Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
viernes, 7 de noviembre de 2008
Casas y personas 1)
Para mí la casa es un espacio fundamental. Me encanta estar en la que hasta ahora era mi casa, la de mi madre. Me encanta ir a las casas de mis amigos, de mi familia, y que vengan a la mía. Más que salir: es más barato, es más tranquilo, menos ruidoso, nadie te mete prisa para que te vayas, y tienes la cena y la copa seguidas sin pasar frío y esa eterna pregunta de "ahora ¿dónde vamos?".
Me encuentro cómoda en la mía, en las de los demás también. Sean como sean. Si no lo estoy, no voy, o no vuelvo. Como sé que quien viene a la mía lo hace porque le gusta. Si no, no vendrían.
A diferencia de algunos británicos, por no mencionar los alemanes que yo he conocido, no hace falta tener la casa perfecta, ni la comida perfecta, ni ser "el" anfitrión por antonomasia para que la gente venga a tu casa: por Dios, qué pereza.
Pienso que sólo hace falta que te guste la gente, querer compartir un espacio que es tuyo (aunque sea alquilado) y luego, porque comemos y bebemos, poder dar de comer y beber algo bueno. Pero igual que una no va a casa de su prima porque le salgan las lentejas como a nadie, sabe bien que lo de menos casi es lo que se pone en la mesa, aunque uno se haya esmerado y esté incluso bueno. Esto da mucha tranquilidad.
Es una gozada poder tener las puertas abiertas a la gente y saber también que por compromiso, en ciertos círculos, no se hace nada. Así que no hay visitas de esas "sociales", o laborales, gente a la que "tienes" que invitar porque ellos te invitaron o porque son tus jefes, o porque necesitas que te hagan un favor o devolvérselo, por quedar bien, en definitiva.
Es una cosa estupenda no tener que quedar bien con nadie. Mi casa no es un castillo, pero es sagrada, como las de mi familia y amigos.
Cada vez que entro en una casa me dice algo la casa. Es como si me hablara.
Cuando he buscado casas para vacaciones, para vivir también hace ya muchos años, el criterio no era sólo cuánto podía pagar -que lo es, el primero- o dónde me venía bien vivir por el trabajo o en vacaciones.
Por lo que me dejo llevar es sobre todo por el instinto, en esto del inmobiliario también.
¿Me dice algo esta casa? Si me dice algo, entro. Si no, me quedo fuera. Con santa paz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
La casa tiene que tener siempre detalles que le den un tono personal, algo que acredite quien la ocupa. Seguro que lo consigues.
Y te respondo a tu pregunta del anterior post, que no he visto hasta ahora: soy el de corbata granate y gafas, segundo por la derecha de la foto.
Creo que lo he entendido bien. Vas a vivir en una casa, no en un piso. Una casa con mucha luz. Ya tienes la tres cuartas partes de lo que más me atrae de una casa. La luz. No he descubierto su importancia hasta que yo también me mudé a una casa con toda la luz que una casa puede tener. Estarás de maravilla. Y tanto (esto es muy catalán... perdón) que hablará. Por eso creo que hay que ir poniéndola despacio, según las necesidades, que vas descubriendo con el tiempo. Una casa para acoger,para reunir. Bingo, Máster. El espacio, por desgracia, hoy día es un lujo. Pero es cuestión de prioridades. El lujo del espacio no es comparable con ningún otro.
Si no te importa que me alargue, me gustaría contarte que estamos hasta el cuello por vivir en una casa donde no nos tropecemos. Pero en esta casa podemos convivir todos, pueden venir amigos de los hijos, en verano pueden estar mis cuñados con sus cuatro niños (apretados, pero cabemos), de cuando en cuando aterriza un grupo y les explico lengua o filosofía en la sala de estar ... grande. Habría que pintar, reparar las puertas, cambiar alguna ventana, una escalera que parece un puzzle de cerámica... Y no se llega. Pero lo importante es que se está bien, es cálida y acogedora, con muebles de familiares y amigos que nos los han dado y hemos reciclado. No hace falta ir de vacaciones para huir del ruido de la ciudad, se puede ir andando a la playa. ¿Qué más se puede pedir? Contando el céntimo de euro, pero a gusto.
¡Qué plasta!. Se está bien en tu casa virtual.
Un beso
Hola, Modestino, no le hagas caso a Suso, que estás genial, y lo que pasa es que claro, si se come bien, pues se come bien...
Lo del detalle... y me gustaría, estoy por ahora con los básicos: lavadora, nevera, cama. Pero tengo cuadros, libros, eso sí es muy personal.
Sunsi, es que somos muy parecidas. Me horroriza tener las casas "para mostrar" y me horroriza hacer la "visita" o que me la hagan. Otra cosa es que se ofrezca algo de comer y beber (fundamentalmente lo segundo). Me voy tan lejos porque el espacio para mí es vital, quería un sitio donde si vienen mis sobrinos y se quieren quedar a dormir, no problem, o mis amigos, o mi madre, etc.etc. y aquí no lo podía tener.
No necesito bajar a Madrid a trabajar todos los días, lo hago desde casa. Es un lujo, lo sé.
Me encantan las casas con juguetes de por medio. Acabo de volver del Boalo y Olimpia encontró un patito de una niña y me lo trajo encantada. Lo "único" que me consuela un poco en esta situaciónd de "cierta estrechez"... es que sé que todo el mundo que yo conozco que tiene dinero, pone unas casas de espanto, y todo el mundo que yo conozco que anda apuradita, con niños y tal (o sin ellos), pues resulta que acaban teniendo unas casas mucho más acogedoras, apetecibles y bonitas. Lo digo como lo veo. El dinero a veces estorba. Y quien no se consuela es porque no quiere. Hale...
Publicar un comentario