Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

martes, 15 de diciembre de 2009

Los de los bichos



Conocer a Dorda y a su familia ha sido una de las cosas buenas de vivir en el campo un año. El domingo me presentaron a Javier, otro naturalista con blog propio al que leo con admiración y envidia. Hay que ser muy paciente para observar la naturaleza, no tener prisa o que no lo parezca. Los naturalistas nos enseñan muchas cosas, son gente curiosa y habitualmente, los que yo conozco al menos, con gran sentido del humor. Observar la vida creo que acaba por ponerte una sonrisa, también cierta melancolía a veces.

Dorda nos contó anécdotas de las exposiciones del Museo de Ciencias Naturales y otras donde ha trabajado. Hubo una sobre cuernos, con perdón, que titularon "Madera del aire". ¿Y por qué el título ese ... para una exposición sobre cuernos? Porque al parecer quedó registro en España de un sujeto al que le salieron unos cuernos pero de verdad, y como no los podían llamar así -era ofensivo-, los llamaban madera del aire. En la exposición podías hacerte con el facsímil de todo el texto relatando cómo daban fe de los cuernos, cómo eran, qué hicieron con ellos -se los cortaron, creo-... y luego ya el texto pasado a moderno. Dorda lo va a contar cualquier día en su blog mucho mejor que yo, hay que estar atentos. De su cuaderno me gustan muchas cosas, pero sobre todo cuando habla del campo que tiene alrededor, de la sierra a la que tanto quiero y tanto echo menos ahora que he vuelto a Madrid. Y luego de bichos que yo califico de humildes, digámoslo así, o sea, de insectos. Lo de África mola mucho, pero gracias a la 2 yo creo que el común de los mortales sabemos más del Serenguetti que de Gredos, y no digo que esté mal, pero da qué pensar, creo.

Javier hace unas entradas memorables con temas tan variados como tapiología o  vida en el cementerio (tiene delito), tiene una mirada que me encanta, sabe lo que no está escrito y encima se ríe de su sombra. Comentaba él con Jesús el futuro de la divulgación, de las revistas de naturaleza. "Natura" ya no está, Quercus sí pero... Con internet hoy ¿queda hueco para publicaciones como esas? Hablaron sobre la importancia de los contenidos en la red, hasta en los blogs, porque a veces se puede hablar de lo que no se sabe bien, con las mejores intenciones. Tienen toda la razón ¿a dónde vamos hoy cuando lo trabajado, documentado y sólido se aprecia a veces tan poco? ¿Cómo el lego -o sea, yo- puede valorar quién sabe a veces y quién simplemente repite contenidos de otros, o incluso mete la pata al dar información que no es cierta? Hice ayer una visita profesional a un grupo de medios de los importantes y pensé en lo mismo ¿se da importancia al contenido o se hacen churros? ¿A quién se paga más, a los de marketing o a los periodistas? Ya sé la respuesta, son dos preguntas casi retóricas ya...

Yo soy una simple bichera, me encantan los bichos, empezando por mi perra, me hacen gracia, pienso a veces ¿qué pensarán? Me sorprenden. La naturaleza tiene algo de previsible, lo sé, pero algo también de constante sorpresa. Creo que estamos hechos para mirar lo que pasa a nuestra alrededor. Y luego algunos lo cuentan tan bien que da gloria leerles.

PS: Pongo Doctor en Alaska porque es la música que les va a estos dos, y no sé por qué. ¿Será la guasa, el frío con que nos despidió la sierra el domingo, la nieve que cayó ayer? No sé, pero les pega.

9 comentarios:

José Alfonso dijo...

Amiga bichera...
Me encantó la última parte de tus comentarios.
Un beso.

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Pues, ¡mira tú por dónde, que la musiquita de Doctor en Alaska sí que nos pega (nunca lo hubiera sospechado)!. Tiene una mezcla de horizontes lejanos, casi exóticos, y un deje a Barrio Sésamo. Total, dos componentes básicos: aire libre y humor.

