.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, Aurora. De todos modos se puede mamar sin llorar, y en eso estamos. Allá cada cual con sus estrategias, aunque es verdad que da rabia.
Feliz Navidad para ti again and again y feliz solsticio de invierno para Olga;-)
Dadas la fechas, tomadas las posiciones, parapetados ante lo inevitable, siendo auténticos francotiradores de lo imposible, y acorde a las circunstancias, he de comunicarte querida, que te esperamos en casa un día con el sólo y único cometido, tarea, plan, actividad, finalidad, proyecto, acontecimiento anunciado, trabajo, placer, ejercicio, desahogo, movimiento, sensación lúdica, extraño comportamiento y/o resumen general, de: BAILAR.
Aquí te dejo unas letrillas, no por torpes, menos sentidas.
Sí, el mundo está loco y nosotros pensamos en bailar.
Es lo que tiene la alegría.
Lo mejor de ella es su nítida expresión.
¡Hala!
ODA AL NIÑO JESUS.
Ahora que tengo,
vuestra atención pillada,
aprovecho para decir,
aquello que me viene en gana.
Supongo que seréis,
seres vivos, ná maduros,
humillados, maltratados,
con el bolsillo vacío,
vamos,
¡que no tenéis ni un duro!
Es posible que de amigos,
andéis un poco flojeras,
pues los podemos contar,
con una mano siquiera.
Que no veamos futuro,
que no obtengamos trabajo,
que nos vayamos todos,
de una vez al carajo.
Así que pobres estamos,
sin amigos y sin dinero,
más solos que la una,
perdiditos y sin sombrajo.
Pues yo os recuerdo señores,
que Cristo nos visitó,
y como nosotros pasó,
las de Caín sin pudor.
Que no tenía señores,
ni un sitio donde le parieran,
y cuando se dejó la barba,
le colgaron unos guaperas.
Que la mula de milagro,
le prestó calefacción,
pues en Belén hacía,
frío sin compasión.
Que el buey tenía,
un olor repulsivo,
aquel establo hedía,
y la paja les cubría.
María la pobreta,
parió como un animal,
pues no se lo cubría,
la Seguridad Social.
Y a S. José, pobrecico,
le llamaron cuernazos,
pues no se entendía,
ser Santo y padrazo.
Y para rematar,
a Jesús le confundieron,
con terrorista sangriento,
y le clavaron abierto,
de brazos y pensamientos.
¿Era mejor su situación,
que la tuya, so capullo?
¡No te das cuenta,
que frente a su situación,
la tuya es puro lujo!
Así que sería,
de bien nacidos reconocer,
que al que le dieron más tortas,
fue al que nació en Belén.
Mañana celebramos,
que vino un amigo a vernos.
No seamos injustos,
no finjamos la alegría.
Seamos bravos y sinceros.
Y recemos un ratejo,
en la iglesia o en el bar,
en la carretera...
o al empezar a cenar.
Pues si nos ponemos a pensar,
y nos dejamos de medias tintas,
sólo tenemos un amigo,
que le echó un buen par.
Se llama Jesús y es tu amigo,
se merece tu oración,
aunque viajes en un camión.
¡No me seas un capullo!
Y si te vienen bien putas,
como es tan frecuente hoy,
hinca tus rodillas en tierra,
pues por un amigo así,
no se encuentra ¡so viruta!
Se sincero y reza,
pues más bien pronto que temprano,
conviene tener cerca,
a Nuestro Señor Jesucristo,
aquel que de verdad,
se comporta como hermano.
Y si te falla la fe,
si estás hasta las pelotas,
si te importa una higa,
esta pedorreta;
mira con respeto,
a este tonto que reza.
Pues no soy yo quien escribe,
sólo soy un camionero,
que recorre los caminos,
que os saluda con afecto.
Abre tu corazón,hermano,
que en esta Navidad,
el que os manda un mensaje,
es el enano, recién nacido.
El que manda...
de verdad.
El Enano Divino.
Atentamente. Driver.
Ridao, tienes razón, claro está, en eso estamos, en comer sin necesidad alguna de llorar.
Gracias a que la vida es muy generosa o a muchas cosas más, no hace falta llorar para ... comer, claro, no para mamar.
Se sienta uno a la mesa y a lo que toca. A veces hay mucha suerte y te encuentras con un chuletón o un cordero, o una sopa de impresión que ni esperabas o ni has preparado tú... y le hincas el diente con mucha satisfacción. O con jamón de Alajar (recojo la invitación, of course, faltaría más, mil gracias).
Pero es eso: sentarse en el banquete como adultos, aprovechar la mas mínima oportunidad, hay 200,y entre pecho y espalda que te metes lo que hay, muchas veces estupendo, sin necesidad alguna de llorar.
Pero es eso: comida de adultos, no mamoneo propio de lactantes, no digo más.
Rabia ninguna, de verdad. Sólo que una vez que caes en la cuenta, no vas a entrar en algunos jueguecitos de infantes, nada más.
