El viernes pasado tenía gente a cenar en casa y estaba con una pierna en alto. Problema menor, llamé a Gloria Mllán, a quien conocí este año en Ilustrarte. Gloria, además de ilustradora, es una mujer con magia. Hay que tenerla cerca por si acaso. El mes de septiembre en mi casa, una noche todavía de calor, nos sacó una botella de agua del bolso, el suyo es como el de Mary Popins. “¿Qué es esto?” nos preguntó. Contestamos “Pues una botella de agua, claro…” “No. Esto es un rey que tenía tres hijas, y las tres eran muy amadas…” Empezó un cuento. Puso tres pequeños botes en la mesa, seguía hablando, los llenó de agua y ésta cambió de color como por encanto –uno rosa, otro azul, otro naranja-. El truco ya lo sé porque nos lo contó, pero en el momento nos dejó embelesadas a mi amiga Teresa y a mí.
El caso es que, como decía, que me voy por las ramas, Gloria Millán acudió en mi ayuda. Anuló un viaje haciéndome un favor enorme. Me había contado que ella organizaba cenas a domicilio. En mi vida había contratado una, de igual manera que no compro jamás nada cocinado porque me gusta cocinar, lo que más de la casa. Pero esta vez no podía organizar cena para ocho, no debía estar de pie mucho rato. Le encargué la cena y apareció a las 8.30 de la tarde. Cuando la vi llegar cargada con solo dos pequeñas bolsas pensé que mis siete amigos y yo íbamos a pasar más hambre que un maestro de escuela, que se decía antes , o que el perro de un ciego, otra expresión antigua cuando la Once no se había inventado.
“Oye, Gloria, déjalo aquí todo, ya lo iré poniendo en el microondas, no quiero molestarte más…” Me miró amablemente y sonrió. El catering de Gloria Millán no es cosa de unas tortillas o una lasagna y luego darle calor, yo estaba muy equivocada. “Mira, no, es que esto es otra cosa, yo me quedo en la cocina y lo voy sacando …” La dejé. Pero, como no me fiaba, por si acaso hice canapés de mujol y un salmón marinado que había preparado yo unos días antes, no fuera a ser que no hubiera suficiente (se abre el salmón -1 kilo- como un libro, se quitan las telillas de dentro, se le ponen las hojas de eneldo fresco, y, encima, 8 cucharadas soperas de azúcar y 7 de sal con pimienta, todo eso bien mezclado, se cierra el salmón libresco o libro asalmonado, se envuelve en un paño, 24 horas de un lado y otras 24 del otro con peso en la nevera. Se lava luego bien y se corta en lonchas. Consejo para los aprensivos: congelar antes o después 72 horas por el anesaki).
Se vistió de negro Gloria como los camareros y cocineros de Nueva York (y uno que conozco de las Casas del Rey de Baeza, Jorge, que cocina de muerte en dicho lugar y en su casa. No es indirecta, solo una petición para cuando vaya…). Se quedó organizándolo todo mientras yo seguía escribiendo, la cena era a las 10. Me rondaba la idea de que nos íbamos a quedar con hambre. No ver un plato primero, un segundo y un postre claro me escamaba, pero como mis amigos son de confianza no me preocupé demasiado y continué dándole a la tecla hasta que llegaron.
“Pili y Mili son dos amigas que han estado en casa de Aurora, pero hoy salen de viaje y se han encontrado a dos mexicanos que se llaman ambos Nacho y se van de copas los cuatro antes de marcharse a ninguna parte, han ligado…” Así empezó la noche, seis platos servidos con primor, hechos con imaginación, una combinación de gustos, aromas, temperaturas y texturas diferentes, hinojo, albahaca, tabulé, quinoa, ¡ensalada de lentejas picantes!, impresionante, en raciones pequeñas todo, claro. No pudimos acabarlo, minimalista pero sustancioso.
Gloria, gracias. Haces honor a tu nombre. La cocina encima la dejaste impecable. Raquel, que es cocinera y trabaja en comunicación gastronómica, y cuya opinión vale más que la mía (que soy hambrona, y no gourmet), Ricardo y la otra Raquel, Susana y Alberto, José María y Miriam también se quedaron encantados. Vamos a repetir, pero, en cualquier caso, lo hago público: si alguien de Madrid quiere cocina “diferente” en casa (o para un evento de esos de empresa, no más de 12 comensales) con un cuento detrás, una historia que hile cada plato, Gloria Millán es la persona adecuada. Interesados pueden entrar en contacto con ella en g.nallim@hotmail.com.
PS: Con Mariana Betanzos sigo mañana o pasado cuando vuelva de dar clases de Antequera, ese lugar por donde me gusta a mí que salga el sol a veces, ea.