Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Sobre


Sobre la Pelas, que ya he dicho que vive la que mejor, hay mucho que contar.

Ella no pide, simplemente espera. Y esa es, como decía Mario, la mejor manera de pedir a veces, sólo esperar, que algo ya caerá. Ya te ven ahí a la puerta del supermercado o de la iglesia como eres y estás, no hace falta decir nada. Con tener la bolsa ahí abierta, el cartón en el suelo o la mano extendida debiera bastar. No hay que dar explicaciones, se hacen cargo de tu situación los que quieran hacérsela, claro. Y los que no, no valen la pena. Todo eso al menos piensa la Pelas.

Aunque es cierto que hay gente que está muy hecha a que anden detrás de ella: "Señorito, deme pa'esto y pa'lo otro, que me pasó lo de allá o lo de más allá". Por lo que sea, son señoritos o señoras que le encuentran como el gusto a ese no responder a la primera, ni a la segunda, ni tampoco a la tercera. Quieren que estés trás de ellos porque son ricos de alguna manera y viven acostumbrados a que se les persiga, a que les rían siempre las gracias y hasta a que les cuenten las penas. También porque entre los que pedimos hay algunos que piensan que tenemos que contar historias verdaderas o a inventadas para dar así más lástima, que si no, no hay manera. Como decía Mario también, "quien no llora, no mama". En fin, que de todo hay.

Pero la Pelas, sin pedir, y pareciendo ella la que da a quien le da, que es que no hay quien se lo crea, y mira que tiene delito, es la que al final obtiene más entre nosotros. No por nada, ella es así. Y aunque no tenga ni dónde caerse muerta, pobre como todos nosotros, ni pueda decir esta casa es mía, porque tener, lo que se dice tener, no tiene nada ni a nadie, al final sobrevive y acaba saliendo a flote. Es la que consigue más monedas y algún billete que otro que guarda para cuando vengan malas y de verdad.

Se coloca al final de la iglesia la muy sinvergüenza. Escucha al cura como si se enterase, muy atenta. Piensan los feligreses que es hasta piadosa y los que asisten a misa se acaban sintiendo conmovidos, no porque pida, sino porque espera ahí, callada y quieta.

Bueno, también es por el olor ese que desprende la Pelas, todo hay que decirlo.

Es un poco sucia, se lava muy de tarde en tarde, y no por pobre, sino porque no le da la real gana hacerlo. Y al final es esa pobreza suya tan olorosa con la apariencia de piedad, con el orgullo o su dignidad, vaya Vd. a saber, es precisamente esa mezcla lo que les hace darle.

Pero ya digo, ella, pedir, no pide nunca. Simplemente está, y va como sobrada pero con el bolsillo del delantal bien abierto, que se vea vacío como está siempre, y al final, oye tú, que le da su resultado. Es la más vieja de nosotras y todavía sigue en esto. Así que es posible que esa manera suya de pedir sin pedir, con su presencia muda y constante, como de mula, funcione mejor que la nuestra.

4 comentarios:

lolo dijo...

El olorcillo como si lo hubiera "sentido" y el banco de la Iglesia me ha trasladado a uno antiguo de donde yo vivía.

Quiero esperar hasta muy vieja, como la Pelas.
Menudo truco que parezca que das cuando estás pidiendo...

Sinestesia Gastronómica dijo...

Vaya con la Pelas, de tonta no tiene un pelo, jejejeje

Aurora a ver si nos vemos, que hace mucho que no pasamos un ratin. Si subes por Madrid avísame. Besin

Máster en nubes dijo...

Un abrazo, Lolo. Todo verdad, lo he visto ;-), la iglesia no sería la de los redentoristas de Madrid, Felix Boix ¿verdad?

Raquel, de tonta, ni un pelo la Pelas, está viva y coleando ydebe de tener un colchón lleno de billetes, no me extrañaría nada. Tengo 2 viajes en 5 días, a la vuelta hablamos y nos vemos con Marisa y compañía.

Gracias por leer y comentar, a por ellos antes de que ellos vayan a por Vdes, que diría Furillo de Hill Street Blues...

sunsi dijo...

Lita , La Pelas. ¿No se lava demsiado porque sacaría menos?.

Etás metida del todo en estos personajes que viven "a su manera...".

Cada vez que te leo pienso en que no deja de ser otra forma de libertad.

Beiños, escritora