Driver, Diego, gracias por la invitación y por la felicitación, eres genial, aceptadas las dos y agradecidas también, todo un detalle por tu parte, tú siempre dando de todo gratis et amore, las dos cosas.
Sólo un tema: hay muchos amigos y hermanos, hay muchos,no uno sólo, afortunadamente, con limitaciones, claro, pero los hay.
Ridao, Ridao... Que el solsticio te acompañe, y la renacida luz nos una a todos en un abrazo evocador como amigos del alma en la poesía y en la palabra querido amigo.
Firmado: la nueva y moderna señorita Francis, que ya tiene consulta.
Y no me vuelvas mala que estamos en NAVIDAD y no pega;-)
Olga, que no, que en Navidad es cuando dan más ganas de matar, perdona, lo siento, a mí por lo menos, los buenos deseos melífluos y demás, no. Me gusta ser mala, me gusta ser aún peor. Seamos malas, por favor. Te lo pido por favor, sé mala conmigo un ratito. "Y me dio por matar. Cuento de Navidad." estoy en ello, no lo puedo evitar.
Tanto amor universal, tanto amor universal, que no hombre, que no. Y el solisticio menos, que le den también al solisticio y a las fiesta de invierno, por Dios.
Pobre San José, pobre niño Jesús de verdad, pobre Virgen María, y el resto de los pobres-pobres de San francisco y demás también, pero pobres falsos que tienen de too, no, no, no y no.
Solsticio, narices, que ni escribir puedo de mala que me pongo... joé...
Desde luego, Máster, lo tuyo no es el buenismo ni la pose cultureta antinavideña, sino la inteligencia, el realismo y el buen humor. Un beso.
Ya he sido bastante mala, Aurora, lo suficiente, lo justo. A mí matar no me pone mucho, pero seguro que ese capítulo me lo vas a mandar ¿sí?;-)
Bueno, venga, saludos a todos, incluso al del solsticio;-)
Cuánta razón, la Navidad es estupenda, y con un buen meneo que elimine consumismo y agoreros, sólo queda disfrutarla, con su carga de alegría y nostalgia.
Un abrazo
Para mí la alegría es el mayor bien.
No voy a perderme la Navidad y pasar por alto una oportunidad. Total por un solsticio. Que si es de invierno encima, me suena tristón y pesadote.
Y bueno, pienso comer y dar bien de comer, puede que hasta vaya al circo, quién sabe, y todos los envoltorios que hagan falta.
También lloro a veces. No creo que esto sea original. Las penas es que son muy parecidas todas.
Ser mala no pega ahora mucho, es verdad, pero no es tan fácil volverse bueno de repente...tendrá que ser poco a poco. Y si el plan de maldad es divertido y pequeño...pues igual me animo también.
Aurora... ¡Esa es Aurora!... Que sí hija...que se nos atragantarán lo turrones si encima se nos ocurre decir "¿Hace un villancico?" y no abuchean...
Pena, si acaso, la del que no sabe ni cómo es un turrón... Ya no te digo un Juve Camps... Y pena del que la pena le funciona como un espiral y no sabe -porque es que igual no sabe... nadie se lo ha explicado- que Navidad es "nacimiento". Yo no he visto a nadie llorar de pena mientra tiene en brazos a un recién nacido.
¿Consumismo? El que cada cual decida. La verdad es que lo mejor es la larga sobremesa con el poupurri familiar cuando todos prestan atención al comensal que le ha tocado al lado... porque ha decidido que va a intentar que la reunión sea agradable y divertida.
Yo creo, Aurora, que es una cuestión de actitud... y de creencias. Si yo sé qué estoy celebrando...¿tiene algún sentido ser el borde de turno? ¿o quejarme porque he gastado o he dejado de gastar...? De tan sencillo resulta difícil explicarlo.
Un beso, guapa.
Y gracias por el post.
Cotta, eres bueno, muy bueno. Ay, qué envidia tu bondad... Un abrazo.
Olga, igual te digo, venga, que no queda ná.
Capitán, lo mismo, y nada, que eso, que a celebrar.
Lolo, en fin, que te entiendo, pero que la maldad puede cundir incluso en Navidad, por contraste, más que nada. Creo que te gustará, lo espero.
Sunsi, tienes razón, pero también se llora de felicidad y de esa mezcla extraña que toda alegría es con la tristeza de que siempre será pasajera, no sé cómo explicar esto, pero pasa. Todo vino se acaba pronto, y a veces es bueno que se acabe.
Hala, que me voy a escribir "de verdad", otros 200 largos... a nadar, plas, plas, plas, a hacer músculo, otros 200 a braza...
Gracias a todos por leer, por comentar, etc. Por estar, en definitiva. Muchas gracias.
