Fui a comer hace dos semanas a casa de Miriam. Me puso de aperitivo migas con uvas, buenas hasta decir basta. El caso es que me animé a hacerlas. Mi abuela Aurora me contaba que cuando era pequeña en Almadén, donde su padre trabajaba en las minas de mercurio, los pastores las tomaban con lagarto, la proteína que tenían más a mano. Las ovejas que cuidaban no podían matarse así como así.
Como las sopas de ajo las migas son comida de campo, de cuando éramos pobres en España. Junto a las gachas y otras recetas tradicionales hechas con menos y nada alimentaron a generaciones enteras de españolitos, mal comidos pero fuertes y resistentes los que salían adelante, no hace falta más que ver las fotografías de nuestros antepasados.
“Niña, ponte recta en el caballo” nos gritaba mi tío Fernando al dar clases de equitación, “parece mentira que seáis de la generación del Pelargón y no la del garbanzo machacado, así nos criamos nosotros y no nos quejábamos tanto...” Hasta los años 60 comida de pobres, y eso cuando se comía en España. El pollo, según recordaba mi madre, se tomaba en escasas ocasiones, eran de granja. La industria avícola estará denostada pero gracias a ella comemos. Mi tía Tere, que en paz descanse, nos trajo un pollo de verdad de Rueda hace unos años. Lo sacamos a la mesa y el pollo, el muy desgraciado, parecía que había hecho aerobic con Jane Fonda, no pudimos hincarle ni el tenedor de duro como estaba.
Desayuné migas con tocino, chorizo y huevos el sábado y domingo. Quizás este fin de semana las haga si me sobra pan. Luego hablan de lo sano de la dieta mediterránea, tiene guasa. Sano no sé, pero rico y para aplacar ese hambre que te entra al mediodía, una maravilla al alcance de cualquiera.
Hoy es Miércoles de Ceniza, ayuno y abstinencia. Hay hambre porque además al calentarlos he quemado los chipirones rellenos que hice ayer con mucho cuidado. Si escribes, no cocines; si hablas por teléfono, otro tanto (mil disculpas, Maria José, por el improperio que he soltado al aparato). Y no aprendo, vuelve a pasarme una y otra vez hasta que queme la casa. Menos mal que Olimpia ladra cuando hay humo, es un detector relativamente barato.
8 comentarios:
Mi abuela me hablaba de esos tiempos en que el pollo era un alimento prohibido a los pobres y el bacalao era lo que solían comer las clases más bajas.... Y hoy el pollo es prácticamente rancho, y el bacalao plato estrella en muchos restaurantes exquisitos
Migas ¡¡¡umhhh!!! Me encantan. Estuvimos en las Sierras de Cazorla y Segura a mediados de otoño y descubrí las migas de harina, que ricas también...
Cuando mis padres vivian en Noja traían un pollo de corral todas las Navidades. Mi madre hacía jeriveques hasta que conseguía meterlo en el horno y lo tenía allí durante hooooras. Estaba riquísimo, nada que ver con esas pechugas blancas que nos comemos ahora. Está claro que al pollo de la tía Tere le faltó tiempo de horneado...
Lastima de chipis. Yo tampoco escribo cuando cocino, pero si te han llamado...
Besotes!!!
PD Me ha venido genial el recordatorio de Miércoles de Ceniza. Gracias!
¡Un texto tremendamente evocador! Muy fluido y precioso, Aurora.
De mi tierra no son muy típicas las migas, pero mi abuela siempre me recuerda que eran ellos los que pescaban los peces en la ría del pueblo, y mataban las gulas en la bañera. Y los días de celebración, se las apañaban entre todos para retorcerle el cuello a la gallina.
La que más me gusta a mí es la costumbre que se tenía entonces en Picos de Europa de darles a los niños un chupito de orujo en el desayuno de los días de invierno, para que fueran bien calentitos al colegio. Creo que si se hiciera eso hoy en día, con tanta protección al menor, te retirarían la custodia del niño 1) Por darle alochol, 2) Por dejarle que vaya sólo andando a clase...
Te llamaré para preguntarte qué tal va lo de la lectura de hoy, ¿De acuerdo? Y a ver si yo me puedo arreglar horarios para poder ir semanalmente, porque es algo de lo que tengo unas ganas tremendas.
Por cierto, te tengo que pedir un favor, pero ya te contaré,
Un beso!
Irene
Miguel, y ¿qué me dices del precio del bacalao ahora? Iba a hacer potaje para mañana pero me parece que va a ser potaje viudo (sin bacalao, solo con espinacas, zanahorias y los garbanzos)
Polita, eso es, de corral, no de granja, que me he equivocado, lo corrijo. La sierra de Cazorla me encanta, tengo muchas ganas de volver, Jaén (de donde es creo que Retablo de la Vida Antigua, echa un vistazo a su blog, sabe un montonazo) es precioso.
Irene: genial tu comentario. Me he reído mucho, yo he visto todavía mojar el currusco de pan en vino en alguna parte para dárselo a un niño... Como para comentarlo hoy, nos meten en la cárcel. Te llamo y te cuento: he seleccionado cuentos de la Pardo Bazán, algo de Vuelo Nocturno de Saint Exupery, otra cosa de la Ginzburg, otras de Victor de la Serna de viaje por España y algo de Eugenio D'Ors, me pidieron a Clarín y no tengo nada en casa, voy a buscarlo ahora a la librería de mi barrio.
La Andalucia interior es preciosa y una gran desconocida. Y para los que nos gusta andar y disfrutar de todo lo que nos da la naturaleza, un verdadero filón.
Me paso por Retablo. Graciassss.
La próxima vez que vengas por casa, que espero que no sea muy lejano, tocará migas. Feli es una experta y además es capaz de darles toques creativos.
Lo del pollo me ha recordado a uno que me pusieron en Guinea Ecuatorial ese bicho debía ser corredor de maratones, fibroso y duro como él solo, A mitad de la comida le dije: "Pollo, te pongas como te pongas esta batalla la voy a ganar yo". Los guineanos se casi se caen al suelo de la risa. En cambio, unos dias después me pusieron víbora cornuda y estaba tierna y exquisita. :-)
Polita, sí, el interior de Andalucía, tan variado, atrae. Solo conozco Úbeda y Baeza, algo de la sierra de Granada y la de Málaga y poco más, me dan ganas de tirarme del Ave cuando paso... Un abrazo, guapa.
Jesús, me doy por invitada rapidamente. Lo del pollo guineano es genial, me he acordado de Indiana Jones y el Templo Maldito con lo de la víbora, al fin y al cabo en Galicia toman lampreas... y si te pones a pensar los langostinos (que me encantan) tienen pinta de saltamontes muy grandes, no sé, tanta carcasa... "Todo lo que vuela y no es un avión y todo lo que tiene patas y no es una mesa" decían en China que se comían...
Pues te recomiendo vivamente Grazalema. Una pasada... Naturaleza, tradiciones, arquitectura popular, gastronomía. Vamos, de to'.
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