Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

sábado, 25 de junio de 2022

Agradecimiento a las tarabillas (23 junio 2022)

Descubrí a las tarabillas hace unos siete años, cuando Gonzalo me regaló la cámara para poder fotografiar a los pájaros que tanto me gustan. Y es que este ave, cuyo macho tiene la cabeza negra, el cuerpo rojipardo y una especie de collar blanco, es una de los que posan mejor, así que facilitan la labor de observarlas y fotografiarlas. 

En Carnota están en todas partes, pero sobre todo a la entrada de la playa, como si fueran sus vigilantes. En Ávila las descubrí más tarde, fue una alegría cuando oí primero ese chasquido suyo tan característico  y luego, en lo alto de una encina, vi a un macho vigilando. 

Mientras otros pájaros se esconden en el follaje, a veces en la hierba alta, o se escapan en cuanto notan que te acercas (especialmente si voy con Anita, que es un como un jabalí ambulante, siempre resoplando), las tarabillas tienen la delicadeza de quedarse bien agarradas a las ramitas al viento, a veces sobre alguna valla de alambre o un poste.  A lo mejor levantan el vuelo, pero vuelven a posarse rápido para facilitarme la vida. 

Gracias, gracias, son Vdes. muy amables, y no como los herrerillos, que les oigo y sé que están, pero con tanta hoja no les veo, y no hay manera de que salgan, so antipáticos. 

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Marta me envió dos libros de May Sarton por sorpresa y sin tarjeta. No puedo decir que me gusta algo porque tengo siempre amigos que van y me lo regalan. Lo mismo un abrigo que libros, son como las tribus esas africanas que tienes que tener cuidado con alabar algo porque te lo dan. 

Bueno, el caso es que Anhelo de raíces es entretenidísimo, literatura esa que me gusta a mí, ideal para soñar pensando en casas, reformas (que no voy a hacer, que hace otro, y -fundamental también- paga otro), literatura situada en ese campo donde yo también busco casas en Idealista, casas que nunca compraré, pero que me encanta imaginar. 

Sé que somos varios los que tenemos ese mismo pasa-tiempo o afición: ver casas, imaginarte en ellas, soñar con ellas. La de la Sarton es como si la viera, rodeada por esos prados "libres", es decir, sin cortar. 

Aunque ya sé que hay que cortar la hierba a veces (la de alrededor de nuestra casa en Carnota me llega ahora por los hombros), también hay que dejarlos algo libres para que abejas e insectos puedan vivir y hacer su trabajo, que también es necesario (este movimiento de liberación de prados -free meadows- me parece fascinante y estoy investigando, hay gente para todo). 

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También me regaló el otro día Luis dos libros de cocina, uno sobre pan (que tengo que preguntarle a Mate varias cosas, estoy un poco perdida en temas paneros), y otro sobre un cocinero que no le tenía fichado y estoy encantada, Yotam Ottolenghi. Tengo que probar esas mezclas de verduras que propone, esas especias y ese modo de cocinarlas.

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Me mira Chesterton muerto de risa desde su estampa. "Angels can fly because they can take themselves lightly" (Los ángeles pueden volar porque pueden tomarse a la ligera). Me parece genial, pero pon un punto y aparte de vez en cuando, gordo inefable, que tienes párrafos que duran dos páginas enteras. 



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