Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

miércoles, 22 de mayo de 2024

La mirada

Me manda hace unos días un amigo una foto de su hija pre-adolescente o ya adolescente con esa mirada preciosa que tiene la inocencia. Me quedo embelesada con ese modo de mirar no directamente, sino de modo tímido, ella vestida para la feria, tan bonita. 

Cuando veo los aspavientos que provocan algunos términos -guerra cultural, batalla cultural- pienso que quizás es posible que algunos no vean lo que yo veo. Por supuesto que hay una guerra (llámalo cultural o lo que quieras) en defensa de la inocencia infantil entre otros temas. 

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Hay modos de mirar adultos que también atraen. Me pasa con David Ortega Gallardo (@doydasdavid en instagram) y su modo de ver y mirar al campo, a los pueblos y, sobre todo, a las personas. Me emociona siempre. 

Yo quiero tener esa mirada de David que se detiene y contempla la belleza. 

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De hecho, me quedo también fascinada con un fotógrafo londinense que para a la gente en mitad de la calle, en instagram es @portaitgeeek (luego he visto otros, pero éste es el que llamó mi atención primero). 

Es gente normal, nada de modelos, y les dice que así, como son, son interesantes para ser fotografiados, un retrato que, si ellos le dejan, lo colgará en su portafolio. 

Las personas se sorprenden mucho: pero si yo "no soy interesante", pero si "tengo pelos" o he salido a toda prisa y tengo unas pintas espantosas, etc. ¿De verdad quiere Vd. fotografiarme...? le dicen incrédulos...

Y entonces él les dice que no, que como son y están, son interesantísimos para ser fotografiados...

Es una cosa preciosa la que hace, a mi entender. 

Salvando las distancias (evidentes), y con perdón de los teólogos (que saben de esto), este chico joven me ha hecho pensar mucho en la mirada de Dios sobre cada uno de nosotros diciéndonos: eres importante, eres para mí único y diferente, tal y como eres, con esas pintas que justo ahora tienes... 

Sentirse acogido, sentirse visto primero, simplemente visto, no invisible, es clave. Me lo decía la Hermana Mercedes el otro día. Y es eso. No dejar de mirar al prójimo como existente, no invisible. Y recordar, recordarles en su caso a ellos mismos, que Dios los ve y los quiere individualmente (con pelos, prisas, etc.)

"El fotógrafo de Dios" voy a llamar a este chico tan majo y tan buen fotógrafo, por cierto. 

(Que vale, que es una "estrategia" de marketing, puede, pero "de fondo" la idea esa de "yo te veo" es clave). 

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Me dijo Luri en octubre que a veces con callar no es suficiente. Que con la simple mirada sobre alguien o algo ya se puede meter la pata. Razón tenía. 

El respingo ese que puede salirte por peteneras aunque no salga la palabra de tu boca. 

Las personas notan cómo las miras, cómo las ves, sin mediar palabra, sólo con el más mínimo gesto. 


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