Las grandes palabras son importantes, hay que utilizarlas a veces. Pero tampoco todo el tiempo, hay que tener cuidado.
Me pregunta alguien, ¿es una reivindicación eso que queréis hacer?, ¿justicia? ¿el rescate de una generación, de esas que nadie habla?
Hoy todo tiene que ser grande o sesgado. Mejor dicho, pretencioso y, por tanto, sesgado.
Y no, es algo más sencillo, más cercano. Recordar. Re-cordar. Que es pasar por el corazón de nuevo.
Ese pasar por el corazón a mí me parece importante.
Recordar de modo personal, sin máximas, sin etiquetas. Recordar a personas que conociste, que tuviste cerca, o que no conociste, que es complicado, porque pisas el suelo sagrado de alguien, de sus familiares para empezar. Hay que entrar descalzo.
Recordar de modo humilde siempre, sin grandes pretensiones, ni pequeñas siquiera. Respetando. Sin hacer banderas, sin hacer nada.
Cuatro pinceladas y la admiración que queda. O las gracias. Unas sencillas gracias.
Recordar y gracias. Sin pretender nada, ni un retrato completo, ni una hagiografía -no hace falta-, nada.
Sólo un recuerdo. Un pequeño recuerdo y ya. Con eso basta.
2 comentarios:
Buenas tardes, doña Aurora. Enlazo su entrada en @delavidaantigu1
Seguiré leyendo sus escritos en Master en nubes.
Un cordial saludo.
Ángel Aponte.
Qué alegría, Ángel, yo te leo también. Me das paz. Y aprendo.
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