He pasado este verano en un lugar maravilloso del que no haré publicidad pues parte de su encanto es que no es popular. Dios sea loado, 7 km de playa, casi solitaria, habitualmente -es decir, los días nublados- para 30 personas. Cuando arreciaba el calor y la playa se "llenaba" (es un decir) ya nos parecía cerca lo de poner la toalla a menos de 10 metros de otro ser vivo. Lo digo, ni muerta ni viva salvo que se me escape el nombre, pero sí diré que está en Galicia y que he pasado unas semanas fantásticas, unas veces acompañada, otras sola con mi perra.
He sido muy feliz y he descubierto personas que son más bien personajes. Elisa, mi patrona, ha sido la mejor y la más importante. Elisa resume lo mejor de Galicia, es su mejor paisaje, ella solita.
La mujer gallega en general, y desde luego que Elisa en particular, son quienes cortan el bacalao en Galicia. A Dios gracias. Es una lástima, diré, que no manden más... todavía.
Porque Dios es grande en el Sinaí y porque las mujeres gallegas son "la mujer" por antonomasia (y eso que he dicho un post antes que no creo en esencialismos) Galicia funciona, en lo que funciona, fundamentalmente por las mujeres.
Habrá un par o 200 excepciones, desde que fue un hombre quien fundó Inditex (pero no se olviden de Rosalía Mera) hasta ... nada, me sale la Condesa de Fenosa, cascadita la pobre, pero una mujer de armas tomar. Lo dicho, gallegas unidas jamás serán vencidas.
Elisa emigró con 40 años, un marido de 49 y cuatro hijos, la mayor ya casada a la que dejó a cargo de sus hermanos, a EEUU, New York, Manhattan. A servir. Su marido a hacer carreteras.
Trece años que pasaron ambos trabajando allí. Un fenómeno, Elisa. Lista como el hambre, currante donde las haya. Vuelve a España y ¿qué hace? Pues seguir trabajando, todos los días, ni uno que falta la mujer. Venía todos los días a mi casa (que es la suya realmente) a limpiar a los cerdos, dar de comer a las gallinas, sacar a los perros (bueno, no, a darles de comer, he sufrido lo indecible viendolos metiditos en el corral y sin poder salir, soy una mujer de ciudad donde los habitos con los perros son distintos). Todos los santos días, + la huerta, + atender al marido, a los hijos, nietos. Digo yo que podría echarse a descansar, pero ella no, erre que erre.
"Elisa, ese saco que llevas debe de pesar 20 kilos". "40, que pesa 40". A la espalda como si fuera una mochila. Pim, pam, pum, sube coche, baja coche, marido incluido para que no se aburriera solo en casa.
"¿Vienes a tomarte un vinito, Elisa, a casa de tu cuñada?". "No que tengo que darle el Cintrón a Jose".
Qué conversaciones hemos tenido, cuánto nos has cuidado y qué cariño os hemos cogido. Un metro setenta y algo de mujer, has tenido que ser un bellezón, pero además eres buena y nos haces mejor a quienes te conocemos.
Y encima me ha regalado unto, judias blancas (alubias también llamadas), tocino, huevos. Tengo que decir que eso también te añade mucho, pero en lo accesorio, en lo esencial es como eres tú sola, sin unto ni cerdo que valga. Pero también ayuda, yo soy así.
"Cómo te eche de menos cuando te fuistes a Francia, porque tus sobrinos, sabes, son majos, pero yo a tí te quiero como mas... ". Gracias Elisa, yo también te eché de menos. Yo también te quiero mucho.
A veces los lugares no son lugares solo sino las personas buenas, pacientes, inteligentes, con una historia detrás apasionante, dura muchas veces, contada sin darse importancia.
Así es Elisa, así es Galicia. A excepción de Pepiño Blanco. Nobody's perfect.
He sido muy feliz y he descubierto personas que son más bien personajes. Elisa, mi patrona, ha sido la mejor y la más importante. Elisa resume lo mejor de Galicia, es su mejor paisaje, ella solita.
La mujer gallega en general, y desde luego que Elisa en particular, son quienes cortan el bacalao en Galicia. A Dios gracias. Es una lástima, diré, que no manden más... todavía.
Porque Dios es grande en el Sinaí y porque las mujeres gallegas son "la mujer" por antonomasia (y eso que he dicho un post antes que no creo en esencialismos) Galicia funciona, en lo que funciona, fundamentalmente por las mujeres.