En fin, pienso que:
a) La Navidad como concepto mercantil, ahí mismo, en El Corte Inglés; luego ya cada uno, según sea y según entienda, si compulsivo consumidor, si a ratos consumidor y a ratos consciente comprador ....
b) La Navidad como concepto "civil" esto es, la sociedad vestida con el traje del laicismo, celebra algún tipo de tradición, de esas que "cohesionan" los grupos sociales.
c) La Navidad como lo que es: los cristianos celebran el nacimiento de Dios, hecho Hombre. Cada vez menos y, la maoría, comportandose como los pobres vergonzantes de "Misericordia".
d) La actitud de cada uno frente a cada una de las "navidades", ganando la pose que tan bien describes, hedbanna-nada-pastoril.
Por mi parte, creo que la alegría (tan fuera de lugar, parece) tiene que ver con una cierta madurez, de aceptación y de comprensión y ¿por qué no? De compasión, también, por la sufriente y doliente Humanidad.
Así, alegría que tiene que ver con el agradecimiento de estar vivo y "atento" al mundo... y tan diferente a la estupidez crónica que nos rodea que, pineso, tiene mucho más de desesperación que de ptra cosa.
Hala, que me estoy poniendo intensa y eso ¡qué horror! por favor, perdonadme...
Y sí, os felicito la Navidad a todos, la Navidad de Dios y del Niño Jesús, de "Adeste fideles" y "Noche de paz".
Con Dios, hedbannos ...
**** El otro día me felicitaron poruqe "el crecimiento personal no acaba nunca" (sic) ¡Hay que j------se!
Hola. Siento interrumpir esta tertulia tan amable entre la autora de este blog y algunos de sus asiduos, como Olga B., Ridao, Cotta o El Capitán.
Te escribo esto en primer lugar para decir que me encanta tu blog, es decir, la forma de ver la vida que reflejas en él. Lo descubrí hace un par de días, y te seguiré leyendo.
También te escribo para contarte que en este post, en concreto, me he sentido identificado: pero no identificado contigo, sino con la postura que criticas, sobre todo con el párrafo Me parece todo respetable, faltaría más, pero tengo la sensación de que a veces aquí quienes no lloran, no maman, y una mano a menudo tampoco acaban por echar. Están demasiado ensimismados con el "yo, yo, yo, qué penita me doy y qué penita quiero dar en particular o en general, hacedme caso, por favor, miradme más..".
Soy uno de ellos, efectivamente. Y lo más grave del asunto es que me doy perfecta cuenta que lo soy, y por qué lo hago. Es una manera fácil de vivir, o por lo menos que parece que resulta fácil. Un resbalarse suave en la autocompasión, en medio de un proceso autodestructivo, en el que uno se mata a sí mismo y a los demás.
¿Por qué te digo todo esto? Porque no quiero seguir siendo así. Y porque tengo que seguir llorando para recrearme en mi propia miseria.
Qué complicado es todo. Te seguiré leyendo.
Sarracena, lo has explicado de cine. En fin, que nada, que ya sabemos lo que pensamos a un lado y al otro del ordenador...
Y eso, compasión de todos en general, todo el mundo tiene su corazoncito y penas, por supuesto, pero de algunos en particular con preferencia y por encima de los demás, por Dios.
Con la tripa llena
son menos las penas.
Esto sin duda ayuda
a que la Navidad
traiga felicidad.
No me quejo,
que no soy tan bueno
ni tan malo
ni tan complejo.
(PD: Aurora, alegremente te leo
y espléndido año te deseo.)
Jaime Marlowe: oye, qué pedazo de seudónimo te has buscado, me encanta.
Mira, lo cierto es que cuando algo te pone de los nervios ¡suele ser porque caes en ello con una facilidad pasmosa! si no, pasarías un montón. Así que siento defraudarte, lo que pasa es que disimulo y silbo, fiu, fiu, para que no se note, y sobre todo porque no sirve de nada llorar, y estoy en lo de la economía de esfuerzos (gracias a los profesores de Economía y sobre todo a la crisis).
Jaime, guapo, mira, te voy a dar un beso de tornillo qué narices porque acabo de ver tu perfil y tienes 34 años y oye tú que me mola, que es Navidad, y eso del amor fraternal me empieza a gustar. Vamos, hombre, voy a dejar pasar yo una oportunidad de dar un beso a un tipo que se llama Jaime Marlowe y tiene 14 años menos que yo, lo dicho: a comer lo que haya.
PS: espero que no pienses que estoy mal, sólo loca y en este momento con una copa de cava de más, es lo que tiene salir con las amigas, no puede ser, la santa hermandad es peligrosa... muy peligrosa. ¿Te has reído? Pues eso es lo que importa...
Joé, Barbadillo, D. Javier, te iba a escribir si doy pie con bola, quiero decir teclado, quiero decir, en fin... No sé ya lo que quiero decir, me faltas tú y Dorda y familia también. Eso, que tú eres como el campo, natural, y que es lo que pasa, que precisamente el campo es tan bonito... la la y los pajaritos.
Lo sé, debo dejar la bebida, la comida, debo retirarme, lo sé... Pero es que no puedo, me lían, y luego me lío...
un abrazo a ti y a C. Tenemos pendiente salida en el campo ... sin beber please...
Publicar un comentario