30 de noviembre, convivencia en la parroquia con los niños de primero de catequesis, ginkana final con "pruebas" relacionadas con lo que llevamos visto del Antiguo Testamento.
Había que buscar estrellas al hilo de lo que Dios le dijo a Abraham "Mira el cielo y cuenta si puedes las estrellas; así de numerosa será tu descendencia".
La verdad es que me emocioné con la prueba. Yo, que no he tenido hijos propios, sé que Dios cumple siempre sus promesas con Abraham y con quien sea.
Así que corrí entusiasmada detrás de los niños a buscar las estrellas. Me olvido (a veces) de que ya no tengo veinte años, por cierto.
Resultado: monumental caída y ver esas "otras" estrellas; rotura del quinto metacarpio de la mano, ay, derecha; ojo a la funeraria porque me clavé las gafas; moratones diversos.
Pero todo, como me dijo E., fue providencial: cuando ya había entregado las galeradas.
Los cardenales desaparecieron en dos semanas, pero la escayola la tuve un mes, la mano recuperándola en estos momentos.
Primer día hoy que puedo escribir un texto de corrido en el ordenador sin que me duela. Qué cosa son los huesos (también muy bíblicos, tela).
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"Riose Sara para sus adentros"...
Que no te rías, Sara, ¿hay algo imposible para Yaveh?...
"Que no me he reído", "Sí lo has hecho" (esto se lo cuento a los niños y les encanta, y, por cierto, Jiménez Lozano lo cuenta maravillosamente de otra manera en "Sara de Ur").
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Dios puede sacar también hijos de Abraham hasta de las piedras.... A esta parte del Nuevo Testamento donde les dice Jesús a algunos esto no hemos llegado aun, pero lo cuenta Mateo.