Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Bajo
Bajo el tejado ese grande a la entrada de San Fernando no nos mojamos si llueve y se pasa un poco de menos frío en invierno. Y en verano se está tan ricamente al fresco. Allí, a derecha y a izquierda de la puerta chica, tenemos nuestros puestos ganados por antigüedad o fuerza. Por eso hay revuelo cada vez que alguien nuevo viene. Si somos muchos, tocamos a menos o a nada; demasiados, sabemos que podemos dar miedo. Así que nos peleamos a veces, otras no hace falta. Al final se instala alguien, se retira el perdedor o se conserva el puesto. Yo el mío lo tengo desde hace más de ocho años.
Algunos solo vamos de lunes a sábado, los domingos descansamos, que nos los merecemos. Hay más monedas entre semana que en las misas de tanta gente. A la entrada no suele dar nadie, y a la salida hay ya demasiado jaleo. Ni nos ven en la puerta grande, agachados como estamos sentados en la escalera. Mucho mejor a diario en esta parroquia, aunque me han dicho que hay otras donde el domingo se consigue más. Yo es que sólo conozco la de San Fernando desde que empecé con esto.
De todas maneras, a diario la misa de ocho y media de la mañana y la última por la tarde tienen su dificultad. Van los que trabajan, salen a toda prisa y hacen más caso al cura que dice de vez en cuando que den a Cáritas, que sabe más quién es pobre, pida o no. En cambio, la del mediodía que yo digo es muy buena, todo viudas y gente con tiempo. Nos preguntan a veces por nuestra vida y nosotros contamos lo de siempre, también alguna novedad real o inventada mientras nos dan la moneda en la mano o la dejan caer en el cartón o la bolsa pequeña abierta en el suelo.
"No se lo gaste en bebida ¿eh?" añade alguna desconfiada. Siempre decimos que no, claro. Ellas también se lo creen siempre. Así, todos los días.
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8 comentarios:
No cabe duda de que, al igual que las preposiciones, las necesidades humanas son invariables en muchas ocasiones, y qué duro es para algunos cubrirlas.
Un saludo
Pues yo no sé si es desconfianza o qué es... pero prefiero comprarles un bocadillo y un refresco.
Un abrazo
Bajo la capa sospechosa de "ya daré a Cáritas"... a veces, ni una cosa ni la otra.
Besos, Máster
Hala, recoge y vamos por el vino... aunque sea virtual, que también hace efecto.
Me lo pensaba gastar en el primer facículo de las obras completas de un poeta checo maldito y muerto, pero me has convencido.
In vino veritas, esa que existe;-)
Gran capacidad para meterte en la cabeza del mendigo.
Estoy con Rocío, pero que el bocadillo y el refresco se lo dé el cura de la parroquia y el resto de necesidades que las cubra en cáritas. Desde aquí también lo pueden orientar para encontrar un trabajo o vivir de otra forma que no sea la mendicidad.
Saludos,
Cabe.
Media botella de vino y un disco de Hilario.
Saludos.
Me parece una equivocación dar limosnas directamente a los que se ponen a la puerta de las iglesias. Si se trata de personas jóvenes y físicamente sanas, el error me parece imperdonable.
Capitán, ahí, ahí. Muchas gracias, de verdad.
Rocío, somos todos un mundo, un abrazo.
Sunsi, tú sabes que nos entendemos, besos de vuelta y corrígeme los laismos y lo que veas, es que no puedo sola ;-)
Olga, en fin, eso, in vino veritas, y que prefieras tanto al vino como a la verdad y encima beber y salir en compañía a ello, uf, gracias. Lo haremos.
Almendrado, gracias por tu comentario, lo dicho, cada uno es mundo.
Javier, "cabe" lo dejé fuera porque es un cultismo, pero si me das pie -tú o quien sea- con algo que se te ocurra, lo incluyo. El vino, ay, no es Solar de Samaniego porque se me acabó ya hace tiempo, habrá más de Hilario, Drexler, Pedro Guerra y otros, iréis viendo.
Casi todo escrito de una tacada ayer y hoy, primera vez que reservo y no lo pongo todo de golpe.
Al Neri, muy interesante tu opinión que respeto, aunque lo de que no perdones, no sé.
Yo no tengo las ideas tan claras respecto a la mendicidad, sobre quienes piden y quienes dan, en cualquier caso es sólo una intención de medio cuento, nada más, un ejercicio de escritura y esfuerzo que me propongo.
En fin, yo joven (es un decir) y fuerte y sana y con medios para ganarme la vida, pido vuestra lectura y vuestra paciencia.
Y la agradezco de verdad "Guapos, guapos, guapos" que diría el guerfano de Jaen de cincuenta y muchos.
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