Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.
viernes, 7 de noviembre de 2008
Casas y personas 2)
Yo en obras no me meto. Y si veo que una casa las necesita, no la alquilo.
Nunca pienso en el "potencial" que tiene una casa. No imagino "mira, por aquí le pones una escalera, o le abres este pasillo". Ni en la propia ni en la ajena. Jamás.
Me gustan las casas como están, no me voy a poner a llamar a albañiles a estas alturas de la vida.
Ni quiero que me los pongan en la mía.
Pensé el otro día, un segundo nada más, que la casa del Boalo, donde me voy a vivir, estaría mejor con una mano de pintura. Posiblemente estaría mejor, sí, queda algún garabato infantil en la pared, un pequeño golpe aquí y allá. Pero la casa es tan...
luminosa
solitaria
y acogedora a la vez
que he decidido dejarla como está, con algún desconchón que otro y el rastro de las niñas (7, 3 y 1 año) que la habitaron.
Ya sé que una mano de pintura pintura no son obras mayores, pero de momento, voy a mirarla y disfrutarla como se encuentra, en su desnudez y con todas sus carencias y defectos.
Me gusta pensar que esa casa ha hecho feliz a una familia. Que una mujer antes que yo la planeó, pensó, disfrutó y comenzó a criar a tres niñas junto con su marido en ella.
Eso, no sólo los árboles, el lugar, el espacio o saber que podré traer a gente, es lo que me ha hecho alquilarla.
Dejaré que la casa hable cada mañana, aunque sea yo tan habladora. Porque tras las palabras se produce a veces ese silencio de cuando estás muy a gusto en un sitio. Por eso a veces ni hablo en algunas casas, observas y piensas "qué gente tan lista (o tan lo que sea) hay en esta casa". Y te sirves tú misma un gin tonic, te sientas en el brazo de un sillón, como si estuvieras en casa propia, y sigues escuchando lo que la casa dice o sus habitantes cuentan. Y piensas.
Mi nueva casa dará sus horas, cuándo entra y no entra la luz, contará sus costumbres, abrirá sus rincones y huecos. Dirá qué necesita a medida que la vivamos Olimpia y yo, seguro.
Ahora esta vacía, tan bonita en su desnudez, con nada. Da sensación de provisionalidad, me gusta así. No me da miedo el vacío. En cambio me aterra llenar el espacio o lo que sea como una obligación, porque hay que llenarlo. Un espacio vacío es igual al silencio, no hay que sentirse incómodo. Sólo hay que dejar pasar el tiempo. Y hasta disfrutarlo.
Mi casa también la harán mis amigos y mi familia, cuando vengan a comer o a cenar, se dejen caer sin avisar (para eso quiero un congelador grande), se queden toda la tarde o hagan una visita relámpago.
En ellos confío para llenar ese espacio y tiempo domésticos como solo las personas lo pueden hacer. Es una casa para no sentirme sola cuando lo esté, y para tener siempre sitio para los que vengan como amigos, como familia.
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13 comentarios:
No te lies con los post y hazlos del tirón.
Me apunto al gintonic
Es que salía demasiado largo... y para facilitar la vida a la gente...
Algunas veces, cuando andas de viaje, no tienes casa fija, ni cama normal, ni habitación de invitados, ni cocina, ni aseo.
Pero se ven cosas maravillosas.
MILAGROS BLANCOS.
Estoy embarcado en el mercante “Nuestra Señora de los hielos”.
La razón por la que me han dejado embarcar ha sido que necesitaban un “ayudante de cabrestante” para el helicóptero.
Los dos últimos que habían contratado habían dimitido por crisis de estrés.
Este buque abastece regularmente la Base Marambio y a la Base Esperanza.
Como a veces la mar está brava, el buque no puede acercarse a la costa; entonces el capitán dice lo de “echad el ancla y que salga el helicóptero”.
Cuando hace mucho viento – es decir, todos los días-, es mejor bajar la mercancía con la grúa o cabrestante.
Y allí estoy yo, cable arriba, cable abajo. Fardo de comida arriba, fardo de comida abajo.
El helicóptero, que es un viejo artefacto ruso, tiene mucha potencia pero de estabilidad anda un poco flojeras.
La tripulación de la aeronave se suele beber una botella de vodka antes de cada maniobra, telefonean a su familia, se despiden y firman su testamento.
Yo como no tengo familia ni propiedades, me conformo con lo del vodka.
Esta mañana hemos volado sobre el Océano Glaciar Antártico.
Hacía un viento del carajo. Unos veinte nudos.
Esta máquina vibra como una vieja locomotora de vapor.
La trayectoria indefinida que hemos trazado desde el buque hasta tierra, parecía guiada por la mano de un piloto borracho de vodka. Esto es así porque el piloto se había bebido media botella antes de despegar del buque.
El resto de la tripulación gritaba enfurecida por el miedo y por los continuos vaivenes de la aeronave.
El piloto se ha dirigido a mí y me ha gritado:”Driver, suelta los fardos y huyamos de aquí a toda velocidad.”
He manejado el cabrestante como Dios me ha dado a entender, intentando no aplastar a ninguno de los científicos que estaban en tierra, agitando unas pañoletas rojas.
No estoy muy seguro de no haber aplastado a alguno.
Y de pronto, cuando el piloto ha emprendido la huida, lo he visto.
Una inmensa manada de ballenas grises.
Emergían de las profundidades para respirar.
La bestia más grande que Dios nos ha regalado.
Sus bufidos eran tan potentes como los chorros de agua que sueltan cuando emergen.
