Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

lunes, 17 de marzo de 2025

El afecto


El afecto, que se sienta y que se note, sin miedo. No hace falta conmociones sentimentales, desde luego, pero el modo de mirar o de escuchar a los demás, el propio tono de voz, a veces dicen más que lo que uno dice o escribe.  

Hay personas que quizás pasan por momentos muy duros y se entumecen. O es un entumecimiento producto de años, de fríos diversos superpuestos. O de una enfermedad. Y como a menudo no conocemos las circunstancias  personales, más vale pensar que puede ser eso. Pero es devastador verlo en quien esperas calor, acogimiento, ánimo, aliento. 

No sé qué hacer. ¿Sirve decirlo con calma... y, precisamente, cariño? ¿Y a quién? 

***

Podría escribir sobre lo que me gusta de Chesterton, que es mucho. Pero me río sola pensando que a veces sería más rápido la vía "negativa": eso que Chesterton no tiene y que yo agradezco tanto.

Pomposidad.

Solemnidad. 

Cursilería. 

Ego. 

Macarrismo.

Se puede ser contundente, debatir con fiereza, y mantener la elegancia y, sobre todo, la afabilidad. 

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Cultivar el afecto siempre. 



jueves, 6 de marzo de 2025

Me gusta cuando titubeas...




Tener algunas ideas claras está fenomenal, explicarlas, defenderlas con firmeza. La vida, por ejemplo. 

Pero en otros muchos casos a mí me da, curioso, confianza cuando escucho a alguien que titubea antes de decir algo. Que se para y trata de encontrar la palabra justa o matizar el argumento. 

Alguien que habla siempre de corrido, como si fuera (perdón por esto) un periodista o un tertuliano me da un yuyu que no puedo. Me fío cero. 

Mis mejores profesores han sido (y son) en cierto modo lentos. 

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X no es un lugar de debate salvo excepciones. Hay mucho aventado y mucho oe oe. Y también personas que necesitan siempre ser el constante centro. El ego muere unas horas después que nosotros. Y todos tenemos el nuestro (y no, no es peor el ego de un profesor universitario o "intelestual" que el de una ama de casa, pongo por caso). 

Los fans, los hooligans, el efecto "manada", los de "a mi señor con razón y sin ella" por un lado, y, por otro, ese "a ver quien lo tiene más grande" (al cerebro me refiero) juegan pésimas pasadas.

Los zascas y mandobles a mí me parece que no convencen ni persuaden a nadie de nada. Eso sí, alimentan el ego. 

A veces sólo hay que esperar un poco. 

Me gusta la gente que une, que trata de unir, y que no "gana" nada con ello. 

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Me gustan también esas amistades construidas lentamente -de nuevo tempo lento- cuando no hay interés -a quién me presentas, de quién eres amigo, a quién "conoces"- de por medio, ningún grupito, ningún "bando" al que pertenecer: personas con historias detrás que merecen ser escuchadas, afinidades diversas producidas por el entusiasmo compartido por un libro, una flor, una receta o por el campo de Soria, de Jaén o de donde sea. Por DM,  escuchando nuestras voces a veces, y, si se puede, presencialmente, estamos hechos para vernos. 

Me lo ha dicho hoy alguien sensato: "nos sonreímos... y luego intercambiamos opiniones". Tengo amigos buenos.