Desde hace unos años sé que la editorial Libros del Asteroide no me defrauda. Me la aconsejó Adolfo Torrecilla, uno de mis críticos de referencia en cuestiones literarias. Es una editorial joven con autores que yo no conocía de nada, como Nancy Mitford o Wallace Stagner, que ahora me encantan, me he hecho fan, y otros que ya me gustaban, como Steinbeck. Aunque la mayoría me son todavía totalmente desconocidos, así que me relamo pensando en lo que seguramente me espera.
Acabo de leer en dicha editorial a Rafael Yglesias y su libro “Un matrimonio feliz” que me ha parecido una novela emocionante. La he leído en apenas un día porque realmente no podía dejarla. Creo que es el mejor elogio que puedo hacerle, junto al de saber que será algo que volveré a leer pasado un tiempo.
Esta parece ser una novela autobiográfica: el protagonista fue novelista precoz, hijo de escritores, convertido en guionista para sacar adelante a su familia, padre de dos hijos y marido de Margaret, que murió de un cáncer, todo lo cual comparte con el autor, Rafael Yglesias. Todo lo cual, perdón por la repetición, no importa nada, porque lo que esta novela cuenta es casi igual que esté o no basado en hechos reales, que diría un telefilm americano. Lo verdaderamente importante es el modo en que está contado, como también lo que cuenta, por supuesto.
La materia de esta novela es la vida matrimonial de una pareja como muchas, nada excepcional. Y ahí está lo interesante.
El encuentro y el adiós son los dos tempos fundamentales en los que Rafael se detiene en esta historia. Y lo hace con el detalle de una cámara de cine por la riqueza visual de lo que describe, utilizando además otra segunda cámara, la de los sentimientos y pensamientos desde la voz del que narra. Yglesias utiliza ambas en el relato.
Primer tiempo: cómo el protagonista conoce a esa mujer que le deslumbra cuando él no es nada más que un joven prodigio literato, huraño y confuso, y ella es una recién licenciada alegre, decidida y sociable. Cómo se enamora él, como un ternero, y qué pasa en esos primeros encuentros, las dudas, la decisión, la soledad, el necesitar a otra persona a tu lado y no estar seguro de nada.
El segundo tiempo, el del adios: cómo ella, tras un cáncer devastador, decide despedirse y morir en su casa con ayuda de él, dedicando un tiempo a cada persona que ama, sin prolongar tratamientos, con la muerte de frente, impresionante.
Y en medio de estos dos tiempos toda una vida de muchos años en común, de los altos y bajos de un matrimonio, de momentos realmente malos y luego buenos, de problemas de dinero, de adaptación del uno al otro y a las dos familias, de sueños y realidades, de Nueva York, de amigos, de una infidelidad que casi acaba con un matrimonio cuando apenas había empezado, de volver a comenzar y volver a encontrarse, de silencios y palabras, de secretos y verdades.
¿Cuál es la trama de esta novela? La trama, el nudo y el desenlace, es cómo el amor se hace y se deshace y vuelve a nacer entre un hombre y una mujer ambos limitados. Ella ciertamente controladora, él taciturno y egoísta. Y a la vez ella generosa y encantadora y buena madre y él también capaz de entregarse y entender algo y buen padre e hijo y… Ambos personajes son muchos rasgos a la vez, capaces e incapaces, complejos y simples, humanos en definitiva. A mí me parece que si una novela no capta la complejidad humana es mala, y creo que esta es muy buena.
“Un matrimonio feliz” cuenta la historia de Enrique y Margaret que es única y a la vez común. Que él sea escritor no dice nada realmente importante. Ser escritor no es importante para la vida, es totalmente secundario. Y a ella, a Margaret, como le cuenta un día a él, a Enrique, le basta con vivir, no le hace falta el arte, en su caso la pintura, que deja de lado, no porque no sirva, no tenga la voluntad necesaria, no pueda soportar los noes o no reciba el apoyo necesario de su cónyuge. Es más simple: no le hace falta.
Vivir es también todos esos cuidados finales de Enrique estando al lado de Margaret, ella sufriendo, muriéndose a chorros: cambiar suero y medicación, vigilar catéter, buscar sábanas y colchas en un armario, y, sobre todo, ver que se te va quien amas y no quieres que sufra más, tener el tiempo para decirle lo que no has podido decirle y que es tan importante. Todo está narrado sin melodramas, como es, ya es suficiente como para cargar las tintas ni literariamente hablando. La realidad y la ficción bastan.
Leo pocas novelas contemporáneas que me cuenten algo interesante de la vida matrimonial, algo que a mí me diga algo. Me pasa igual con el cine con excepciones muy puntuales. Supongo que es sintomático de lo que se escribe hoy, de lo que se vive quizás, de nuestra mirada. Creo sin embargo que el matrimonio es buena materia prima para una novela o el cine, como lo es la muerte, el dolor, el engaño, la infancia y todo lo humano que merece contarse, que nos contemos, que nos cuenten.
“Un matrimonio feliz” narra con tono y estilo propio ese temblor suave, la gracia, que planea entre dos seres que prometieron amarse hasta que la muerte los separase. En este caso entre un judío de origen hispano y una judía de origen askenazi, Enrique Sabas y Margaret Cohen. Bien pudieron ser en parte Rafael Yglesias y su mujer Margaret, aunque insisto que me parece lo de menos que esté o no basado en hechos reales. A mi me ha gustado muchísimo y me parece una novela muy recomendable, distinta y realmente chocante hoy por excepcional. No me extraña que fuera premio Los Angeles Time a la mejor novela de 2009. Además, está excelentemente traducida por Damià Alou.