Y en medio de la manada, un pequeño ballenato blanco. Iba pegado a su gran mamita.
Un ballenato blanco. Que, visto desde 800 pies de altura, subido en un viejo helicóptero ruso, rodeado de una tripulación borracha y alterada por el miedo…
Me ha parecido la viva imagen de la inocencia.
Una blanca inocencia, nadando cerca de las latitudes polares.
Donde los mapas se acaban.
La casa de cada uno ,es el rincon donde realizamos nuestros sueños...
Incluso el de la siesta, jajajaja
Driver, que relatos tan bonitos y que riqueza de sentimientos ...
Un saludo
Driver, muchas gracias, me encanta, y así sin previo aviso, estilo Driver 100%, el cuento tiene muchas cosas: frío, hielo, vodka, helicópteros ... y ballenas, impresionante animal. Bíblico, como de otro mundo, misterioso...
Oye ¿tú no ibas a estar el fin de semana currando como un animal por un pelmazo que "tiene" que inaugurar algo? Jo, duerme alguna vez ¿no?
Mari Paz: gracias, tienes razón, es para los sueños y para la siesta, por supuesto, y para los amigos y la familia. Es fundamental la casa, el espacio propio.
Pues a mí me pasa lo contrario, Máster. Cuando entro en una casa tiro todo lo que han dejado los habitantes anteriores y no me quedo agusto hasta que le doy una capa de pintura, haga falta o no.
Por cierto, a ver si te enteras quién ha instalado las ventanas de tu casa, que yo las quiero igualitas para la mía.
Saludos, Patricia.
Me encantaría que describieras tu casa, Máster. Y dónde piensas colocar tus nubes.Igual es mucho pedir. Me la imagino como "la casa de la pradera"
Besos.
Hola, guapa, ¡vaya celebración ayer! ¿eh? De nuevo enhorabuena, qué alegría, Sunsi, 21 años son muchos.
De la Casa de la Pradera tiene mi casa muy poco: es más "agreste" por fuera. Tengo como una dehesa enfrente con ganado incluído. La Maliciosa la tengo detrás, la veo desde la cocina. Hay un par de abetos en el jardín grandes pero muy descuidados. Nada fino ni terminado, es una urbanización de los años 70, calculo, para que te hagas una idea.
Tendré que hacerme el propósito firme de arreglarme porque si no voy a acabar como esas inglesas excéntricas con las botas de agua, siempre con pantálones, el pelo horroroso y oliendo a perra... Camila antes de Carlos (después también, pero en fin): un horror.
Está la casa en un llano, con orientación al sudeste. Me gustaba mucho Miraflores, Cercedilla o más arriba, pero sé que es duro en invierno y yo necesito mucha luz, no quería una montaña que me diera sombra o frío, el invierno en la sierra puede ser largo. Aunque me gusta tener cerca las montañas, pero o estoy arriba del todo o con bastante horizonte ... o en la mitad -encajonada en un valle- me ahogo y tengo frío.
Las nubes están en la Maliciosa, al noroeste de mi casa, muy cerca, La rondan, la suben, la bajan, siempre están ahí. También más al oeste, hacia Navacerrada. Las veo todo el tiempo, aunque hoy había mucho sol, pero ahí estaban: pegadas a las montañas, a los picos.
Podría seguir, pero es que es un rollo... parezco el National Geographic...
perdona, Patricia, es que no localizo a la dueña de la casa, pero creo que las ventanas son muy normalitas, en cuanto lo averigüe te digo. Y gracias por explicarme el madrigal, me ha encantado, cada viernes poesía eh? así aprendo...
Tranquila, Aurora, si no corre prisa. Las vamos a renovar cuando llegue el buen tiempo porque no es plan hacer obra con la rasca que se avecina.
¡Qué asquito das!. Lo que yo haría en ese jardín tuyo... Uf, no lo conocería ni la madre que lo parió. Date prisa, vete al Fronda a por unos bulbos y plántalos. Veras qué maravilla en primavera.
Perdona la tardanza, Máter. He dormido fuera con críos de catequesis de comunión... ya no estoy para estos trotes.
Recuerdo que mi amiga María, cuando se mudaba -lo ha hecho unas 20 veces- decía: esta casa es divertida, está todo por hacer.
Una descripción para luego cerrar los ojos y visionarla. Creo que vas a ser muy feliz, con días de pelo alborotado por el viento, botas todo-terreno, pico y pala...
Una casa divertida.
Gracias por dedicarme la desripción. Y me arreglo un poco para ir a Misa, que tengo un careto de no dormir. Ya no me acordaba de esos tiempos, con críos que no hay manera de que callen.
Besos
Es la primera vez que paso por aquí y me he quedado prendada de todo lo que dices sobre la casa, ese espacio habitable, especial y único para cada persona que la vive.
Y el lugar, el Boalo, sólo lo conozco a través de la escritora Carmen Martín Gaite que tenía una casa allí, so sé si la conserva su hermana.
Lo que escribes es muy hermoso.
Saludos.
Gracias por venir, Isabel, y por comentar.
Hay entradas mas "intimistas" (no me acaba de gustar mucho la palabra, pero en fin) y otras menos, ésta y la anterior son de las que más me gustan a mí porque la casa de una ... es una también... Y no me gusta tampoco que me hagan obras ;-)
Espero que mis 3 comentarios no te hayan parecido excesivos, pero me ha encantado tu blog, tan limpito, con entradas tan sustanciosas. Me encantaría escribir como tú, pero desafortunadamente soy como soy.
Un abrazo y siempre eres bienvenida
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