Habrá un par o 200 excepciones, desde que fue un hombre quien fundó Inditex (pero no se olviden de Rosalía Mera) hasta ... nada, me sale la Condesa de Fenosa, cascadita la pobre, pero una mujer de armas tomar. Lo dicho, gallegas unidas jamás serán vencidas.
Elisa emigró con 40 años, un marido de 49 y cuatro hijos, la mayor ya casada a la que dejó a cargo de sus hermanos, a EEUU, New York, Manhattan. A servir. Su marido a hacer carreteras.
Trece años que pasaron ambos trabajando allí. Un fenómeno, Elisa. Lista como el hambre, currante donde las haya. Vuelve a España y ¿qué hace? Pues seguir trabajando, todos los días, ni uno que falta la mujer. Venía todos los días a mi casa (que es la suya realmente) a limpiar a los cerdos, dar de comer a las gallinas, sacar a los perros (bueno, no, a darles de comer, he sufrido lo indecible viendolos metiditos en el corral y sin poder salir, soy una mujer de ciudad donde los habitos con los perros son distintos). Todos los santos días, + la huerta, + atender al marido, a los hijos, nietos. Digo yo que podría echarse a descansar, pero ella no, erre que erre.
"Elisa, ese saco que llevas debe de pesar 20 kilos". "40, que pesa 40". A la espalda como si fuera una mochila. Pim, pam, pum, sube coche, baja coche, marido incluido para que no se aburriera solo en casa.
"¿Vienes a tomarte un vinito, Elisa, a casa de tu cuñada?". "No que tengo que darle el Cintrón a Jose".
Qué conversaciones hemos tenido, cuánto nos has cuidado y qué cariño os hemos cogido. Un metro setenta y algo de mujer, has tenido que ser un bellezón, pero además eres buena y nos haces mejor a quienes te conocemos.
Y encima me ha regalado unto, judias blancas (alubias también llamadas), tocino, huevos. Tengo que decir que eso también te añade mucho, pero en lo accesorio, en lo esencial es como eres tú sola, sin unto ni cerdo que valga. Pero también ayuda, yo soy así.
"Cómo te eche de menos cuando te fuistes a Francia, porque tus sobrinos, sabes, son majos, pero yo a tí te quiero como mas... ". Gracias Elisa, yo también te eché de menos. Yo también te quiero mucho.
A veces los lugares no son lugares solo sino las personas buenas, pacientes, inteligentes, con una historia detrás apasionante, dura muchas veces, contada sin darse importancia.
Así es Elisa, así es Galicia. A excepción de Pepiño Blanco. Nobody's perfect.
5 comentarios:
hice esa misma foto en agosto, maravillosa playa, soledad, mal tiempo en agosto. Chove, chove chove.
Y en mi mente...
Almeria...
Afuellador.
¿Mal tiempo este mes pasado de agosto? ¿Estás seguro que estuvimos en el mismo sitio? Carnota, Carnota, el momte Pindo al fondo, Lira antes, Finisterre en el horizonte.
¿Importa tanto que llueva alguna vez? Luego sale el sol, siempre sale el sol.
Con todo, Almería es también otro lugar maravilloso. Mi hermano y mi cuñada van mucho, soledad esta vez con calorcito, desierto... Todo tiene su belleza... todo.
gracias por entrar en mi casa, en ella estás... afuellador
¡¡¡Qué alegría!!! No había leido esto antes, sino te habría contestado. Estás hablando de la mejor zona de Galicia. LLevo toda la vida veraneando a 12 Km de Carnota, en Louro. ¡¡¡Qué morriña!!!
Conozco Louro, especialmente su laguna, preciosa, hablé de ella en los Pajaritos´.
Toda la zona es un lugar estupendo para veranear con amigos, con familia, con niños, con adolescentes, sola: como quieras. Se come de muerte, la gente es encantadora, el monte es precioso, las playas ¿qué te voy a decir que tú no sepas?
Adoro Galicia, estoy enamorada de la zona. Pero mantengámoslo en secreto, Robert, digamos que llueve muchísimo y que es mejor no ir. Que es un rollo.
Parte de su encanto es que no hay gente. Lo siento, no es ser elitista y selectiva, es que no aguanto el mogollón playero o cualquier tipo de mogollón.
Los lugares los hacen sus gentes, son las que les dan el sentido de plenitud a cada sitio. Bonito lugar...
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