Aurora, fue (y es) un placer conocerte "en directo"...aunque tu versión "de puño y letra" tampoco es precisamente manca.

Gracias por tus palabras (por todas, no sólo por estas)...y algún día seguiremos charlando por el campo con unos bocatas bajo las nubes.

Máster en nubes dijo...

Amigo bichero, qué bien, otro más al que le gustan. Y tu villancico muy bonito, es así como de animales también, humilde y sencillo, franciscano diría yo casi ;-) Es lo que tiene lo popular ¿no?, que llega más a veces.

Tenía que haber contado, Javier, vuestro viaje a la Patagonia... que luego he caído por qué he puesto Doctor en Alaska también... y ese hielo azul, y esa gaviota que le quitó a C su galleta ¡vaya foto que te salió! Queda apalabrada un día de campo con vosotros y familias, por fa, que escuchando es como se aprende (más que leyendo a veces). Me voy a clases ya...

Capitán dijo...

Yo me casé con una de los bichos, y tengo para contar lo que no os podéis imaginar, empezando por como criar leones y osos en casa, hasta halcones, cómo cargar el coche con ciervos llenos de garrapatas, como ...

En fin, una vida de horror, y maravillosa.

Un abrazo y me ha encantado

Jesús Dorda dijo...

Hola Aurora,
Nos encantó recibirte en casa de nuevo, esta vez con más reposo, si es que esa palabra se puede aplicar estando tú por medio.
Y, como dice Javier, es verdad que lo mejor será algún día pasear sobre la hierba y bajo las nubes, entre peñas y árboles... y con menos comida en el estómago, je, je.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

¡Qué asquito!

Bichos, en la penumbra y en las nubes¡¡¡

Un abrazo Aurora.

Máster en nubes dijo...

Capitán, no me digas más, tú eres bichero consorte que tiene su mérito. Por favor, cuenta, cuenta aquí o en tu blog algún día, ha tenido que ser divertido ¿no?

Dorda, mi serenidad es pro-verbial, y la moussaka estaba de escándalo (y la crema esa de ajo, ay, Dios, cómo me gusta el ajo...) Sólo me falta ir por el campo con todos vosotros, por favor, me encantaría. Y si puedo con perra, mejor. Olimpia se quedó mustia.

Don Javier, por Dios, cómo que qué asco, no sea Vd... no sé... Penumbra, sí, ese irse la luz poco a poco y que no quieras encender la luz. Y las nubes, ni te cuento, todo el día en ellas. Pero los bichos son muy entretenidos. A ver, ¿quieres la ballena o no la quieres, te da asco también? Anda que...

Begoña San Narciso dijo...

Sobre la pregunta de qué piensan los animales, me has recordado un reportaje reciente sobre monos (gorilas y otros parientes). Contaba que en una fundación estadounidense vive un chimpancé (creo que era chimpancé) que maneja mil palabras en el lenguaje de signos –como la publiciad de inglés en mil palabras– y que además inventa términos nuevos para objetos cuyos nombres desconoce. Siempre se me encoge el corazón cuando miro a los ojos a un mono, y me suelo preguntar qué verá en mí, cómo me percibirá... Entonces, me sorprendo pensando que me importa lo que un simple y desgraciado mono de zoológico ve cuando me mira a los ojos. Yo, en los suyos, siempre veo una triteza infinita.
Begoña

Máster en nubes dijo...

Begoña ¿eres "mi" Begoña? Vaya, como me ha salido, quiero decir la misma de Cai y tal ¿no?, si es así, gracias por venir, leer y comentar, y si no es así... también.

Y tienes mucha razón, o no sé, me pasa igual, la mirada de los animales me produce tristeza... y eso que ninguno se levanta triste o melancólico, ;-), en fin.

Un abrazo, guapa, quien seas, pero si eres tú... más.