Fui al cine a ver "Dos hermanos". De vez en cuando hay que ventilarse con una película en sesión de tarde, casi sola en la sala, ir y volver al Renoir de Cuatro Caminos andando.
La historia va, naturalmente, de dos hermanos. Son argentinos, en torno a los sesenta años, ella, Susana, Mirtha Legrand, él, Marcos, Antonio Agasalla. Entre Buenos Aires y Villa Laura en Uruguay, uno vive en la ciudad, otro se va a vivir a un pueblo pequeño por diversas circunstancias que no hay que destripar. Conviven, tienen también su vida aparte. Uno de los dos es tramposo, manipulador, vitalista, hiperactivo, agotador, no hay quien le aguante y ha creado una ficción en la que vive y enreda a los demás, a su propio hermano. El otro es de esas personas que se "quedaron" cuidando a su madre, con un modo de mirar y de pedir poco, de dejarse hacer resignado. Hay un humor fino, argentino y judío, o a mí me lo parece, ternura y compasión, dos personajes muy bien tallados.
Pero además en Villa Laura aparece un actor de mediana edad que está montando "Edipo Rey" y en Buenos Aires un galán parecido a Clint Eastwood. Se puede aprender a montar en moto a los sesenta años o subirse a un escenario, solo hacen falta ganas. O sea, esos milagros constantes que tiene la vida. Y para eso está el cine, para recordárnoslo.
Me ha encantado la película. Los hermanos hacen muchas cosas por los hermanos. A veces se olvida porque se va demasiado rápido, o se es muy desgraciado, se está muy solo como para apreciar a quien se tiene o tuvo cerca. Y luego ese retrato, aunque no es el tema de la película para nada, tan medido en mi opinión, de un hombre homosexual que no va de loca ni va de nada, lejos de los tópicos habituales.
Creo que la dirección de Daniel Burman es estupenda, el guión excelente y diferente, nada ya contado o así contado. Está basado en la novela "Villa Laura" de Diego Duckobski. Y las dos interpretaciones son una desmedida y la otra medida, como corresponde a cada personaje. Los secundarios también son muy buenos. Da gusto ver a actores tan contenidos y creíbles. Conviene no perderse los títulos de crédito al final. Es posible que un piano, Irving Berlin con su "Tipping on the Ritz" y Edipo Rey casen.
Volví andando calle Raimundo Villaverde abajo. Oí a unos pájaros en mitad del ruido del tráfico. Me paré un rato. Identífique a tres o cuatro herrerillos. Javier Barbadillo o Jesus Dorda lo podrían decir con seguridad. Era curioso escucharles a pesar del estruendo reinante. Al lado un parque lleno de niños pequeños de todos los colores, como corresponde al barrio, también piando.
2 comentarios:
Una peli muy apetecible, me la apunto
Te agradezco el comentario de la peli porque así intentaré verla.
Y hablando de comentarios y avistamientos: puede que fueran herrerillos...¡Cosas más raras se han visto por esa calle!
(No hay como llevar los ojos bien abiertos, al cine y por la ciudad)
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