Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

domingo, 7 de septiembre de 2025

"Venid y veréis"

Se acaba casi el verano y ha pasado un poco el tiempo para que se asienten algunas de las cosas que he vivido estos días y escriba sobre ellas. Soy pasional, así que me temo a veces y no me gusta escribir en caliente ni de lo malo (nunca), pero casi tampoco de lo bueno (esto lo rompo puntualmente, aquí no ha sido el caso porque tenía que entregar una traducción y no estaba para "otros textos").

Al lío, que me pierdo. 

Tres visitas he hecho como invitada este verano a tres convivencias de familias que resumo con haber tenido la suerte de los primeros apóstoles... tres Venid y veréis impresionantes por los que estoy muy agradecida, muy contenta. Muy esperanzada. 

La primera, la del Oratorio de Felipe Neri en Navalperal, nos invitó Enrique Santayana. Asistimos a misa un domingo con ellos, impresionante el silencio y el respeto, luego una comida  riquísima diría que pantagruélica, los cocineros se lucieron. Pequeños,  mayores, abuelos, jóvenes, ¿unos 100 eran? Conocí a personas estupendas, había mucha alegría y mucho cariño, se palpaba. Qué gusto esa comunidad que se quiere, qué gusto que los sacerdotes del Oratorio vivan juntos y se apoyen y tengan ese pedazo de comunidad. San Henry Newman y San Felipe estarán contentísimos, estoy segura. 

La segunda, la de mis "ya amigos" de Valencia, Beatriz (y Carlos) y Javier (y Marilys), les conocí en junio pasado, también comí con ellos y con las familias  vinculadas a LC que estaban de convivencia en Burgohondo, creo que menos de cien. Lo mismo: mucho niño, mucho joven, en este caso unas "yurtas" donde dormían los adolescentes me parece total la idea, mucha alegría también. Y muchísima esperanza. ¿Lo más conmovedor? Ver a personas que podían estar llorando sus penas y ahí estaban, conviviendo y seguramente echando de menos muchísimo a quien ya no tienen. 

Y la tercera, la de Málaga, ahí dormí porque estaba muy lejos, era "El familión" de la Diócesis de Getafe, estos con proporciones bíblicas, pasábamos de los trescientos. Vino un tipo genial, divertidísimo, conmovedor, converso... malabarista, pero no un malabarista cualquiera, uno de los buenísimos. Primero el tipo nos "calienta" con los juegos malabares un crack de la pradera, luego nos cuenta su conversión, nos presenta a su mujer y sus cinco hijos, todos haciendo juegos malabares... y yo venga a acordarme de El juglar de Nuestra Señora, porque es que era verlo. Otro impresionante Venid y veréis tuve allí, el tercero: rosario en familia rezado lento y cada uno como puede, misa también juntos, Adoración, muchas risas, aprender (qué maravilla de lectura de "Elogio de las manos"), una sensación de orden flexible y alegre, una logística de impresión... y tantos, tantísimos ejemplos de entrega. No puedo contarlos por cierto pudor que tengo, pero no hay nada que mueva tanto como la entrega, nada, ni el mejor texto, ni la mejor clase, homilía, ponga Vd. lo que quiera, nada. 

¿Qué es eso de Venid y veréis?

Pues esto que sucede también hoy en día... cuando preguntas y te enseñan, y vas y ves donde vive el Maestro. Y te quedas porque está Él. Ahí, en medio, donde la gente se quiere de verdad, donde está la Eucaristía en mitad de nuestras debilidades humanas, defectos, etc. 

***

 Lo cuenta San Juan en su evangelio, San Juan Bautista señala a Cristo a Andrés y Juan... 

35 Al día siguiente estaban allí de nuevo Juan y dos de sus discípulos 36 y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo:

—Éste es el Cordero de Dios.

37 Los dos discípulos, al oírle hablar así, siguieron a Jesús. 38 Se volvió Jesús y, viendo que le seguían, les preguntó:
—¿Qué buscáis?
Ellos le dijeron:
—Rabbí —que significa: «Maestro»—, ¿dónde vives?
39 Les respondió:
—Venid y veréis.
Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.


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