Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 30 de enero de 2025

Frío


Lo suyo es que haga frío en enero. Y lo está haciendo. Si hay sol, se soporta bien, sin él, y con viento, se pone uno muy mustio y triste, como el tiempo.

Me agarro un considerable trancazo de nuevo, la capilla de las Nieves no tiene calefacción y me quedo helada. Como no soy del mismo Ávila, tiro a floja y débil, no resisto, me vence el frío. Pienso en las carmelitas descalzas, sin calefacción voluntariamente, pero también en tanta casa donde no ponen la calefacción apenas porque no pueden pagar la factura, casas a menudo muy mal aisladas, con cerramientos antiguos por donde se cuela el aire continuamente.

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Vinieron unas amigas a comer el otro día, amigas del colegio, de esas que te han visto mordiendo el boli en un examen a ver si la inspiración llegaba. Lo pasamos genial, aunque no me lució la comida que hice, pero me da igual, es estar juntas lo que importa, que el pudding no acabe de estar en su punto justo el día que viene gente es lo de menos. 

Les conté mi espanto si tuviera que vivir sola, yo, que he vivido bastante tiempo sola precisamente. Que sí, que mejor solo que mal acompañado, pero si la compañía es buena es mejor que la mejor soledad, o yo así lo creo.

Tener a alguien que te cuida, que te mira cuando estás pachucha y te dice pobrecita y te trae la bandeja es un regalo del cielo, notar esa pierna en la madrugada en enero, saber que no vas a comer sola. Comer sola me da mucha pena. Hay que intentar comer siempre con alguien. Lo tengo pensado, si me falta Gonzalo le digo a una prima o a una amiga que se venga, yo sola, si puedo, no pienso vivir de ninguna manera (Gonzalo ante estos planes me dice que le estoy matando continuamente, y no es que le mate, es que ellos en general viven menos...). 

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Es mucho mejor ser la que llama y da la lata que decir esa estupidez que se dice (o piensa) a veces "no llamo por si molesto". A ver, lela, que si no puede coger el teléfono en ese momento no te contesta.

Y no es llamar sólo, es estar aunque no estés presencialmente. 

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Hay mucha soledad, muchas soledades diferentes. A veces se puede uno curvar sobre uno mismo por no molestar, por creer, más bien, que molesta. La soledad, aparte de un estado transitorio, puede acabar siendo una enfermedad que duele, cronificarse. Hay niños muy solitos, también jóvenes y no jóvenes, y por supuesto ancianos. No podemos dar nada por supuesto en cuestión de soledades y compañías. 

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Dios es nuestro gran compañero, claro, pero somos todos de carne y hueso. El "no es bueno que el hombre esté solo" tiene significados diversos, no sólo el de la dualidad sexual y el matrimonio, no. No estamos hechos para estar solos. Y Dios mismo es trino, un impresionante misterio.

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