Bitácora de Aurora Pimentel Igea. Crónicas de la vida diaria, lecturas y cine, campo y lo que pasa. Relatos y cuentos de vez en cuando.

viernes, 11 de septiembre de 2009

En



En una ocasión le robaron la mochila a Jaime, o la perdió él, no se sabe. Estuvo como loco el hombre, ofreció hasta dinero por ella, pero no apareció. Por eso ahora escribe más, para recuperar lo que descuidó o le quitaron, y no se separa ya de la mochila azul, como sus cuadernos, ni a sol ni a sombra la deja ni se la confía a nadie.

Otra vez fueron unos gamberros que entraron en el cajero donde dormía Jaime con intención de molestarle. Él se lío a guantazos y casi deja tiesos a los muchachos. Vino la policía y estuvo detenido, pero al final salió. Debió de ser la familia de Jaime que de vez en cuando responde por él.

Jaime se mezcla con nosotros pero tampoco mucho, habla poco, va a su aire, no necesita de nadie. Dice que se ha acostumbrado a la calle y que no podría vivir ya de otro modo.

A mí me gustaría ser como Jaime, sólo le importan sus cuadernos y a los demás que les den. Y tener su dinero, claro. Porque aunque podría pedir, porque la historia que cuenta esa de que se fue de casa por no matar a la mujer mueve a alguna gente a ayudarle, él se empeña en que no, erre que erre.

Está claro que él o su familia tienen posibles, porque de algo hay que comer. Y Jaime es grande y tiene hambre siempre, aunque sólo escriba y no se mueva apenas.

7 comentarios:

María dijo...

Aurora... estoy siguiendo la serie, aunque no te comento.

Porque, lo cierto es que no sé que decirte... y me sabe mal poner un simple "me ha gustado mucho". Aunque es cierto, me está gustando la serie. Una gran idea lo de las preposiciones.

Un abrazo

Natalia dijo...

Me encanta leerte, Aurora, me encanta... Estoy de atracón, después de un mes largo sin entrar, pasándomelo en grande...
En breve te veo, ya me apañaré para aparecer por El Boalo o para pillarte al vuelo entre ídem, trenes y demás gestiones. "En tu casa o en la mía", pero en breve :-)
Un beso

sunsi dijo...

Aurora...éste "en" (y mira que me gustan todos) me ha enternecido especialmente...

Besos

Vir dijo...

Aurora, guapa, esta semana con lo de la charla en Galicia, he "desembocado" en tu blog: una grata sorpresa. Siento un poco que invado tu intimidad, pero me permitirás que te siga a partir de ahora, me encanta leer cosas inteligentes.

Toi dijo...

Oye de niño, de Hilario.... demasiados recuerdos agolpados de repente, el chiquitín cantándo en mi jardín, antes de subir por una suma de escaleras
y Pedro Guerra, alucinante, debajo del puente....
las canciones son de los que nos las regalan, no solo de los que las escriben
y tú nos regalas canciones, buenas letras puestas una detrás de otra con mucha sabiduría y mucha poesía

que especial eres, Aurorita

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Creo que no te gustaría ser como mi hijo Jaime.

Un fuerte abrazo.

Máster en nubes dijo...

Gracias, Rocío, me hace mucha ilusión que la leas y que te guste. Sé que la están leyendo, eso sí, pero no se quiénes, así que te lo agradezco.

Natalia, bueno, bienvenida, ya sabes que Paula -sin que la caigan piñas encima a la pobre- y tú sois bienvenidas (y Alberto, por supuesto). Mejor en mi casa ;-), es más comodo.

Sunsi, ya hablaremos, playa de nuevo, sur esta vez.

Vir, me da vergüenza esto, es un tema como ves no profesional -tengo otros para ello que tengo que desarrollar- , en fin, gracias por leer y me alegro de que te guste. Y por supuesto muchas gracias por tus gestiones, me viene fenomenal lo de Galicia y además me encanta ir. Me paso por ahí a por las revistas sin falta.

Toi, era como de cajón acordarme de ti al poner la música, cada vez que escucho a Hilario me acuerdo. Nos vemos el domingo te habrá dicho tu santa ¿no? Un abrazo.

Javier, tu hijo Jaime ¿es mendigo, escritor o va simple y directamente a su bola? Venga, un abrazo.

Gracias a todos por leer. Mañana más, pero daré un descanso a las preposiciones hasta la noche porque el atardecer de hoy ha sido, en dos palabras, im-presionante. Qué barbaridad, y pasa todos los días y nosotros tan panchos.